En Calabozo...

in cuentos •  6 years ago 

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Después de unos días cuyas noches eran sumamente oscuras, logro hoy mismo poder conectarme al internet. (¡Qué angustia!)
Par todos es conocidos el dramático apagón que aconteció en este país llamado: Venezuela.
Espero…Y aspiro: Qué no vuelva a ocurrir (¿…?) para de esa forma poder seguir en esta sucesión de: Cuentos – Relatos – Narraciones – Poemas
¡Saludos a todos los que siguen estas publicaciones!

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+BernardoEnriqueLópezBaltodano
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“En Calabozo”

Antes de entrar a La Villa de todos los Santos de Calabozo, existe una represa, impetuosa, irreverente y dominante, sitio asediado por todos, en donde se conjugan mundos en colisión, existencias visibles y otras que no lo son y por esos confines de este mundo, se encontraba Juan. Recién entrando a esa rica, prospera y muy hermosa locación de ese inmenso estado Guárico, en Venezuela…Lógico.
Guardaba sobre su humanidad ese cansancio tan agotador por esa cantidad de kilómetros tan longevos que hay desde: “Dos bocas” hasta ese sitio, eran más de las seis de la tarde (Las sombras se ciernen a su alrededor…) y aun con el calor (que aún lo apremia) de tanto andar por esos predios llaneros, le provocó detenerse “unos minutos” para estirar sus piernas y relajarse. Serenarse.
(Falta muy poco para entrar a: Calabozo.)
Había muy poca gente. (Casi desierto) Y los que había, estaban esparcidos.
Buscó un sitio en donde poder aparcar y extasiarse por tan hermoso paisaje.
Cerró su vehículo. Y se dirigió a un sitio, exento de presencia humana.
Siempre ha sentido un influjo muy especial, por ese sitio y lo que representa.

