Ni en épocas duras un tanto más recientes como el último mandato de Carlos Andrés Perez,, jamás mi familia llegó a comer comida de consumo animal (arroz partido, entre otros), no llegamos a acostarnos con hambre o ver cómo se morían nuestros familiares con enfermedades ya erradicadas, a falta de medicinas, vacunas o en el caso más impactante por la cantidad, oleadas y oleadas de venezolanos migrando, escapando del país, que deja atrás familias fracturadas, hijos sin padre, adultos de tercera edad muriendo de mengua. Nuestro país perdió además, mano de obra calificada, excelentes profesionales, médicos, ingenieros, docentes, que prefirieron emigrar y aventurarse a otro país a trabajar en cargos no acordes a su nivel de estudios como si es que aquí estalló una cruenta guerra.

Y... ¿todo por qué?

Por un descarado, mal viviente sin alma y una cuerda de lame zuelas, vagabundos sin vergüenzas, focas apátridas reales que le siguen por temor o por tener parte de la tajada de la cuerda de enchufados... del que no siente dolor real por su pueblo, que no le interesan sus necesidades ni siquiera las más básicas, que no es garante de nada, que pisotea la Constitución y manipula como le da la gana... y pobre del que no le apoye, lo silencia o desaparece.