El concierto en la enorme mansión había terminado. Hace tan sólo unos segundos, un piano entonaba su canción melancólica como un letargo proveniente de una criatura sublime y distante, como si fuera un ángel en el cielo nocturno posando un par de ojos plateados y dos enormes alas que mecían el viento de una forma tan agradable que cuando menos podía decirse que era bendita. Pero ninguno de los tres guardias detrás de la puerta del salón principal tenía oído ni refinamiento musical. Eran exactamente como un trío de desgraciados ante las puertas del cielo ignorantes de la gracia que había más allá del horizonte que sus ojos les permitían observar. Luego, sonaron los aplausos antes de la media noche. Después los aplausos cesaron y sólo quedaron las voces de los invitados del otro lado de la puerta.
Greg Rivers, un simple guardia bostezaba. Se sentía cansado y no había podido disfrutar de la música que había tocado el pianista, aunque él mismo sabía que en ocasiones sus melodías lo habían hecho sentir algo familiar y pesado. Pero también tenía hambre y la garganta un poco seca. Quería beber champaña, vino o cuando menos cerveza, pero todavía le correspondían otras ocho horas de vigilia en la gran mansión.
Fuente
—¡Oye Greg!—Lo saludó Philhip, su compañero quien tenía más energía todavía que él. Phil se acercó con el aliento ligeramente apestando a alcohol.
—Phil, no deberías estar bebiendo mientras estamos de guardia—lo regañó Greg.—Ya sabes lo que pasará si el comandante te pilla incumpliendo con tu deber. Phil lo miró de reojo por unos momentos.
—Vamos, Greg, no se va a dar cuenta—rió.—Y tampoco es como si me hubiera colado a la fiesta. Sólo me bebí un par de cervezas junto a el viejo Ed y Charly en el lado oeste. Pero como verás no te pude traer nada—Suspiró.—Pero si te acercas rápido, antes de que el comandante vuelva a pasar por aquí, podrás beberte una cerveza bien fría allá con ellos.
—Esos dos viejos no tienen honor ni compromiso con el trabajo—dijo Greg. Phil sonrió abiertamente.
—¿Qué? ¿Me dirás que te lo estás tomando en serio?
—¿El qué?
—Esto de ser guardia, Gregory, ¿de qué más puedo estar hablando?—Dijo Phil seriamente. —No vamos a ser guardia real. Sólo es un trabajo temporal para poder costear los gastos de la universidad. Es mejor que alistarnos al ejército o a la policía.
—Pero por lo menos debemos tener un mínimo de honor, Phil—respondió Greg gravemente. Phil se volvió a encoger de hombros y reflexionó mientras miraba al piso.
—¿Honor y respeto, verdad?—Preguntó Phil. Greg asintió con la cabeza.—Ambos me los paso por el culo. ¿Ya viste a la hija del gobernador, no es así? Es toda una belleza. Una mujer joven, bien vestida y que seguramente tiene buen juicio. Me dan demasiadas ganas de fornicarla.
—¡¿Pero qué cosas dices?!—Greg sonaba furioso.
—¿Verdad que sí, Greg?
—Si el comandante oyera eso, nos patearía el culo y no nos pagarían una mierda, Phil.
—Eso es cierto, amigo—dijo mientras se apoyaba la espalda contra la pared.—Pero no dejes que esa mosca te pique. Ahora no nos puede oír. ¿Verdad que dan ganas de follársela?
—Sin duda. Es hermosa y joven.—Phil asintió al escuchar la respuesta de su amigo.
—Y esa otra mujer. La del pelo rubio y rizado largo hasta el culo. Tenía un culo muy grande—Phil hizo el gesto con las manos.—Daría lo que fuera para poner mi lengua dentro de su culo. Sería el lugar más caro y lujoso en donde la haya puesto.—Se rió y Greg también. A continuación, escucharon unos pasos desde la parte de atrás, y ambos hombres se pusieron firme sacando el pecho. Era el comandante. Un hombre alto como un oso y tan fuerte como un elefante. Con una voz tan dura como una roca y firme como una espada.