  • ¡Ah qué bello y hermoso es esto! – Exhaló en medio de la frescura de ese ambiente acuático. Contempló por todos lados.
    Comenzó a relajarse. A permearse con su medio ambiente.
    Por allá a lo lejos…En las alturas, visualizó una pandilla de aves muy escandalosas, que transitan por esos lados, y entre su aletear y sus graznidos pudo deleitarse.
  • La verdad, es que si no fuese por esas aves… - Reflexionó en medio de borrascas aéreas. El fuerte olor a desechos marinos, lo obnubila.
  • Me provocaría hasta dormir acá… - Reflexionaba.
    La fuerte brisa lo mantenía cautivo.
    Observó a lo lejos…Por allá donde la mirada se pierde, dónde todo se tiñe: borroso e impreciso…allá lejos, ¡bien lejos! distante centenares de metros y quizás: hasta kilómetros, en donde pareciese que la tierra junto con el mar se unen y los recuerdos emergen…La imaginación vuela y el corazón se estremece…La piel se te eriza y por cosas de esta vida…Hasta la melancolía florece dentro de ese mar de inquietud y zozobra.
    Una línea muy tenue, quizás estos dos reinos se unen: El acuático, con el de la tierra…Sin contar con el aire…
    Su mundo se le fue empequeñeciendo, sumergiéndose en reinos ignotos, en donde el espacio, la luz, el tiempo se va diluyendo, engrandeciéndose y ocupando el espacio que la razón y la sindéresis le niegan.
    (Embelesado cayó en una especie de sopor, cerrando sus ojos, se tele transportó hacía el infinitum…El confín de lo infinito.)
    Mundos inmensos que opacan y minimizan nuestra razón de ser…
    Por allende senderos se fue sin cuenta darse…Su mente se distendió…
    Su mente se dislocó. Ya sus penurias, su cansancio, su hastío dio paso a nuevas emociones…La frescura salada se le impregnó en sus vísceras.
    Pudo mirar el componer de algo que por aquellas latitudes se estaba realizando. Trató de razonar, de encontrarle algún tipo de lógica, algo que a su entender le pudiera dimensionar qué era “eso” que estaba ocupando un sitial intenso dentro de su poco entender…
    Afinó cuanto pudo su visión (se lamentó no haber traído su “larga-vista”) así que se dedicó a este menester. Pero ni modo, hay que enfrentarse a lo que la vida nos vaya presentando, pues en ocasiones, no hay ni lógica ni poco entender…Tan solo hay que presenciar. Tratar de entender.
    Y a esa tarea se estaba dedicando…
    Su vista le informaba de algo que emergía de las oscuridades del agua misma, con toda seguridad sería algo muy monumental…
  • ¿Qué será “eso”…? – Lanzó su pregunta, como si fuese un pensamiento analizado en su consciente.
    Notó un silencio sepulcral. A pesar de haber “sentido” su lento respirar.
  • “Alguien” más está conmigo… - Musitó muy quedo.
  • Lo sé. Lo intuyo… - Sólo sus pensamientos ocupaban su espacio.
    En vista de que no escuchó nada más, creyó prudente seguir en su misma faena y obviar esa presencia “silenciosa”
    Pues a decir verdad: No aceptaba perder ni por un solo instante, “eso” ya que temía que si lo hacía…Podría perder ese ángulo, esa visión que ante sus propios ojos se le estaba presentando.
  • Seguramente viene de la Madre Naturaleza… - Escuchó esa frase, esa oración, y hasta le pareció que con toda seguridad, vendría del mismo espacio interestelar pues, seguidamente una ráfaga de viento huracanado le despeinó y tuvo que aferrarse bien en sus piernas, pues estuvo a punto de hacerle perder su propio equilibrio.
    Qué irónico…Hasta hace unos instantes, todo era tranquilidad…
    Pero ¿”y esto”? Qué extraño sortilegio lo empujaba a mundos extraños, aledaños a su proximidad, pero que antes no los veía, ni los sentía…
  • Hay que aferrarse a lo que “ella” nos suministre… - La furia del viento, impedía escuchar mejor, pero con toda seguridad, el ser que lo acompañaba debió alzar muy fuerte su voz, porque si no se hubiese perdido en el ambiente.
    Intentó mirar a su interlocutor, pero algo se lo impedía. No pudo verlo.
    Pero en su mente y de acuerdo con su intensidad, asumió que era algún hombre, pues si hubiese sido mujer, su voz hubiese resultado chillona.
  • …Será… - Se limitó a responderle.
    Por instante asumió que andaba en una enorme embarcación, y que la mar enfurecida, los estaba zarandeando de un lado a otro.
  • La vida…La vida…Siempre sorpresa nos da… - Ese sonido silbó con total intensidad. Rompió toda resistencia posible.
    Se aferró a su propia existencia, cerró sus ojos ante tanta intensidad.
    Hubo de pasar otros instantes más…Para después…Así como había empezado; emergía de nuevo una luz tan visible, tan fuerte y poderosa que hasta le dio la impresión, de que estaba amaneciendo.
    …Y ya en santa paz…Pudo visualizar, que se encontraba a más de trescientos metros de dónde él mismo sabía que había llegado.
  • ¡Ah mundo! – Se santigua y sigue. - ¡Qué de cosas pasan en este mundo… - Asombrado miraba de un lado a otro, no reconociendo ni el sitio, ni el lugar.
    ¡Al fin! Pudo visualizar su vehículo, que se encontraba muy distante.
    No recordó haberlo dejado a tanta distancia.
    (¿Y cómo llegó hasta allí…? No recordaba el cómo, ni el por qué…)
    Pero sabiendo que en el llano suceden cosas…Situaciones tales que no tienen interpretación lógica, ni sencilla. Entregó su razonamiento en un pozo oscuro.
    Se decidió rápidamente a llegar a su propio carro, para continuar su camino.
    Ya la tarde estaba cayendo tan velozmente, que los pocos rayos solares lo apremiaban.
    Hay que apurarse, pues la noche está llegando a una velocidad que…
  • ¡Dios! ¡Ya me cayó la noche! …Y es oscura… - Razonó.
    Su piel le indicaba, que hasta el clima había cambiado, apresuró pues su paso…Tiempo al tiempo.

San Juan de los Morros.jpg

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