Creciendo en el arte

Nunca pensé en estudiar lo que estoy estudiando. Mirando mi vida en retrospectiva, puedo contar con los dedos de mi mano derecha cuantas veces en mi vida dije que quería estudiar ingeniería, sin embargo, desglosando un poco mis pensamientos de pequeño, logro pensar en algunas ideas que se reflejaban a eso sin saberlo. Ideas como querer desarrollar algún juego o crear mi propio auto, se pueden pensar de una forma más madura como ser un ingeniero en programación o uno en mecánica. Además de eso también está la idea siempre vigente de poder desarmar y construir cosas, en especial, aviones, todo eso me hace pensar que, ok, tal vez si quería estudiar ingeniería, pero la verdad, muy, muy en el fondo, soy apasionado al arte.

Esta si era una conducta marcada desde pequeño, solo que no lo lograba definir porque siempre pensé que era algo tonto o simplemente un sueño de niños. Desde muy pequeño jugaba con mi primo, y eso es normal, todos tienen un mejor amigo (en este caso mi primo) con el cual jugaban, y a su vez, también amigos imaginarios que ayudaban a complementar esos juegos, pero, la verdad no sé si sea tan común imaginar estos juegos como si fuesen una película, una película que tu diriges y escribes.
Buscaba planos para que la “cámara imaginaria” pudiese tener una mejor toma de las cosas que pasaban, y las “películas” que grababa con mi primo se repetían varias veces hasta que una “escena” quedara perfecta. Esto era absurdo, ya que al siguiente día, solo jugábamos y teníamos una historia completamente diferente; nada quedaba grabamos y el perfeccionismo no era más que simple capricho.

Mis ganas de grabar y ser artista nunca desaparecieron, y al son de hoy, estoy muy alegre escribiendo y en serio espero poder grabar algo algún día, pero esto pasó a un segundo plano porque siempre le tuve miedo a lo que decían los demás. Recuerdo que de pequeño, cuando grababa mentalmente esas “películas”, siempre me detenía o decía “corte” cuando mi papá, mi mamá o algún familiar mayor venía hacía donde estábamos mi primo y yo a vernos. Me daba miedo que se burlaran de mí, y esto solo creo una inseguridad de la que ahora me arrepiento.