—Ustedes dos par de escorias estáis haciendo demasiado ruido—dijo el hombre con aquella voz marcial que haría que lo obedeciera hasta el más libre y audaz de los hombres.—Es una desgracia no contar con toda la guardia real en estos momentos—Siguió. Greg y Phil sacaron lo más que pudieron el pecho y comenzaron a asentir ante las palabras del comandante Gustav Petrick. —¿Y en dónde demonios han colocado sus malditos rifles?—Preguntó y su voz se llenó de algo que podía ser rabia, o tal vez sarcasmo, quizá una burla, en cualquier caso producía terror.—Si se les asignaron unos rifles, pedazos de mierdas, son para que los carguen encima. ¡Ahora, búsquenlos!—Ordenó el poderoso hombre haciendo que Greg y Phil saliera corriendo a buscar a sus armas mientras este los seguía desde atrás como una presencia enorme y ominosa como una montaña monstruosa persiguiéndolos incansablemente. No tardaron mucho en encontrarlos y en colocarlos en sus pechos para luego colocarse firmes pero con las piernas temblando ante su comandante.
—¿Le temen a los fantasmas?—Éste les preguntó.
—No, señor—Respondieron los dos en coro.
—¿Le temen a los fantasmas?—Insistió lord Gustav.
—¡No, señor!
—Deberían temerle a los fantasmas, pedazos de mierda—respondió el comandante murmurando cerca de sus dos aterrados guardias.—Esta noche como podrán observar traerá otra vez la lluvia.—El comandante se acercó a la ventana. Había mucho frío en el ambiente después de las seis horas de lluvia que comenzaron a las cuatro de la tarde hasta las diez de la noche. Terminaron exactamente cuando comenzó la música de piano, pero por la forma y el color de las nubes, como también por los relámpagos en la distancia que de vez en cuando destellaban de color azul inundando a los espacios de la mansión por segundos con la luz de dicho color, podía decirse que caería otra lluvia en cualquier momento.—Esta noche se presta para idónea para que veamos al fantasma de Hanan Baal aparecerse por aquí mismo.
—¿El fantasma de Hanan Baal?—Preguntó Phil titubeando. Gustav Patrick seguía mirando por la ventana, taciturno y ocultando algo a esos dos guardias. Algo marcado en su rostro. Segundos después les devolvió la mirada.
—Sí, el fantasma de Hanan Baal—dijo y dio unos pasos hacia ellos y los volvió a hacer sentir intimidados.—Una maldición que ha caído recientemente sobre la familia Poncrator y sobre las demás familias que componen al poder real y político de Saumor.
—¿Pe-pero qué quiere decir co-con “fa-fantasma”?—Titubeó Phil una vez más.
—Me refiero a un fantasma. A un espectro. A un demonio. A una cosa. A como lo quieras llamar—Respondió el hombre con un severo decoro de hastío en su voz que se derramaba como una sombra sobre los dos patéticos guardias.—No necesitáis saber más. Sólo espero estéis atento a cualquier cosa extraña. Ahora, por favor, procedan a entrar al salón principal, escorias y notifiquen de cualquier movimiento sospechoso. Hoy hay mucha gente por la fiesta de cumpleaños de Seymour Poncrator.—Dicho esto los sacó hasta el salón principal cerrando la puerta detrás de ellos. Greg y Philip comenzaron a caminar a través del salón mirando detenidamente hacia los invitado. Nada sospechoso. Eran sólo burgueses, empresarios, políticos, abogados, militares y gente de la realeza y quién sabe qué más. Nada sospechoso pero sí peligroso. Había hombres y mujeres con ojos como puñales clavándolos en las espaldas de personas con las cuales acababan de terminar de hablar.
