Citas sobre corrupción, trabajos varios...

in corrupcion •  last year  (edited)

La siguiente es una cita textual de aquella publicación que en el Grupo de Investigación, y que la presente obra fue parte del proyecto de investigación titulado “Pensar la ciudadanía en contexto de corrupción y globalización”
(E19032451), en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. (Ciudad Universitaria, Perú)
y varios de éste, que son docentes, han logrado publicar en una pequeña obra con el apoyo del fondo editorial de la universidad:

Imágen del fondo de la carátula de la publicación.

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE HUANTA.
Miguel Angel Polo Santillán (Compilador)
"La Corrupción Política: Reflexiones desde la ética y la filosofía política/ 1.a ed. Huanta: Fondo Editoral. (2022). pp. 15 - 24.

"...
Introducción
La recurrencia con la que se presentan en los medios de comunicación social situaciones o casos de corrupción parecen confirmar la descomposición que acontece en la política y consolida una actitud naturalizadora y normalizadora de la corrupción, de modo que ya no se pugna por desaparecerla, ni siquiera se tiene optimismo en mitigarla; los objetivos son otros, lo que se espera de quien accede a un cargo público es que “robe y comparta” o “robe, pero que haga obras”. Los políticos actúan en la lógica que describe la afirmación “la plata llega sola” o “todos hemos pecado”, lo que obliga a repensar y refundar la política en el horizonte que abre entenderla como cura dirigida a eliminar el “sufrimiento injustificado” o la injusticia, no más dolor, sufrimiento y lágrimas que se puede evitar.

