Relato Erótico. MI DULCE ENTRE TUS LABIOS...

Allí estabas tú brillabas como la arena en la playa, te hacias sentir como el sonido de las olas del imponente mar, te tenía tan lejos y a la vez tan cerca, eras como estrella inalcanzable un amor casi imposible, tan sublime como el aire. Tu mirada tierna como niño dulce pero a la vez tan fuerte como roca, el oir tu voz me hacía estremecer y cuando te escuchaba hablar mi cuerpo vibraba. Tus labios rojos como carmesí, tus manos tan suaves como terciopelo.

Desconocido de mi vida, empezaste a convertirte en el café que necesitaba tomar todas las mañanas.
Me fui enamorando poco a poco de tí. Hasta convertime en esclava de tus besos y en el genio que cumpliría tus deseos.

 Aun recuerdo el día que me propusiste ser “amantes inocentes”. Y accedí a serlo. Nunca pensé que la necesidad de probar tus labios día a día se convertiría en mi adicción. Esa manera tuya de acariciarme y de besarme fue despertando poco a poco en mi pensamientos perversos y morbosos, solo pensar en tí producía humedad en mi cuerpo. Cuando escuchaba tu voz mi piel se erizaba y no podía ocultar las ganas que me daban de encontrarnos en ese lugar que solo tu y yo conocíamos . 

Cuando estábamos juntos cuerpos estallaban de deseo, cuando me encendias como hoguera en montaña y me poseias convirtiéndote en mi Eros y yo en tu Afrodita. Ya no éramos unos amantes tan inocentes.

Despertabas mis 5 sentidos de inmediato, fascinada con tu forma dominante de hacerme tuya, sentía tus manos grandes que apretaban con fuerza mi cadera y te pegabas a mi haciéndome sentir como tu pene se erectaba con un solo roce de piel, cuando me levantabas las piernas y me alzabas poniéndome contra la pared, no podía moverme, no quería moverme, solo quería que me deboraras como león a su presa. Era exitante sentir nuestros pulsos acelerados, escuchar tu voz dulce decir que mi piel te sabía a miel y querías empalagarte con la dulzura de mi caramelo. Mientras apartabas nuestras vestiduras escuchaba entre susurros “quiero hacértelo suave y duro mi amor”. Y yo tendida entre tus brazos me entregaba a tí y a tu forma perfecta de amar sin límites. Mi fantasía era cumplir las tuyas, adoraba cuando agarrabas un pequeño cubo de hielo y dejabas que bajara poco a poco desde mi nuca hasta la columna, haciendo pausa en mi cadera aprovechabas cuando llegaba hasta ahí para comerte lo que quedaba de él sin derretir y saceabas tu sed recorriendo con tu lengua los restos del agua sobre mi espalda, la sensación era increíble cuando sacabas un dulce de su envoltura y lo ponías en mi sexo, sentirte allí comiéndote ese dulce me hacía estallar de placer, que bien se sentía.

Jamás olvidaré tu posición favorita, cuando te ponías detrás de mi y hacías que inclinara mi columna un poco hacia delante para amarme duro,  para dar rienda suelta al deseo sexual incontrolable que nós unía desde que nos vimos por vez primera.

Cuando me encuentro a solas te pienso, recuerdo todo lo que vivimos y lo siento tan real que deseo estés allí, a mi lado para que me hagas todo eso que tanto te gustaba. Tu mi no tan desconocido vives en mi mente, mi piel está tatuada con tu olor. Como olvidarte si lo primero que hago todas las mañanas es tomarme una taza de café.