En el medio del salón había un piano abarrotado de personas que estaban hablando con quien parecía ser el pianista. Un joven de cabello largo y de color castaño cobrizo que parecía disfrutar de la atención de las bellas mujeres jóvenes y ricas que lo invadían. Unos diez metros más hacia la izquierda, justamente al lado de una de las ventanas, estaba un hombre de la compañía Burgos. Un hombre de hecho gordo, parecido a un cerdo grasiento y vestido como un payaso, con una papada que le caía como una gota enorme de grasa del cuello. Conversaba con la cara muy pegada de una mujer joven… Al menos unos veinte años más joven que él, y la cual su mirada delataba costumbre. Seguramente sería novia de ese gordo asqueroso.
«¿Acaso todas estas personas tendrán consciencia o miedo del supuesto fantasma de Hanan Baal o como mierda sea?» Pensaba Greg. «¿Y qué es ese fantasma? Recuerdo que en las noticias, en los últimos tres años por lo menos han ocurrido una serie de misteriosos asesinatos a la familia Poncrator y la familia de la compañía Burgos. Los ricos y poderosos se matan para obtener riquezas y poder. Son como los vampiros. Un fantasma no puede ser otra cosa que una alucinación. Un mito para explicar lo que es inexplicable para ellos. Sus carencias morales y el hambre insaciable por el poder y por el dinero. ¿Qué más puede ser? Los fantasmas no existen. ¿Y qué hace ese fantasma? ¿Los asesina acaso con manos espectrales’ ¿O a través de los sueños?». De pronto Greg realizó que esas reflexiones eran inútiles. Recordó las veces que había leído novelas de detectives, llegando a la conclusión de que si iban a asesinar a alguien esa noche, sin importar los guardias de seguridad, esto ocurriría en las sombras y a lo sumo, y con mucha suerte, podrían capturar a algún sospechoso o incluso al culpable esa misma noche. ¿Pero quién cometería un acto así en una mansión tan grande, tan llena de gente y llena de guardias armados? ¿Y acaso las balas podían herir a un fantasma si ese era el caso? Greg sentía como si toda la seguridad de la mansión fuera exagerada. De todas maneras no podía poner objeción ni comentario sobre el asunto. Sólo necesitaba el dinero. Aunque cuando era niño soñó con formar parte de la guardia real. A continuación, miró al pianista alejarse en compañía de algunas de las mujeres jóvenes que lo había rodeado. Salió por una puerta hacia el área de habitaciones. «Supongo que a la burguesía no le importa convertir a sus enormes mansiones en burdeles para ellos mismos». Dio unos cuantos pasos en dirección hacia la puerta que, horas antes de haber comenzado la reunión, el mismo comandante Gustav le había indicado que conducía en dirección de los aposentos del lord Poncrator. La puerta estaba sola. Pensó en dónde podría estar Phil. Comenzó a buscarlo con la mirada en todas direcciones del salón pero había todavía muchísima gente. Quizá estaría tomando. Quizá habría regresado a buscar al viejo Ed y al viejo Charly. Dos viejos borrachos que también habían aceptado el trabajo de guardias por el dinero. Pero no servían para eso. Sólo eran dos viejos borrachos que seguramente ya debían encontrarse debajo de la bota del lord comandante Gustav. Greg soltó un suspiro lleno de hastío. De pronto se acercó a él una chica de cabello blanco largo y de ojos dorados como dos lingotes de oro que lo miraban fijamente como dos estrellas lejanas en el cielo del invierno. Llevaba puesto un vestido negro elegantemente descotado en el pecho y en la espalda. Unos tacones altos del mismo color. Su maquillaje era sencillo. Regresando a su cabello, pareciera como si se hubiera quitado recientemente el moño. Cayó un rayo que iluminó por unos segundos en azul a toda la habitación. Las luces de los candelabros hicieron como si se fueran a apagar como velas en medio de un viento tempestuoso y helado. A continuación, sonó un estruendoso rayo durante unos tres o cinco segundos. La muchacha seguía parada frente a Greg sin decir nada. Sólo mirándolo. Era muy hermosa pero la sensación era incómoda. Él podía moverse. Después de todo era un guardia vulgar y no un guardia leal. Apenas tenía entrenamiento. Y apenas tenía idea de cómo disparar el rifle que llevaba colgado entre los hombros y el pecho. Era pura fachada.
