Me cuesta aún comprender la muerte de Miguel. Me quedaré siempre con la imagen del Miguel feliz, dispuesto siempre a colaborar y enseñar, de ayudarme a comprender los sonidos cuando trabajaba en studio play y de presentarme tantos jazzistas que hoy en día admiro. Me quedo con la imagen de ese Miguel, ese del talento único que lo hacía brillar.
Gracias Maestro
Esa imagen que quieres conservar es la única que se puede tener de él, además es la que se merece.
Un abrazo
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