  1. La corrupción y los medios de comunicación

Dada la influencia que tienen los medios de comunicación social en la percepción y perspectiva que tienen los ciudadanos sobre la corrupción en la política se hace necesario presentar algunas consideraciones al respecto a efecto de precisar la forma en la que contribuyen en la determinación de la gravedad del problema, de sus causas y de las formas en las que pueden ayudarnos a enfrentar la corrupción con éxito. Las breves anotaciones que realizaremos sobre los medios de comunicación buscan encarar dos cosas: la desconfianza existente sobre estos y la credibilidad que han perdido tras los actos de corrupción en los que se han visto comprometidos.
La desconfianza que existe sobre los medios de comunicación social está justificada si se considera que son parte de la disputa por el poder, como instrumentos utilizados para incidir interesadamente en la percepción de los ciudadanos con la clara conciencia de su influencia en el establecimiento y jerarquización de los principales problemas en la agenda social y política y por la forma en la que inciden en la dirección de las soluciones a los mismos.
Reconociendo la magnitud del impacto social de los medios de comunicación social se les ha considerado como un “cuarto poder”, como “un contrapoder de los poderes establecidos”, como espacios desde los que se informa y articulan las voces provenientes de la sociedad y que responsablemente promueven la defensa de los derechos sociales.
Según Javier Galán Gamero, en su artículo titulado “Cuando el ‘cuarto poder’ se constituye en cuarto poder: propuestas”, la “conformación de la prensa como cuarto poder” se inscribe en el contexto en el que se le tiene como aliado de la sociedad: “los medios se convierten en adalides de las libertades sociales, dando voz a los que no la tienen”, sin embargo, esto cambió “desde que la industria de los medios se convirtió en un negocio con alta rentabilidad” y “los poderes económicos se fijaron en ella, como anteriormente lo hicieron los poderes políticos y, en su afán de obtener beneficios, penetraron en ella” (2014, p. 169).
Coincidiendo con Galán, los medios de comunicación social han sido considerados, metafóricamente, el “cuarto poder” pero “han perdido la posición de cuarto poder” al priorizar su rentabilidad y los intereses económicos a los que se encuentran asociados. Son utilizados como instrumentos para negociar intereses particulares en vista de los cuales funcionalizan la información, la defensa de derechos y libertades. Se encuentran abocados a la promoción de una ideología específica centrada en la deslegitimación del estado como gestor y administrador de actividades productivas y el empoderamiento de las actividades empresariales privadas que, en el marco de una economía de mercado, se ofrecen como única solución a los problemas que enfrenta la sociedad.
El nivel de compromiso adquirido por los medios de comunicación social con sectores políticos, de manifiesto interés pro empresarial, ha devenido en su involucramiento en actos de corrupción y en su participación en la implementación de un sistema de opacidad de los procesos en los que se encuentran involucrados, los que ya forman parte de su historia reciente. Así pues, cómo no desconfiar de los medios de comunicación social si sus propietarios han mostrado el uso de los mismos para el beneficio de sus intereses particulares y esto, a pesar de publicitar en los mismos que la comunicación es un servicio para el bien de la sociedad.
A lo dicho, debemos agregar como uno de los problemas que enfrentan y al que contribuyen los medios de comunicación social, el de la institución de la sociedad del espectáculo donde “prima el espectáculo sobre el contenido, cuando se ofrece una información más por espectacular que por noticiosa o cuando la noticia ya no lo es por su contenido sino por el espectáculo que se hace de ella” (Galán, 2014, p. 167). No les falta razón a Gutiérrez, Rodríguez y Gallegos, quienes en su artículo “El papel de los medios de comunicación actuales en la sociedad contemporánea española”, nos dicen que: “Más que hablar de ‘sociedad de la información’, es necesario hablar de ‘sociedad del espectáculo’. El poder no es tanto el poder de hacer, el poder político, como el poder contar, el poder mediático.” (2010, p. 276)
Agrega a la desconfianza sobre los medios de comunicación el que sea usado por quienes los controlan para “influir en los resultados electorales”, constatando de manera recurrente que “los polí- ticos que más fondos tienen a su disposición pueden hacer uso del dinero para influenciar las mentes, fijar los programas e imponer lo que se percibe como realidad.” (Standing, 2017, p. 249). Por último, estoy de acuerdo con Guy Standing, quien en su libro La corrupción del capitalismo señala que “Nunca ha resultado más cierto hoy que “el poder es la verdad.” (2017, p. 249).
Ahora bien, cabe preguntar ¿Cómo enfrentar esta desconfianza en los medios de comunicación social? Considerando que necesitamos que estos gocen de credibilidad, pues su influencia crece merced al desarrollo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones. Entre las propuestas a considerar se encuentra la de transparencia, que para Galán significa hacer de conocimiento el proceso de elaboración de los contenidos, los criterios por los que se ha seleccionado un tema, un tratamiento determinado, además de mostrar quiénes y cómo elaboran información, cómo establecen prioridades, cuál es su grado de independencia. Los medios de comunicación social tienen que “identificar los parámetros de calidad que circulan en el proceso de comunicación de las noticias”. (2014, p. 174)
Puesto que los medios de comunicación social son parte de los bienes comunes, “públicos en términos de propiedad y uso”, “libres de cualquier restricción privada y doméstica” y “no pueden ser tomados de forma legítima por intereses privados, ni explotados para beneficio privado” (2017, p. 170), forma parte de la transpa- rencia exigida considerarlos como un bien común cultural “para que haya una verdadera democracia y garantizar que estén representados todos los grupos y perspectivas, resulta esencial que haya medios públicos y responsables” (2017, p. 197). Como dice Guy Standing:
Los bienes comunes son nuestra herencia colectiva. No pueden ser suprimidos con legitimidad a no ser que nosotros el pueblo, decidamos de forma explícita que ese es nuestro deseo. Privatizar los bienes comunes es una forma de robo, una forma de corrupción destinada a generar ingresos rentistas para unos pocos, a partir de “derechos de propiedad” de nueva creación. La pérdida de los servicios comunes afecta sobre todo a quienes más dependen ellos. (2017, p. 203).
Justamente los propietarios y algunos periodistas actúan desconociendo que los medios de comunicación social son bienes comunes culturales y al hacerlo asientan la situación de desconfianza que estos enfrentan.
La recuperación de la credibilidad de los medios de comunicación ha de ser posible si introdujeran como tarea habitual “informar sobre sí mismos” y actuar asumiendo que “tienen la misma obligación de informar sobre sí mismos con respecto a los otros poderes y demostrar, a través de esas informaciones, que siguen manteniendo los principios de servicio a la sociedad” (2014, p. 175). Precisando, en esto seguimos a Galán (2014):
los medios de comunicación, si quieren sobrevivir como industria, deben recuperar el sentido de su existencia, asumiendo la misión que la sociedad ha ido depositando en ellos a lo largo del tiempo: ejercer como un cuarto poder imprescindible para el desarrollo de la sociedad. Eso se puede conseguir a través de los tres principios que hemos desarrollado anteriormente: el principio de desligar información de entretenimiento, el principio de priorizar los intereses sociales sobre los económicos y el principio de aplicar la ciencia y la deontología periodística en la producción, distribución y comercialización de la información. En definitiva, recuperando la credibilidad: el principal valor de la actividad periodística. (p. 176)
...."

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