"PALABRAS INSPIRADORAS" / TODOS SON BIENVENIDOS! / #WORLD OF XPILAR /NUESTROS MIEDOS

¡Ahí viene el Coco!, con esta corta frase muchos de nuestros padres nos amenazaban, esperando con ella corregir cualquier mal comportamiento o desobediencia de nuestra parte, sobre el coco no había muchas explicaciones, podía ser una persona muy fea, un animal o ambos al mismo tiempo, los padres solamente soltaban esa frase y lo demás dependía de la imaginación de cada niño, cada uno se hacia su propia idea de ese ser terrible, que le podía causar mucho daño, incluso hasta quitarle la vida y llevarse su alma, cuando no le hacían caso a mamá o a papá.

¡Por ahí anda el coco!, me advertía mi mamá, cuando me sorprendía tomando el estrecho sendero, que a través de un espeso bosque conducía desde la casa hasta el rio, aquella amenaza tenía cierto efecto intimidatorio para mí, pero no lo suficiente como para privarme de la gran felicidad que sentía recorriendo un largo trecho del rio , explorando cada día más lejos, atrapando pececitos y descubriendo las mejores pozas, para lanzarme unos buenos chapuzones, a medida que me iba haciendo más grandecito, más largas eran mis andanzas en solitario por el rio, hasta que llegué a olvidarme del coco.

Fue en la época de adolescente que vine a tener mi primera experiencia con mi propio coco, estudiando en el liceo me tocó realizar mi primera exposición, era un tema de historia el cual dominaba muy bien, pero cuando me paré de mi asiento para iniciar lo que debía haber sido una excelente exposición, justo en ese momento se apareció él, con sus poderes mágicos transformó a mis treinta compañeros de clase en cientos o tal vez miles de alumnos, hizo que todos se callaran, cuando el salón estuvo en el más profundo de los silencios, miles de miradas se fijaron en mí, como examinándome y revisando cada uno mis defectos.

Algo dentro de mi me decía, que tenía que romper aquel terrible silencio que se había adueñado del salón, pero mi boca y garganta estaban secas, toda la humedad se había ido en forma de sudor a mis temblorosas manos, que torpemente dejaron caer la empapada ficha con mis apuntes, no sé cómo pude mantenerme de pie, no sentía ningún tipo de control sobre mis piernas, por el efecto de tantos temblores, hasta que la profesora acudió a mi auxilio y logro sacarme una pocas palabras, que no creo alguien haya oído a pesar del total silencio. Y así durante gran parte de mi vida, cada vez que por alguna circunstancia me tocaba hablar en público tenía que enfrentar al terrible coco.

Años después, pero siendo muy joven aun, me tocó dirigir el departamento de producción de una empresa y como parte de mi trabajo, de vez en cuando tenía que organizar reuniones con los trabajadores, con fines de planificación o corrección de algún aspecto que no estuviera marchando de la mejor manera, igualmente en algunas oportunidades, la empresa requería de mi presencia y participación en las reuniones con los vendedores, para hablarles sobre las características de los nuevos productos o cualquier detalle de coordinación para la producción y venta de los mismos..

Esas reuniones se hicieron cada vez más frecuentes, y siempre eran los mismos síntomas, manos sudadas y temblorosas, boca y garganta seca, dificultad para coordinar las ideas que quería expresar, sufría una barbaridad ante cada una de aquellas reuniones, pero a la larga sirvieron como practica o entrenamiento que me dieron la capacidad y fortaleza no para vencer a mi coco, porque hasta ahora no he podido derrotarlo, pero al menos puedo enfrentarlo.