El recuerdo de la mesa de dibujo llena de cuanto parapeto dios creó, los libros viejos que solo conservaba por su valor literario y sentimental, esos que te dejan las manos impregnadas de olor a vainilla.
El recuerdo de los amores ilusos, los dibujos y la libertad creativa, todo eso enlazado por la condición de confinamiento, antes por vivir bajo un régimen, ahora por una pandemia mundial.
Hace meses no hubiese tenido el tiempo para escribir más de dos párrafos sin cansarme, hoy lo hago para pasar las horas y el aburrimiento propios del encierro.
Me considero una persona muy activa de mente, cuerpo y espíritu, cuya preocupacion mas grande, hasta hace dos días, era no dormirse en los laureles en el proceso migratorio que vive.
Es de conocimiento general la crisis sanitaria que estamos atravesando, y las medidas que han tomado los gobiernos para paliar toda la situación, así que como es de suponer, tanto mi persona, como usted individuo lector estamos confinados en nuestra casa.
La rutina ha cambiado radicalmente, pasé de despertar bien temprano en la mañana, a despertar casi llegada la hora del mediodía, de desayunar mientras no hubiesen clientes, a tomarme toda la calma para componer el desayuno e ingerirlo, y de pasar el día interactuando con desconocidos, a interactuar con la pantalla del celular, de la tablet y con el compañero de habitación.
Es en estos momentos donde recuerdo al profesor de teoría de la forma, en la escuela de arquitectura, quien nos decía que a pesar de vivir en la era de la comunicación a distancia, donde casi todo pasaba a ser y realizarse de forma virtual, aún necesitábamos las conferencias, los congresos, las fiestas y reuniones, todo eso que nos hacia estar en cuerpo presente, para poder transmitir y recibir esa energía, ese compartir que nos hace seres sintientes.
Son momentos de mucha reflexión, de mucho estar consigo mismo, de tener esos aspectos y situaciones de las que huíamos, frente a nuestras narices todo el rato que estamos conscientes.
Contexto que aprovecho para inmortalizar los momentos vividos en los meses anteriores, a los que por la misma falta de tiempo y energía no me había avocado a revivir.
Quiero comenzar con el proceso que me hace estar hoy en día en este país que me ha abierto las puertas de par en par, que me ha permitido conocer los lados más disciplinados y los más simpáticos de mi personalidad.
Es por esto que me he propuesto convertir todas esas vivencias en post, y tratar de subir todo lo que sea posible antes que finalice el confinamiento.