—¿Puedo ayudarle?—Le dijo a la muchacha sonando lo más educado y caballeroso que podía. La muchacha entonces lo miró de pies a cabeza. Greg pensaba en que esta sólo lo miraba como a un insecto o como a una simple y vulgar cucaracha que podía aplastar con todo el peso de sus riquezas o el de su poder político a través de un padre rico, o de un novio, un marido quizá con exceso de bienes y de poder que pudiera sepultar a Greg y a toda su familia en deshonra y en pobreza. O quizá sólo exageraba.
—Quiero pasar por esa puerta.—Dijo la muchacha señalándolo con el dedo índice.
—Lo siento. Las órdenes del lord comandante son no dejar pasar a nadie a los aposentos de Lord Poncrator salvo que tenga una autorización de alguno de ellos dos.—Su tono seguía siendo educado y caballeroso. Pero sentía como si a su oración le hubiera faltado algo. La muchacha lo volvió a examinar con la mirada. Sus ojos eran tranquilos y fríos. Sus ojos no eran como una guadaña filosa recorriendo su piel sino como un suave pincel
—Lamento decirle señor guardia—comenzó a decir la muchacha—que no cuento con ninguna autorización. Ni con la del lord comandante, ni mucho menos con la del lord Poncrator—realizó un gesto con los dedos después de sacar algo del bolsillo—pero debo entregarle este sobre a lord Walace Poncrator en persona.
—Creo que es algo que yo mismo o mi compañero podremos entregarle, no se preocupe.—Le interrumpió Greg.—Pero será una vez que mi compañero regrese. Puede dejar al sobre conmigo con toda confianza.
—Oh, no, no. No podría señor guardia—dijo la muchacha con una risita en los labios.—Esto es muy importante. Demasiado importante diría yo. Tanto así que no podría ni siquiera confiarla en usted. Y menos en alguien que no porta un uniforme de la guardia real.—El comentario enojó a Greg pero no lo demostró para no ofender a la señorita.
—Disculpe, pero eso es todo lo que puedo hacer por usted—insistió Greg. Nuevamente la chica lo miró de manera incómoda.
—Espero no le tema a los fantasmas—dijo ella y se alejó sin mirar atrás. Greg pensó en esas palabras un momento. Eran las mismas que habían salido de la boca del lord comandante. Greg quería haberle preguntado a esa chica de pelo blanco si sabía algo del fantasma de Hanan Baal. Pero también sabía que si lo veían conversando se iba a meter en problemas. Así que su mejor opción era conversarlo con algún otro guardia que supiera algo. El problema es que Phil no aparecía para ayudarlo a cubrir la entrada. Ahora Greg miró al reloj. La una de la madrugada. La fiesta por fin había terminado. Cada vez había menos gente en la sala. Phil llegó minutos después.
—Viejo, esto es aburridísimo—dijo Phil bostezando.
—¿En dónde te habías metido?
—Estaba vigilando la entrada del otro lado tal y como me ordenaron—respondió Phil encogiéndose de hombros y luego se rascó el cuello—pero ya llegó mi cambio de turno como podrás ver. ¿Y qué hay de ti? ¿No tendrás cambio?
—Pues, si lo tengo, no ha llegado—señaló Greg con irritación.
—Jajaja—rió Phil—¿Y qué... Ha ocurrido algo extraño en mi ausencia? Este lugar es tan aburrido. No creo que pase nada
—Lo más extraño fue una chica de cabello blanco, muy guapa por cierto, que se me quedó mirando fijamente. Tenía intenciones de entregar un sobre al lord Poncrator. Fui amable con ella. Pero ya sabes cómo son los ricos. No aceptan un «no por respuesta»—Ambos hombres se miraron y siguieron conversando unos cuantos minutos.–Hay demasiadas cámaras de seguridad aquí. Sólo un idiota asaltaría esta mansión.
