Toda sociedad se guía por una gran variedad de principios.
La competencia y odio que hoy dominan nuestra sociedad, hacen que pensemos lo peor de nosotros.
Pero la colaboración y el amor no han desaparecido por completo y es posible encontrarlas en nuestra realidad.
Nos solidarizamos con personas que han sufrido una catástrofe, ayudamos a amigos sin cobrarles, hacemos cosas desinteresadas por desconocidos (ceder un asiento, dar la hora), nos sentimos bien por ayudar a alguien, buscamos conectar con otras personas.
Estos actos de amabilidad también son parte fundamental para que nuestra sociedad no se resquebraje. Es lo que David Graeber llamó «comunismo de base». La ideología comunista, busca que ese principio sea el dominante en nuestra sociedad, como hoy el capitalismo hace de la competencia el principio rector de nuestra realidad. Nosotros tenemos el poder de decidir que principio queremos favorecer.