Serie fotográfica: Vírgenes y Santas: El culto al dolor. (Parte I)

En el año 2008 me mudé al Municipio Chacao, uno de los más famosos, prolíferos, y estables de toda el área Metropolitana de Caracas. Allí viví por siete años y desde el principio había comenzado a asistir a las populares procesiones de Semana Santa. Aquello era una tradición de cientos de años que iniciaba con el domingo de ramos hasta el viernes Santo. Eran seis días de procesiones que iniciaban al finalizar la misa de las seis. Los feligreses (Aquellos que realmente eran devotos y pagaban promesas) permanecían hasta el final de la ceremonia. Había que tener mucha paciencia, devoción, amiguitos cargadores o algún cargador que le quisieras echar el ojo para permanecer hasta altas horas de la noche (10 u 11). Pero, al ser un Municipio que gozaba de seguridad, sus vecinos podían darse el lujo de caminar por las calles del célebre Casco de Chacao, mientras cantaban y predicaban con sus velas y rosarios. Aunque no lo crean, (Y sé que es difícil de creer) yo era una de tantas que asistía a estas procesiones y permanecía hasta que el último Santo entrara a la iglesia.

La Fundación Cargadores de Santos de Chacao, tiene aproximadamente la misma cantidad de años que la tradición. Esta cooperativa ha subsistido como parte de las costumbres familiares. Por lo general, los Cargadores de Santos adoptan este hábito por tratarse de una práctica familiar: “Mi bisabuelo fue cargador, le siguió mi abuelo, mi padre, mis tíos y primos. Todos somos cargadores”. Cada Santo pertenece a una familia y no siempre los Cargadores son los dueños de las imágenes o los encargados de vestirlos.

A diferencia de otras procesiones, los cargadores de Santos de Chacao, cargan la imagen con los brazos y sosteniendo la estatua con la cabeza, que está protegida por unos almohadones. Dependiendo del peso y tamaño del Santo puede requerir desde cuatro a ocho cargadores. Les sorprenderá saber que incluso niñas de ocho y nueve años cargaban Santos y ¡Adivinen! Yo era una de ellas.

La Dolorosa es la imagen que sale toda la Semana, es quien tiene más seguidores y también es la escultura más pesada. Todos sus cargadores son miembros de la misma familia. Nadie más puede cargar a la Virgen por lo “pesada” que es. Desde mi primer año había estado detrás de la Virgen, como la mayoría de las ancianitas portuguesas, mis motivos se debían a razones que el cuerpo adolescente y estúpido hace que a mis 25 años me avergüence de decirlo. Luego de dos años decidí creer y ser una más del montón que pagaría una promesa, a la Virgen de lágrimas y espada clavada en el corazón.

Dos años después, en el 2012, comencé a cargar a la Santa Verónica, quien salía a partir del miércoles de Nazareno hasta el viernes Santo. Allí conocí a muchos jóvenes de mi edad o contemporáneos a mí. Uno de ellos se convirtió en uno de mis grandes amigos hasta que quiso ser novio por un corto periodo de tiempo. Durante mi tiempo como cargadora de Santos me di cuenta que la tradición era –extrañamente- moda entre las jóvenes del Municipio Chacao. Era parte de ser popular o conocida ¡Que se yo! lo que sí les puedo decir es que los cargadores y cargadoras no eran ni vírgenes ni santas.