—Dicen que eso no le importaría al fantasma de Hanan Baal—dijo Phil. —Conversé con mi reemplazo antes de irme, y me dijo que ese fantasma ya ha atacado a sitios como éste.
—Joder, Phil, los fantasmas no existen. Debe ser sólo un invento—dijo Greg con hastío y cansancio físico. De pronto cayó otro relámpago y un rayo mucho más segador y potente que el anterior. Las luces bajaron, como si fuera a ocurrir un súbito apagón. —Sólo faltaría que de vaya la luz—Greg miró en dirección de la ventana.
—Estos tipos son ricos. Deben de tener una planta eléctrica para ellos solos en caso de necesidad—agregó Phil. Cayó otra centella. Ambos esperaban al rayo que vendría a continuación. Y el rayo cayó sobre el techo de la mansión logrando un estruendo poderosísimo que hizo temblar a las ventanas, a los candelabros y a todo lo que había sobre las mesas. A continuación, se fue la luz.
—¡La puta madre!—Gritó Phil.
—Creo que el rayo cayó sobre la casa. ¿Pero qué posibilidad había de eso?—Greg no sabía si se hacía esa pregunta a sí mismo para intentar comprender lo que había sucedido. Pero al otro lado de la habitación, la mansión comenzaba a arder. Sonó la radio de los guardias. Era la voz del lord comandante.
Atención. Un rayó ha caído sobre la mansión Poncrator, justamente en el área del recibidor y ha causado un incendio que debemos de controlar. Todavía no sabemos si hay heridos. A todas las escorias que están de guardias provisionales eesta noche, su misión es estar alerta y ayudar a evacuar a todas las personas dentro de la mansión. También deben de reportar cualquier actividad sospechosa. Cambio y fuera.
—Tu «actividad sospechosa» ha sido un maldito rayo que le cayó contra toda probabilidad a la maldita mansión—Refunfuñó Greg.
—Oye, Greg, ¿no deberíamos ir hacia los aposentos del lord Poncrator?
—No sabemos si se encuentra allí—Greg puso la mano en la manilla de la puerta, la giró pero estaba cerrada y no contaba con la llave. Miró a Phil y se regresaron por la puerta al otro lado de la sala. Escucharon los pasos y gritos de las personas al ser evacuadas. Estaba totalmente oscuro pero por suerte contaba con unas pequeñas linternas de luz blanca equipadas en sus informes. Se abrieron paso por el camino de habitaciones que comenzaba a ser abandonadas. A continuación, driblaron a una multitud de personas al meterse por un pasillo que conducía hacia el área en donde ya sabían que estaban hospedados algunos miembros de la familia Burgos. Caía centella tras centella pero muy pocas traían sonido detrás de ellas. Aquellas centellas silenciosas eran ominosas como un silencio sepulcral que congelaba la sangre. Siguieron dando pasos que hacían a la madera rechinar. Todo era negrura espesa de vez en cuando besada por la luz de las centellas que los cegaba por segundos. En un momento en que ya no podían ver nada debido a las centellas, Phil cayó al suelo sobre algún líquido caliente. Cuando Greg pudo mirarlo por fin supo que era sangre. Ambos hombres se asustaron.
— ¿Qué hace esta sangre aquí? —Preguntó Phil como intentando entender la situación al igual que Greg. Greg miró hacia abajo y señaló que la sangre trazaba un camino hacia más adelante.
—Deberíamos seguirlo—dijo Greg tragando saliva. Ambos hombres levantaron sus fusiles y avanzaron con cautela por el pasillo oscuro, tenebroso y decorado con gárgolas y otras figuras horrorosas que no hacían al recorrido más cómodo.
