Si hay algo que ha quedado claro con esta epidemia es que el ser humano, en situaciones adversas, es irracional y egoísta. Y no hace falta que la situación sea muy extrema para que estas dos facetas salgan a relucir en todo su esplendor.
Que el Coronavirus hay que tomárselo en serio es algo que ya sabíamos. Igual que cualquier otra enfermedad. Que no estemos dentro del grupo de riesgo no quiere decir que, sin querer, contagiemos a alguien que sí lo esté, con consecuencias más o menos halagüeñas.
Uno de los principales peligros del coronavirus es su rápida propagación, causando un colapso de los sistemas sanitarios. Y la cuarentena se ha declarado, entre otros motivos, para evitar esto mismo. Es decir, en vez de que haya un pico muy elevado de personas afectadas por el virus al mismo tiempo, hacer que se vaya distribuyendo a lo largo del tiempo para que el sistema sanitario pueda hacer frente a la enfermedad.
En ningún momento se ha dicho que vayan a cerrar los supermercados ni las farmacias. Se cierran los establecimientos que no sean de primera necesidad porque, precisamente, no son necesarios y pueden suponer un poco de infección. Aún así, la gente decide ir a los supermercados y arramplar con todo (comida, papel higiénico, productos sanitarios, medicamentos…). Esto provoca un efecto dominó, porque otras personas se preocupan de quedarse sin comida por culpa de estos primeros y así hasta llegar a la situación en la que estamos ahora: supermercados vacíos.
Pensad por un momento qué hubiera pasado si la gente hubiese actuado de manera racional: voy al súper a comprar lo que necesito. Declaran el estado de alerta y que cierran los establecimientos menos supermercados, farmacias y estancos. La gente, cada vez que necesite comprar algo, va al súper y lo compra. Los supermercados no quedan desabastecidos, ya que tienen una demanda más o menos normal.
Pero, “es que no puedo salir de casa durante la cuarentena”. Ya. Porque salir al súper no se puede, pero ir a tu casa de verano, ir a la aldea, etc., eso sí. Ir de cañas con los amigos también. No digo que no se deba salir de casa, pero sí evitar aglomeraciones. Para evitar el contagio hay que seguir una serie de pasos (lavarse las manos, no tocarse la cara, no abrazarse, etc…) - lo mismo que en la época de gripe.
Así que, por favor, seamos más solidarios. Mientras unos tienen varios botes de agua oxigenada en casa, algunos que de verdad lo necesitan se recorren los supermercados sin encontrar nada. Ante la histeria, para, respira y piensa bien las cosas. Quiero creer que somos más que el “mientras yo tenga lo mío, a los demás que les den”.