Rosas para el 14 de Febrero

in cuento •  7 years ago 

Rosas para el 14 de Febrero

Aun recuerdo ese día como si hubiera sido ayer, como mis lágrimas escapaban una tras otra. No podía contener el dolor que guardaba en mi corazón, era mucho más fuerte que yo. La rabia, el desespero y el sufrimiento no podía ocultarlos por más que lo intentase. Jamás había experimentado el rechazo en mi vida, pero ese día supe lo que es amar y no ser correspondido, arrojar a la basura 2 años de tu vida, pensando en una sola persona, y justo cuando piensas que valió la pena, tu corazón se rompe en mil fragmentos al ser ignorado. Ni una palabra de lástima, ni un solo gesto amable, sólo un enorme silencio que hizo pedazos mí orgullo, mi amor, y mis esperanzas en el día de San Valentine.

Ya habían pasado 2 meses de eso y aun podía sentir lo humedad en mis mejillas, y en mi mente se mantenía una y otra vez aquella escena tan tormentosa. Todos decían que me había convertido en una persona fría, pero yo no pensaba lo mismo, quizás el amor estaba a la vuelta de la esquina, mientras yo permanecía sentada en aquel lugar, siempre mirando detenidamente las manchas de lodo de miles de personas en la acera.

-Disculpe… ¿Está usted bien?
Alguien con la voz un tanto gruesa, se detuvo justo en frente de mí y me hizo esa pregunta, la verdad es que no sabía que decirle, si contarle que me moría por dentro, pero mi cuerpo seguía andando o si darle la típica respuesta “todo está bien”.
-Todo está bien, no se preocupe.
Al final opté por la opción más rápida y totalmente falsa, sin embargo él me miró y se sentó a mi lado.
-No creo que lo esté, si estuviera bien no tendría esos rastros de lágrimas en sus mejillas, no se sentara sola en un día así, y menos al ser tan joven.

Sus palabras me sorprendieron por un instante, y entonces me di cuenta que quizás las personas ya sabían mi estado de ánimo y probablemente mi situación, pero tal vez no se acercaron para no lastimar más mi mente y mi corazón. Pero entonces me pregunté en ese momento y aun sigo preguntándomelo ¿por qué él no se alejó como los otros? Continuamos hablando después de aquello, seguíamos viéndonos en aquel banco de esa calle, cada día nos contábamos un poco de la vida que habíamos llevado hasta ese entonces. Las conversaciones eran muy amenas, divertidas, tristes, de todo un poco, pero aun así ya no sentía el peso sobre mis hombros, la carga de llevar conmigo aquel recuerdo se estaba desvaneciendo y yo lograba respirar profundo de nuevo, quizás me estaba enamorando de aquel hombre que se sentaba justo a mi costado, y entonces llegó febrero, de alguna manera todo a mi alrededor parecía inspirarme y emocionarme, estaba viviendo un hermoso sueño como el de una chica locamente enamorada.

El 12 de Febrero concertamos una cita, la primera cita entre nosotros. Ese iba a ser un encuentro muy diferente a los otros, porque estaba segura de lo que quería, de lo que haría, y estaba algo feliz, porque sabía, presentía que esa vez iba a ser distinta a la última. Ese 14 de Febrero, día de San Valentine corrí a casa del trabajo, logré llegar para poner todo en orden, mi vestido, mi maquillaje, y un peinado que me hiciera lucir linda, muy linda para él. Pasada una hora, me di cuenta que se me había ido el tiempo, ya debía estar esperándome en aquel lugar, y entonces corrí lo más rápido que pude para llegar, pero cuando al fin pude llegar, él no estaba allí, y me sentí igual que antes, totalmente rechazada.

Justo en el momento que di vuelta para retornar, el escandaloso sonido de las sirenas aturdió mis oídos y a la vez mi corazón. Pude escuchar lo que murmuraban dos mujeres que venían caminando, “fue espantoso”…”¿estará muerto?”…Esas palabras me impactaron por segundos, me robaron el aliento, y por alguna razón corrí en dirección a aquella ambulancia, y en medio de la vía, muchas personas observando detenidamente el cuerpo sin vida de alguna persona. Mi cuerpo se congeló por un instante, y mis lágrimas comenzaron a escapar como aquella vez. Entre tantas personas aparté a cada una para asegurarme de que no había sido él, de que mi pensamiento se equivocaba y que él pronto vendría, mas sin embargo mis esperanzas igual que aquella vez se destrozaron. Mi cuerpo cayó sobre el suyo, mientras gritaba una y otra vez “Despierta...despierta…hoy tenía que decirte, hoy tenías que escuchar mis sentimientos” Los guardias me apartaron de su cadáver, y me llevaron como testigo. Debido a la confesión de alguien supe que murió por mi imprudencia, al ver el reloj, y ver que no aparecía el fue por mí, pero la nefasta muerte llegó y se me adelantó. En ese momento deseaba haber estado a la hora, me arrepentía una y otra vez de lo que hice, asistí a terapeutas, a personas que contactaban con espíritus, pero aun así, antes y justo ahora no puedo dejar de cargar la culpa sobre mis propios hombros.

Ahora me siento todas las tardes como antes en aquella banca, recordando los buenos momentos que pasamos juntos. A veces incluso creo que está allí, a mi lado, y que me escucha, aunque yo no pueda verle. Desde ese día prometí que no volvería a enamorarme, y que cada 14 de Febrero traería rosas a esta banca, porque sé que él estará aquí para hacerme compañía, y aunque jamás supo que lo amé en vida, ahora que su cuerpo descansa y su alma deambula por este mundo, ahora ya debe saberlo.

FIN

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