El camino carmesí los condujo hacia un cadáver al cual ya le hacían falta una muñeca y una pierna. Habían sido cortadas.
—Las han cortado con demasiada precisión. De un sólo tajo—dijo Greg. A continuación, oyeron un ruido muy fuerte en la lejanía. Los dos se asustaron y apuntaron sus rifles en todas direcciones con las manos trémulas. No había sido nada. Grego volvió a mirar al cadáver y recordó al hombre gordo que estaba con esa mujer tan joven. Lo miró nuevamente y se dio cuenta de que llevaba los pantalones abajo. «¿Habrá sido ella? »
Phil por su parte notificó al lord comandante de su descubrimiento. La voz de lord Gustav era de pura preocupación, lo cual no ayudaba mucho a levantar la moral de estos dos. Sólo les ordenó que siguieran avanzando con cautela.
En seguida el lord comandante habló nuevamente a través de la radio:
...no hemos podido controlar el incendio en la entrada, de hecho se está comenzando a extender por toda la mansión. Si llegase a la cocina causaría una enorme explosión. Afortunadamente, los invitados han podido salir por otras puertas. No en balde, estén todos atentos. Esta noche nos enfrentaremos a algo más terrible que un incendio...
Y comenzó a llover a cántaros.
En el siguiente pasillo, justo en la entrada escucharon que alguien bajaba por las escaleras corriendo. Ambos se asomaron para mirar abajo y no había nada más que un abismo de oscuridad inescrutable. A la izquierda había otra dos cadáveres a los cuales habían cortado en dos con lo que debía ser una espada. Olía a pólvora. Greg miró a la pared y vio algunos impactos de bala. No cargaban fusiles sino pistolas con silenciadores.
— ¡Mierda!—Exclamó Phil—¡Han matado a los viejos Ed y Charly!—La voz de Phil era pastosa, una mezcla de miedo y de rabia.—Quien sea que haya sido pagará por esto.
—Por este pasillo—señaló Greg con el dedo— subiendo por las escaleras a mano derecha se encuentra el cuarto donde se controlan las cámaras de vigilancias, tal y como nos explicó el lord Comandante. Greg y Phil se dirigieron hasta allá. En el camino, escucharon disparos incontables desde la lejanía. Se miraron sin detener hasta entrar en el cuarto. Estaba vacío. Miraron a las cámaras de seguridad buscando el cuarto en donde se estaban efectuando los disparos.
—¡Ahí, Phil—señaló Greg. Lo que había del otro lado de la pantalla era increíble. Se acercaron para mirar más detalladamente. Un sujeto con el cabello blanco hasta la espalda que estaba vestido completamente de negro, y que portaba en la cara una máscara ominosa con lo que parecía ser el dibujo de un cuervo en los ojos, y que entre sus manos cargaba una katana se estaba cargando uno a uno a todos los guardias armados con fusiles de alto calibre. Phil y Greg miraban que los guardias en efecto disparaban pero las balas traspasaban a ese sujeto... Al fantasma de Hanan Baal... Sí, sí, tenía que ser él. Un fantasma. Las balas lo traspasaban como si fuera de verdad un fantasma, y él de un sólo tajo los partía en dos. Era muy rápido. El tipo corría mientras le disparaban, las balas lo traspasaban y cortaba la cabeza de uno de los guardias dejando al cuerpo de este botando sangre como a una botella de champaña que se ha descorchado después de agitarla demasiado. A otros guardias tuvo la clemencia de simplemente empalarlos en el corazón. Y así no quedó nadie. Sólo él. El fantasma de Hanan Baal mató a todos los guardias del piso de abajo. Del piso de abajo cerca del área que conduce hacia la entrada o hacia el sótano de la mansión. El fantasma miró directamente hacia la cámara. Pudieron ver cómo sus ojos centellaban como si estuvieran cargados de electricidad. Parecía que los miraba directo a los dos. Greg y Phil maldijeron y soltaron todo tipo de blasfemias e improperios producto del miedo que sentían. Se calmaron al mirar que el fantasma se adentró hacia otra habitación. En una en donde no podría alcanzarlos. Poco después escucharon a unos pasos precipitarse hacia la habitación en donde se encontraban todavía. Se escondieron detrás de unas cajas enormes. A la habitación entró una muchacha de cabellos castaños y que iba completamente vestida de negro. En sus manos cargaba dos cuchillos que brillaban como dos lunas llenas entre sus manos. Esta miró hacia el aparataje de seguridad.
