Su búsqueda y compromiso
La Gerencia Espiritual busca romper con esa fragmentación que a nivel racional han venido implementando culturalmente muchas organizaciones y empresas, que persisten en el uso de modelos gerenciales que están enfocados exclusivamente en la cultura del tener y en el componente intelectual; dividiendo considerablemente la integralidad del hombre de su esencia espiritual, ya que ésta desde su visión rentista no le aporta mayor cosa al modelo productivo manejado. Sin embargo, Mazo (2009) dice que “…el componente espiritual del hombre es el que le da posibilidad de existencia, profundidad, claridad y solidez al intelecto que, carente del fuego interno del espíritu, resulta vacío, frío, calculador, incompleto y extremadamente superficial”. Además, define a la Gerencia Espiritual como:
La gerencia del compromiso integral y profundo, o la gerencia centrada en el SER, como una nueva forma de vida, como un modelo administrativo sobre el que se fundamentará en adelante el crecimiento equilibrado y equitativo de todas las fuerzas organizacionales.
Bajo esta premisa, la gerencia espiritual busca que el hombre se encamine al descubrimiento de su propia esencia, esa esencia invisible y transformadora que reside en su interior y que posee la sabiduría de su ser, permitiéndole ver esa conciencia infinita en todo, como producto de una continua reflexión que abarca todas las partes y no sólo las que constituyen la racionalidad y las formas materiales. La verdadera espiritualidad es algo que se encuentra profundamente dentro de uno mismo; es decir, no la vas a encontrar en una iglesia o creyendo de una cierta manera, porque ésta carece de mítica, religión y falsos paradigmas. La espiritualidad es la manera de amar, aceptar y relacionarse con el mundo y la gente que lo rodea, es el estado natural del ser humano y no admite fraccionamientos.
Por lo antes expuesto, no puede resultar extraño que, si una organización sea del ramo que sea, cultiva en sus empleados toda manifestación inteligente que contenga un alto grado de conciencia, generaría un verdadero compromiso con la razón de ser de la misma; porque, ya el trabajo no sería visto como trabajo sino como un escenario donde crecer y expresarse en lo individual y lo colectivo, con sentido de pertenencia y principios de alteridad en donde la auto-satisfacción sería permanente. Sin embargo, para lograr esto, la gerencia debe ser inspiradora, debe romper con esquemas de control, reforzar los valores
internos en su gente, pero no esos que solo funcionan teóricamente en la planificación estratégica, sino en los enfocados en el talentum humano como lo expresa un GESI.