Las Cometas de Antaño

in cometas •  6 years ago 

“Lanza tus sueños al espacio como una cometa y no sabes lo que devolverán: una nueva vida, un nuevo amigo, un nuevo amor, un nuevo país”

-Anaïs Nin, akifrases.com-


Nos visitó una sobrina, y luego de compartir la comida, salimos a la montaña que queda cerca, a 10 minutos, el sobrino que tiene 10 años, observó una cometa; aquella tarde había un fuerte viento y la cometa estaba bien surcada en los aires; el niño dijo que le comprarán una, la mamá le respondió que él tenía la de él en su hogar.


Se acercó a mí y me preguntó que si yo tenía la mía; -sí, tu prima la tiene archivada aún no es la época. Calló, pero replicó enseguida: ¿de niño tuviste una? Sí, tuve varias, cada año hacíamos cada quién una, al igual con mis hermanos y mis tíos, era toda una competencia, primero hacerla y luego elevarla. El niño se interesó, ven sentémonos en esta piedra, -dijo- y me cuentas, cómo es eso; yo creía que solo era comprarlas.


En mi época no las vendían-le dije- quizás no era negocio; pero lo emocionante es el reto que había en nuestra familia, con mi hermano nos íbamos el viernes a casa de los abuelos, y con mis tíos que eran más grandes que nosotros, era una tradición construirla. Cerca había un bosque y había que trepar a ciertos árboles con ramas fuertes pero livianas, para hacerle el esqueleto. El primer año nos explicaron; el segundo, a cada uno, le tocaba sólo.


El viernes y parte del sábado era para hacerla, luego era encontrar el papel o la tela apropiada, que no se fuera a romper con facilidad. Cada uno cogía un cuchillo bien afilado para darle forma a los parales, luego se lijaban y el hilo para unirlos también era especial. Una vez hecha sólo restaba conseguirle la cola. Cada uno tenía que conseguirse un trapo, para ir haciendo las tiras y darle forma; finalmente, el carrete de hilo.


Yo me pasaba muchos meses ahorrando, para comprar, lo que se llamaba la madeja, cuando ya se aprende a elevar la cometa, toca comprar dos madejas. El sábado luego de la comida, todos para el bosque; se hacían apuestas, se cronometraban los tiempos, porque el que primero la echará a volar iba ganando puntos, luego era el que más hilo le diera a la cometa, pues ella empezaba a pedir, más y más hilo, sin clemencia.


La cometa siempre va volar contra corriente de aire; y cuando este no le llega, nos tocaba arrancar a correr, buscando crear el momentum. Éramos seis, aquel grupito de tíos y sobrinos. Para mí aprender a buscar los materiales, luego armar la cometa y finalmente elevarla, fue toda una alocada aventura. Tarde varias temporadas aprender a ganarle a mis queridos familiares. -Un día luego de análisis, de prueba y error-lo logré, ¡les gané!


Por eso te dije al principio que la verdadera gracia, desafío y luego la emoción, está construir la cometa. Hoy día las venden listas; corren otros vientos, ya no experimentó las mismas sensaciones de antaño. -Tío, dijo Alex, enséñame a construir una- hablemos con mami, para que vengamos un fin de semana, ya que se acerca la temporada, ¿estás de acuerdo? -He de confesar que me agrado la idea, de recordar aquellos instantes mágicos-

¡Hasta pronto, reciban nuestro cálido abrazo virtual!

Fotografía: @azabacheclaro, @cheysanta
Redacción: @hermandadsteem
Colaboración: @jayjes, @criollos-steemit

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