Ella siempre quiso ser libre

Ella siempre quiso ser, pero no, ella era mía! y su libertad era yo; no necesitaba nada en el mundo que no fuese yo.
Cuando la conocí era indefensa, no existía, era un animal que se arrastraba, y yo la rescate le di parte en mi vida, por lo tanto era mía, ella le dio a mi apartamento todo su ser, era energía, el espacio quedaba impregnado de ella.
Ella es mágica. Nuestras vidas se conocen desde otras vidas somos el uno para el otro, somos almas gemelas.
¿Por qué ahora no me ama? Si cuando la rescate le cure sus heridas; note en su mirada candor, agradecimiento. Sus ojos redondos me miraban como si me amara y convenció a mi amante eterna, mi primer amor, que se fuera ¿porque hizo que se suicidara delante de mi, si fue mi primer amor? No me dio tiempo de nada y se hundió la gillette hasta desangrarse. Mi amada soledad, no permitió que la ayudara y el apartamento se inundo de su sangre; dure tres días sacándola ya que todo estaba impregnado de ella.
Ahora que todo mi universo gira en torno a ella, pretende que la deje libre, ¡pues no! No hay rescate que pague este rapto; ella es mi rehén, y ahora la amo yo seré su sutil carcelero, quien la odia y la quiere con toda su energía.
Una mañana cuando salía para darle de beber, como todos los días, encontré su cuerpo completamente descolgado sin un hálito de vida. Toda su alegría se había esfumado y yo era el culpable; preferí que muriera a entregarle su libertad.
La cargué en mis brazos e hice lo mas loable que creí que podía hacer y era entregarle su libertad y por el balcón del edificio “La Luna”, faltando poco para llegar al suelo, el piso reflejo la sombra de sus alas abiertas, se entrego a su libertad trinando de alegría se unió a la manada de su misma especie.