Marzo, 1915
Mi amado Edmund
¿Qué ha sido de ti ? ¿Que ha sido de nosotros ? He perdido la cuenta de cuantas cartas te he enviado al frente de batalla sin obtener una respuesta tuya. Hans sólo me dice que estás perdido y que no debo continuar escribiéndote. No puedo evitarlo y no quiero hacerlo porque aunque las palabras están en papel sé que mi corazón te las envía y es posible que ellas te estén manteniendo con vida donquiera que estés. Tienes que vivir Edmund, vivir para mi, vivir para el pequeño fruto que llevo en mi vientre … sí … nuestro hijo … Esta guerra no ha permitido que te enteres que vas a ser padre. Aún no se me nota y nadie lo sabe, excepto tu hermana Anke, que entre la alegría y el susto no se define. Sabes que ella siempre ha sido nuestra aliada y nos ha apoyado como no lo han hecho nuestras familias. Mis padres no dejan de invitar a nuestra casa a Rolf Wagner, intentando que yo acepte sus proposiciones y me convierta en su esposa. Rolf Wagner quiere establecerse en América. Me ha dicho que si me convierto en su esposa nada me faltará … y a nuestro hijo ¿ lo querrá ?. ¿ Dónde estás Edmund ?. En sueños veo campos arrasados por las bombas y las llamas, y en todos te busco y sé que estás vivo porque no te he encontrado en ellos. Anke me ha contado que tu madre no deja de llamarte y tu padre siempre está taciturno. Casi he tenido ganas de decirles que tendrán un nieto, pero al recordar lo mucho que también se han opuesto a nuestro amor, resuelvo callarme. Quizá mañana me arme de valor y se los diga. No sé que va a pasar cuando mi familia se dé cuenta de mi embarazo. ¿ Cuándo vendrás ?. A lo lejos se oyen sirenas, es posible que haya otro bombardeo… y más muertos… ¡ Oh Edmund ! Qué horrible es la guerra, tantas familias separadas, tantos padres, esposos, hijos y hermanos desaparecidos y nosotras aferradas a nuestros recuerdos, negadas a dejar que mueran nuestras esperanzas, mientras los Gobiernos se empeñan en reclutar más y más a nuestros hombres para satisfacer sus ansias de demostrar superioridad. ¿Y para qué ? ¿Quién gana realmente en una guerra ? Nadie. Todos sufrimos las pérdidas de nuestros seres queridos y no hay consuelo… Ayer Anke me dijo que nuestro amigo Leopold y su familia huyeron hace una semana; algunos de nuestros conocidos dicen que se fueron del país, no hay como comprobarlo. Los menciono en mis oraciones junto contigo… Mis padres también quieren huir de este horror, pero yo no puedo dejarte. No entiendo porqué hemos de vivir ésta separación que me desgarra el alma, es como si el destino pretendiera realizar uno de sus macabros juegos para evitar que nos reunamos nuevamente y podamos construir la vida juntos que tanto hemos planeado … tú dedicado a la escritura y quizás algún día recibas reconocimientos por ello y yo criando a nuestro hijo y educándolo para que siga tus pasos. No puedo contener las lágrimas que me invaden escribiéndote esta carta, porque no sé si ha de ser la última. No quiero creer que ésta guerra te alejará más de mí … creo que de algún modo encontrarás el camino de vuelta a mí y no volverás a dejarme … tengo que terminar de escribir … alguien toca a la puerta …
Tu amor por siempre … Eva
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