Hubo un niño que inició a ir al jardín de infantes, y escuchaba muchos ruidos en el cielo. A los días le preguntó a la profesora de que se trataba, ella le dijo que eran aviones. Entonces el jardín programó una salida pedagógica, pues el aeropuerto quedaba cerca de ese vecindario. Aquel niño quedó maravillado, al ver uno y otro y otro avión aterrizar y despegar. Cuando llegó a su hogar le dijo al padre que él quería ser uno que controlara esa salida y llegada de los aviones. Haz un álbum de sueños, le dijo mami, ya veremos con el paso de los años. Al llegar a los 25, estaba titulado de -ATC- (controlador de tráfico aéreo).
¡Saludos apreciados lectores!
A partir del 20 de octubre de 1961, se viene celebrando el día del controlador aéreo. La causa fue el auge del transporte aéreo en todas sus modalidades, entonces se necesitaba regulación y mayor seguridad en los nacientes mega aeropuertos. Por tanto la profesión de controladores aéreos también pasó a ser una profesión bien remunerada y prestigiosa. Sin embargo, de vez en cuando surgían nuevos accidentes. Investigaciones psicológicas concluían responsable al síndrome de la fatiga del controlador. Solución: menos horas de labor y más controladores en aeropuertos grandes.
La tragedia: El 31 de agosto de 1986, sobre medio día colisionaron en los aires de Los Ángeles California, un avión de Aeroméxico con el vuelo 498 y una avioneta Piper de propiedad privada. Ambas aeronaves al colisionar perdieron el control y cayeron en las calles de los Ángeles, en plena zona residencial; y explotaron. Murieron 15 personas que estaban en sus hogares; 64 pasajeros del avión comercial y los tres ocupantes de la avioneta privada. Las investigaciones concluyeron: el avión comercial no tuvo responsabilidad, seguía indicaciones de la torre. La avioneta tenía unos rangos de altura de vuelo sin necesidad contactar con la torre, pero ascendió demasiado, y el avión comercial descendía.
El controlador que es el niño soñador, argumentó que en el radar no vio a la Piper. La responsabilidad terminó siendo de la avioneta siniestrada sin sobrevivientes y de la FAA (administración federal de aviación) la avioneta no tenía un transpondedor o transponder, que es un tipo de dispositivo de telecomunicaciones, que ayuda a detectar el aparato. A partir de esa tragedia toda aeronave debe tener uno de ellos. Nuestro niño soñador -el controlador aéreo- resultó sin responsabilidad. Regresó a sus labores un mes después, pero a las pocas horas de reiniciar labores, tuvo que renunciar, emocionalmente se sentía culpable de la tragedia del 31 de agosto.
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