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“Perdida…”
- Ando perdida…Y lo peor de todo: ¡No veo nada! – La mujer vagaba a plena luz del día.
Y hacía ademán con ambas manos, llevándoselas a sus ojos.
Daba la impresión cierta, de que en verdad: Nada veía.
No obstante, los transeúntes que por allí rondaban, contemplaba impávidos todo cuanto ella hacía.
Los que pasaban por allí, se detenían (en un principio…)
Los desconcertaba, pero después era pura curiosidad, aunque había entre ellos unos cuantos con ideas mal sanas…
No podían entender eso que ella pregonaba: “No veo nada.”
Pues veían como se desplaza, sin ayuda visible. Y con sus propias piernas. Pero si les extrañaba que se llevase ambas manos a sus ojos. - Creo que está desvariando… - Asomó una de su propio género.
- ¿Será cierto? – Se preguntaba otro incrédulo.
- …No veo… - Se le volvió a escuchar de nuevo.
- …Será que está ciega… - Asomó esa cruenta presunción otra fémina allí presente.
- No lo creo. – Afirmó muy decidida de su apreciación una mujer ya entrada en años, mientras movía ambas manos al unísono con su cabeza…
Aunque sus ojos no la perdían de vista ni por un solo micro segundo. - …Será… - Afirmó un hombre pero sin tomar partido alguno, los demás lo miraban para que esclareciera su decisión, pero él se hizo el desentendido y se marchó, siempre mirando de reojo a la susodicha.
Los ojos nuevamente se volvieron a centrar en la autora de aquellos desenlaces, quién sin percatarse de la presencia de nadie más, insistía en querer mirar entre sus dedos. - ¿…Pero: No habrá alguien que la ayude…? – Se preguntó otra transeúnte, quizás pensando en voz alta. Dicha incógnita no iba dirigida a nadie en especial…
Aunque todos se consideraban aludidos; pero ninguno le prestó atención alguna, al contrario se hacían los desentendidos.
La dichosa dama, insistía en su pregón: “No veo nada” en un instante impreciso, se escuchó una risita burlona, y en el acto varias personas buscaron su origen: Eran un grupito que se unieron para deliberar entre ellos. Pero tan solo se escuchaban los sonidos propios de las hienas. Y por la forma en que la miraban…Daba la impresión de que en cualquier momento aterrizarían sobre ella…Sus intenciones eran muy maliciosas.
(Algunos pensaron que algún interés le veían…Pues la mujer no vestía mal. Algo le habrán visto que les llamaba su atención.) - Mami… ¿Estás allí…? – Le escucharon decir, y pronto todas las miradas se ciñeron hacia la dirección que ella misma, por señas, asimilaba.
Sus gestos se dulcificaron. Se volvió chiquitica en un instante, y su faz se le suavizó en forma exponencial. Todos estos detalles fueron asumidos por muchos de los asistentes.
…Pero aparte del asombro…Nadie hizo más nada. - ¿Por qué me has abandonado…? No conozco esto por aquí… ¿En dónde estaré…? – Insistía en seguir mirando…Pero al parecer: ¡Nada veía!
- Señora… - Una voz infantil se escuchó en medio de tantas personas.
- …Señora… ¿Está perdida…? – Insistía, era una pequeñita que por su apariencia con toda seguridad, vivía por esos lares.
- Con toda seguridad. Es obvio. – Terció una dama de mediana edad, que no se perdía nada de todo cuanto acontecía allí.
- Pero señora: ¿La censura acaso…? – Intervino un joven que por la forma como respondía la dama en cuestión, acudió en defensa de la niña.
La aludida, tosió en un gesto muy elocuente. Pero en nada repicó. - ¿Tú la conoces…? – Le preguntó a la infanta.
La chiquilla la miraba desconcertada y acercándose un poco más, le respondió… - Sí. Es vecina de mi casa… - Un amplio “¡Uhmmmm!” Se dejó sentir entre todos los presentes.
- ¿Pero entonces: Porqué está perdida…? – Aludió el mismo joven ya muy desconcertado.
- …Es que…Perdió a toda su familia en un accidente y desde entonces…Vaga sin sentido. Siempre extraviada… - Respondió la jovencita, acercándose con el mayor de los sigilos, pero ayudándola en lo posible, y en cuanto se percató de que no era rechazada, le tomó de la mano y se la llevó.
En el acto, el grupito que rondaba en extraños sortilegios: Haciendo un gesto de profundo desagrado…Se marchó en el mismo instante. Se largaron y ni siquiera prestaron atención alguna a todo esto.
El resto…Hizo lo mismo. Ya la función había finiquitado.
A lo mejor…No esperaban un desenlace tan propicio...
Quizás unos cuantos…Deseaban seguir en sus indagaciones…
Lo cierto es que esa función: Había concluido…