Isla de perros puede ser tan divertida como cualquier película de animación, pero con una gran crítica social.
Tengo que admitir que soy una gran fan de Wes Anderson, no sólo su creatividad y su capacidad para escoger escenarios teatrales, sino la construcción de sus personajes siempre tan profundos y enigmáticos. Wes crea personajes con los que quieres estar, quieres ser amigo de ellos y tenerlos de vecinos toda la vida.
Con voces de actores como: Scarlett Johansson, Bill Murray, Greta Gerwig y Yoko Ono.
Siendo la segunda película de animación de este director, está basada en un futuro cercano en la ciudad de Megasaki, el alcalde de dicha ciudad un corrupto líder que compra elecciones y genera propaganda mentirosa para seguir su agenda (cualquier parecido con la realidad es pura coindencia). Hace que los perros de la ciudad sean exiliados a una isla de basura abandonada.
Nuestro héroe, un perro callejero que nunca fue fiel a los humanos, se une a un grupo de perros domesticados que deben sobrevivir bajo duras condiciones. Es interesante ver los tonos políticos de este largometraje. Por un lado, los grupos de perros que se forman improvisadamente en la isla y que de alguna manera mantienen una organización democrática. Ninguno quiere aceptar que el otro es el líder, así que someten todo a votación.
Así mismo, el personaje del alcalde, siempre generando una estrategia publicitaria para que la población apoye sus decisiones inhumanas. Creo que no habría un mejor momento para haber estrenado esta película teniendo en cuenta el clima político internacional.
La isla de los perros es una oda a los amantes de los perros y a los caninos en sí. Resalta los valores como la fidelidad, la solidaridad y el amor a los animales. También nos invita a que cuestionemos la influencia de los medios y de nuestros líderes y a que siempre tratemos de encontrar la verdad y seguir nuestros instintos.
Recomendada para niños y adultos!