Por ahí...

in cuentos •  5 years ago 

Juan se le había hecho muy tarde y a pesar de que sabía que vivía muy lejos y que el camino hacía su casa presentaba ciertas zonas peligrosas, que era mejor atravesarlas temprano.
Pero se entretuvo charlando con unos amigos (entre ellos había una cierta jovencita…Qué lo mantenía embobado…Y por ella, en atención a tan hermosa damisela…) el caso es que cuando se hubo despedido…
Ya era casi las siete de esa noche, que en un principio, se presentaba con mucha luz.
Pero que de repente: ¡Se hizo oscuridad galopante!
(¡Oh terror! Pero la intensidad del amor que surgía en el…Lo obnubilaba…)
Iba el joven muy encantado. Aún sentía la fresca fragancia de tan deslumbrante mujer.

  • ¡Qué finura! ¡Qué elegancia! …Creo que estoy perdidamente enamorado… - Se decía en forma encantada.
  • ¿Por qué a mí hermosa flor…Te presentas tan tarde…?
    Pues al ver lo graciosa y exuberante…Impactado me has dejado.
    Si ella me lo permite…Mi vida entera a ella se la daré…
    ¡Qué flor tan deslumbrante! – Se decía en verso.
    Con su mirada perdida, flotaba mientras danzaba, hasta parecía un fino bailarín…
    ¡De esos que tienen mucha estampa!
    ¡Ah el AMOR!!! ¡¡¡El Amor!!! (¡Por ellas aunque mal paguen!)
    Y como si la estuviese presente…Su amor le clamaba…
  • “A ti hermosa mujer…
    Que con suave locura
    de ti prendado he quedado.
    Por eso en este ahora…Tú Glamour observo.
    Y con absoluta delicia me acerco,
    Ya que al conocerte…Mis sentidos están nublados…
    Pues todo lo que de mí sea…
    A tus pies expongo…” – Canturreaba. Recitaba.
    Su tiempo se le diluía. No se percataba de nada a lo referente a su andar le importaba. Imbuido como estaba su amor en mayúscula expresaba…Toda su ternura lo arrullaba.
    Y así siguió. Silbaba, recitaba.
    Y no se percata de que su andar es demasiado lento.
    En ocasiones veía algún tipo de flor silvestre y allí embobado se quedaba a contemplar…Pero ya la oscuridad era inminente.
    …Pero realmente…Un enamorado y caminando por agrestes caminos…
    Nada bueno presagia.
    Pronto descubrió lo delicado de su situación. Se percató de que el sitio por el que debía transitar…Era demasiado oscuro.
    …Un frío de muerte le causó una especie de choque que lo electrocutó.
    En el acto.
    Y fue cuando se percató del enorme peligro que se le cernía.
    Pero ya para ese entonces…Era muy tarde.
    Estaba en la mitad. Y era tan penumbroso regresarse, que continuar en su andar. Comenzó a temblar, pues se percató -muy tarde, por cierto- que su propia vida…Corría peligro.
  • ¿…Y ahora…Qué hago “Dulce Amor de mi vida…”? – Simulaba tenerla enfrente y el solo hecho de pensarlo, le daba el valor requerido para continuar en su senda.
  • “Por ti mi vida daré… ¿Pero al no estar tú…?
    Qué me ha de importar todo esto…” – Se decía en lo más quedo de sus sentidos enamorados.
    Pero el estar consciente…Era demasiado crudo.
    …Y tan ensimismado andaba -a pesar de que mantenía “piel de gallina”- Su brazo no quería darlo a torcer.
    Le tocó andar por una hondonada muy oscura. Poco o mejor dicho, nada se veía. Su profundidad era abismal. Decidió concentrarse en todos y cada uno de sus sentidos. Presto a afrontar cualquier revés.
    …Por enorme que este sea…
    Así que manteniendo “ojos” aún en su retaguardia…Prosiguió…
    Y para cuando ya estaba en la oscuridad más impresionante, se percató de que no soplaba nada.
    Y que el calor era muy extenuante, fantasmagórico y horroroso.
    Afinó cada uno de sus sentidos. Caminaba con sumo cuidado.
    Más lento e inquisitivo.
    …Y…
    ¡En eso recibió un fuerte golpe en su omoplato izquierdo…!
    Por inercia su cuerpo se derrumbó hacía ese incierto destino.
  • ¿…Y qué es esto…? – Adolorido y asombrado, no lo podía creer…
    En el acto trató de visualizar algo…Pero nada.
    Un frío de muerte le heló su sangre. E impidió que se lanzara a una fugaz huida. Trató de remedar el error cometido.
    …Pero es que…Ya no podía disimular. ¡Qué estaba horrorizado!
    Qué ansiaba con todas sus ganas: ¡HUIR! ¡CORRER!
    …Pero pensó: “¿…Y qué pensarán de mí…? Yo no soy un cobarde, aunque reconozco que tengo mucho pánico. Pero tengo que guardar las apariencias (¿Qué pensarán de mí…? No. No.)
    Y como pudo refrenó todos sus ímpetus. Se mantuvo tercamente.
    Ni siquiera hizo ademán alguno. Pues los hombres…No huyen.
    Y siguió en su recorrido.
    Pasaron instantes en que sentía…Cómo lobos que lo seguían.
    Cómo multitud de diablillos que estaban a la espera de hundirles su tridente. O quizás, cualquier cosa.
    Y para cuando se hubo movilizado apenas uno o a lo sumo…Metro y medio…
    Sintió otro golpe. Mucho más fuerte y contundente.
    Quedó privado del intenso dolor.
    Cayó al suelo y se apresuró a sobarse, a malcriarse “un poquito” aunque sea…
    Pero cuando vio una intensa humareda. Que el humo surgía por diversas partes…
  • “¡Más vale que digan: Por aquí corrió un ratón, que León muerto! – Alcanzó a pronunciar…
    No pudo disimular más: Y emprendió una huida vergonzante…Pero su propia vida corría letal peligro.
    …Y corrió. Saltó. Hizo todo cuanto pudo para alejarse de ese mortal peligro.

pollitos-enamorados_2.png

Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE STEEM!