En torno al control, desde la óptica del psicoanálisis puede cambiar muchas vidas, y justamente una alternativa para soluciones que nos den nuevos bríos es lo que debemos promover y maximizar en las personas.
O estamos en constante ira, cólera, frustración, enojo, o por otro lado, nos sentimos estúpidos, inferiores, dependientes, tristones y con otro tipos de manifestaciones de las emociones que les damos las peores versiones de lo que son. Cuando miramos esto, realmente no creemos que estemos viviendo en desesperación y frustración. Sino que hay otros aspectos al respecto.
Hasta hace poco, nuestra ciencia moderna; sí ella que ha sido de las herramientas más poderosas jamás usadas y por ello la seguimos antes que nada, se ha negado a aceptar que exista una relación directa entre la mente y el cuerpo, y esto que puede llegar en algunos hasta contra intuitivo, hay que mostrarlo y analizarlos.
Por ejemplo, se ha admitido que los problemas de salud física ocurren con el estrés y la disfunción, y en ese aspecto hay temas marcados y bastante bibliografía al respecto, pero el médico occidental ha argumentado que la mente puede tener un efecto directo sobre el cuerpo y no hay evidencia clara de que tengan una aventura siempre así en todos los lados del mundo, y em occidente mismo.
Pero esta actitud ahora, frente a esto es cambiar de paradigma, que usemos otra verdad. A lo largo de los años, se han realizado investigaciones sin precedentes sobre cómo los sentimientos y el estado mental pueden controlar la salud física. El mundo científico actual admite que una persona estresada emocionalmente tiene más probabilidades de sufrir enfermedades físicas graves.
Pero, por otro lado, el pre temperamento tradicional habla de la conexión cuerpo-mente-nervios más fuerte sobre el "diagnóstico" de la mente. Por ello es que en consecuencia, una persona está físicamente sana, por lo que su salud mental no es buena, pero una buena salud mental es un espejo de una buena salud física. También dice que puede conducir a un cuerpo sano y una calidad de vida.
Pero nuestra mente debe tener el control antes de llegar a tal situación. Pero el estilo de vida contemporáneo inherente a nosotros durante esta era racial distrae el estado de ánimo, enfatizando que es imposible lograr la paz mental. Vivimos en un mundo competitivo. Estamos constantemente tratando de demostrar nuestro potencial y existencia a los demás (y a nosotros mismos). Estamos luchando por comprar una casa más grande y un auto más grande y ganar más dinero. Creemos que estos son los criterios para el éxito.
Pero sólo un puñado de personas podrá alcanzar estos criterios extraños. No importa cuántos otros lo intenten, los factores anteriores no logran imponerse. Por lo tanto como consecuencia, nuestra autobiografía diaria está llena de estrés, somnolencia y odio. O estamos en un estado de ira o frustración constante, o nos sentimos emocionales, inferiores y afligidos.
Cuando lo miramos, realmente no creemos que estemos viviendo actualmente como los sujetos bio-psicológicos que somos, en una era de frustración e insatisfacción.
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