En cualquier momento de la vida es natural sentirnos inseguros ante distintas situaciones. Si tuviésemos que elegir un punto específico en el que la inseguridad está más presente, seria en la adolescencia; sin embargo hay quienes en la adultez siguen presentado o, se les presenta más estrés que lo vivido en esta etapa temprana de la vida.
Recordemos que tener esta clase de sentimientos es algo muy humano, y ya sea pedir o buscar consejos que te ayuden a manejar estos episodios es de gran utilidad.
Primer consejo:
No idealices a las personas. Es muy importante que a la hora de tratar con personas que no conocemos, pero que queremos agradar, sea por que nos gusta su compañía o lo necesitamos para ascender en nuestro trabajo. Una de las cosas que no debemos hacer es idealizar a estas personas. Solemos creer que estos seres son inalcanzables, que todo lo que les digamos puede que no sea de su agrado, es aquí en donde entran los nervios, y cuando esto sucede lo más probable es que empecemos a decir cosas sin sentido. Esto debido a que nuestro pensamiento emocional sobrepasa a nuestro pensamiento racional.
De esta forma, logramos que lo que esperábamos como una conversación agradable se torne en una incómoda. Dando como resultado el no alcanzar los objetivos que queríamos.
Por ello es sumamente importante dejar de hacer esto. No nos hagamos ideas erróneas de los demás, debemos entender que estas personas son seres humanos con virtudes y defectos iguales que los nuestros; debemos dejar de magnificarlos y empezar a ver como son, como seres iguales a nosotros.
Segundo consejo:
Deja de hacerte caso a ti mismo. Te preguntaras a que me refiero exactamente con esto. Bueno podría decirse que en este tipo de casos es mejor no prestar atención a lo que pensamos.
Es bueno que le hagamos caso a nuestra mente cuando nos advierte en situaciones de riesgo, pero, cuando esta empieza a decirnos que no le agradamos a nadie, que somos malos conversando, o que cuando nos miran se burlan de nosotros. En esta clase de situaciones te recomiendo que entres a tu cerebro y le bajes el switch.
No hay nada peor que hacer caso a nuestra mente en esta clase de situaciones. Nos amargamos la vida porque fuimos con la ropa arrugada a la fiesta que nos invitaron, o creemos que caminamos mal cuando andamos por los pasillos y varias personas nos quedan mirando; pero te informo algo, que es muy probable que cuando fuiste a la fiesta con la ropa arrugada nadie se haya dado de cuenta que la tenías de esta forma, y debes saber una cosa: Los seres humanos solemos mirar por inercia a los objetos que se nos acercan. Es natural que cuando camines cerca de un grupo de personas se te queden mirando, esta es una respuesta normal; significa que esta persona se alertó de tu presencia y busca observar que intenciones traes.
Esta es la consecuencia de varios años de historia en los que hemos tenido que estar precavidos por si una criatura salvaje u otro ser humano intentan atacarnos; es una actitud sumamente natural estar alerta. Conducta similar puede ser apreciada entre los animales; al acercarte a un perro desconocido este se te quedara observando, quizá te ladre si estás muy cerca.
En fin, nuestra mente suele ser una mala consejera cuando se trata de estos casos de inseguridad. Un ejercicio que podemos intentar es colocar la mente en blanco y simplemente centrarnos en lo que estamos haciendo en ese momento. Si entramos al salón de clases o a la oficina de trabajo simplemente pensemos en que tenemos que caminar para llegar a nuestro pupitre u oficina para hacer nuestras labores.
Tercer consejo:
Simplemente hazlo, deja de darle vueltas al asunto, solo haz lo que quieres hacer, habla con aquella persona con la que tanto quieres hablar.
Deja de poner barreras y empieza. Ya sea que lo hagas bien o mal esto te servirá como practica para que empieces a socializar de una mejor forma. Si te fue pésimo en una conversación no lo tomes como una excusa para no volver a hacerlo, míralo como una experiencia de aprendizaje.
Los profesionales sabemos que terminar nuestras carreras solo representa el comienzo de nuestra vida laborar.
El ejercer nuestra profesión como se debe en el ámbito laboral dependerá de las experiencias que hayamos adquirido por medio de los años. El conocimiento empírico es el mejor que podemos obtener.
Conviértete en un experto conversando, empieza a ganar conocimiento socializando cuantas veces puedas. De esta forma veras que te empezaras a desensibilizar y dejaras de ser tímido. Tómalo como una práctica para adquirir un conocimiento de vida que te será muy útil, ya que las personas que mejor socializan se destacan más.
Y por último, no temas a fracasar, que de los errores se aprende, sigue intentando hasta lograr tus objetivos. Un sabio dicho dice: la práctica hace al maestro y esto es muy cierto.
Intenta poner estos consejos en práctica y mira que tanto te ayudan.