LA FIEBRE DEL ORO by @ubikalo

En mi viaje al sur de Venezuela uno de mis destinos era una comunidad indígena de la zona, muy cerca de la frontera con Brasil, en el recorrido salió en la conversación la historia de la Pepita de Oro.

Según nos contaban un día una mujer de la comunidad caminaba por el monte y tuvo la necesidad satisfacer una necesidad fisiológico, al realizarlo sus fluidos dejaron al descubierto una enorme piedra dorada que para sorpresa de todos era oro sólido.

Siguiendo la historia, me contaban que la comunidad se llenó de mineros que al enterarse de la historia pensaron que el hallazgo era tan sólo el inicio de una veta de oro inmensa.

Así en general oi varioaciones de la historia, con bemoles, con añadiduras, con otros personajes y finales....en fin una historia que parecía inventada y convertida en leyenda.

Durante mi convivencia con la comunidad indígena que era parte de mi destino en este viaje, da la casualidad que me entero que es esa comunidad la que se mencionaba en la historia, así que lo que me contaban sus pobladores era más convincente y real.

En uno de los recorridos que hicimos en un 4x4, salió nuevamente el tema ya que pasamos por el sitio donde apareció la “pepita de oro” del cuento tantas veces oido pero esta vez sucedió algo inesperado, frente a mi sentado estaba Luis F., el sobrino de la señora del cuento, ¡que sorpresa!.

Es entonces que le pregunte cómo habia sido esa historia realmente y me la contó.

En esa comunidad es costumbre por los meses de mayo y junio recolectar bachacos gigantes (insectos parecidos a las hormigas pero mucho más grandes) y que son una delicia para ellos, así que salen en grupos de amigos o familias a realizar esta recolección.

Un día Edita, su esposo, sus dos hijos y sus dos sobrinos (Luis F. Era uno de ellos) salieron a recolectar bachachos en familia. Durante la jornada la sra Edita tuvo la necesidad fisiológica que mencionaban todas los cuentos, eso fue cierto, así que entro a un matorral y mientras realizaba su necesidad fisiológica vio un resplandor en el suelo, Luis me contó que parecia metal fundido caido sobre la piedra en formas y tamaños diferentes, la sra Edita los llamó y entre los 6 recolectaron todo lo que brilllaba que resultó ser oro.

Luis me cuenta que no estaba oculto bajo la tierra ni era una sola piedra, eran muchas, que me imaginara hierro fundido en estado liquido y que se deja caer sobre una roca fria, así se veía el oro alli.

Por supuesto la noticia corrió y se fue haciendo más y más grande, llegaron a la entrada de la comunidad cientos de mineros que querían ser parte de esa veta de oro gigantesca, en tres dias hicieron una enorme cicatriz en el cerro donde la sra Edita estuvo ese día.

La comunidad tiene un respeo y arraigo muy grande por su tierra y sus costumbres y este boom repentino les causó muchos problemas, tuvieron que cerrar los accesos ayudados por las autoridades, además fueron amenzados con secuestrarlos a ellos o a sus hijos porque según eran millonarios por la cantidad de oro que tenían. Todo esto por supuesto era falso, ya que nunca se encontró más oro allí.

Una de las maestras del pueblo nos contó como esa fiebre de oro también llegó a afectarlos dentro de su comunidad, hubo peleas entre amigos y vecinos, la codicia hizo estragos dentro y fuera de la comunidad, ella oraba porque no se encontrara más oro allí, y aún hoy algunos la culpan de haber cortado la posibilidad de conseguir más oro allí.

Hoy la comunidad está organizada, junto a ellos estará promoviendo el turismo en la zona, llevando gente que quiera conocer de primera mano sus costumbres, su historia y forma de vida, el cuento de la pepita de oro es real y dejó una cicatriz profunda en la tierra y en la memoria de esta gente, una cicatriz donde la codicia privó sobre la razón.

Si deseas visitar el Parque Nacional La Gran Sabana en Venezuela, convivir en comunidades indígenas y aprender de ellos, comúnicate conmigo por acá o por correo [email protected] para armar un paquete de viaje que marcará tu corazón para siempre!