—¡Quieta!—Gritó Phil apuntándola con el rifle—¡Identifíquese! La mujer levantó uno de los cuchillos rápidamente, demasiado rápido para la vista pero podía verse cómo se describía un arco en forma de cuarto creciente. Phil sintió el frío del acero clavándose entre sus sesos y cayó al suelo. Greg no gritó. Quedó en silencio del otro lado de las cajas. La mujer tomó el cuchillo y lo sacó de la cabeza de Phil quien estaba ahí tieso. A continuación, la mujer sacó algo de su bolsillo y lo puso sobre el aparataje de seguridad. Salió corriendo. Greg esperó a que se alejara lo suficiente para ver qué sucedía pero entonces hubo una pequeña explosión que lo sacudió. La mujer había hecho estallar al aparataje de seguridad con algo más pequeño que una granada.
Gracias por leer. Si te ha gustado deja un UPVOTE, un comentario, y si lo deseas, dale un resteem. Me ayudaría muchísimo.
Eres de las primeras personas que leen este prólogo.
Un buen abre boca a lo que será la historia (imagino). Aunque llegué a pensar que el prólogo correspondía a uno de los capítulos. Estaré atento para lo que vendrá. Éxitos.
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Muchas gracias por leer. Este es el borrador del prólogo de toda la novela, mejor dicho, una parte. Puede que suba el resto en dos o en una sola en los próximos días. Con el proyecto de mi novela, si sale bien, pienso incluso ayudar a algunos artistas cuando yo vaya creciendo, para así encontrar talento para la realización que si de algunas ilustraciones, la portada. Deseo que mucha gente lea y que participen conmigo. Un saludo.
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Muy buen post y desarrollo de contenido. ¡Éxitos!
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Muchas gracias. Aquí está la última parte. https://steemit.com/cervantes/@seifiro/el-fantasma-de-hanan-baal-segunda-y-ultima-parte-del-borrador-del-prologo
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Gracias, me pasaré.
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Wuaoo que suspenso....tienes talento para este tipo de relatos sobre todo, me mantuvo atenta...no soy muy apasionada a las lecturas de terror pero realmente este atrapó mi atención, saludos
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Muchas gracias por leerlo, de verdad. Aquí tienes la segunda y última parte https://steemit.com/cervantes/@seifiro/el-fantasma-de-hanan-baal-segunda-y-ultima-parte-del-borrador-del-prologo
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excelente, gracias
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Recuerdo cuando escribiste en la primera página de mi libreta un fragmento de tu novela.
Estaba entumecida y melancólica esa mañana, por cosas que sabes bien. Pero me diste aliento, sin duda alguna la palabra nos hace libres, y es un trabajo que requiere de tiempo. Estoy feliz, porque logras lo que deseas, un hombre íntegro domina el arte de la palabra, y la eleva a los más alto y mágico de su esencia. Eso haces con tus poemas, y con tu novela, cuando hablas, cuando enseñas.
¡Gracias Sei! Por compartir con el mundo, lo que habita dentro de tu preciosa mente. Estoy tan orgullosa de ti <3
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Gracias a ti por permanecer a mi lado. Yo estoy muy agradecido contigo. Tenemos tanto por seguir compartiendo y tantas promesas que cumplir. Te mando un beso y un abrazo.
Siempre espero que me recuerdes como lo hiciste en ese momento.
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