No eres mío, pero como si lo fueras. Te conozco de la cabeza a los pies.
Me aprendí los detalles de tu cuerpo. De memoria recito cada picada, rasguño, cicatriz...; te sé completo.
Entre todos los hombres del mundo puedo distinguirte. Con los ojos cerrados te hallaría si alguna vez te perdieras.
No eres mío, no hace falta.