Creible Increible

in cuentosdebernardo •  7 years ago 

“Creible increíble”

Porque hay cosas que parecieran ser…Pero que en ocasiones; ¡pues no es!
Y como ejemplo valido, ya lo verán…
Estaba en mi cuarto, y salí e iba con la idea fija en mi mente de ir a recoger la ropa que ya lavada, la había colgado en las cuerdas para que se secara.
Todavía era de día…Consulto con mi reloj…6 y 15 p.m.

  • Debo recoger la ropa, ¡creo! Que se habrá secado. (Y pensé en voz alta) Antes de que me caiga la noche. – Afuera -en el patio- está haciendo un calor bestial, presumo que deben superar fácilmente los cuarenta y pico de grados centígrados.
  • ¡Qué barbaridad! Ni porque ya está cayendo la noche mejora ese ardiente clima. – Me dije a mi mismo, mientras trataba de visualizar todo en mi entorno.
    Sin querer al pasar por la puerta que mantengo aún abierta, observo que los rayos siguen muy vigentes. Y contemplo hacia lo lejos como la intensidad calórica se expresa en esas ondulaciones que a lo lejos se visualizan.
    Asumí, que era el vapor, y que se condensaban en el ambiente.
    Salgo y cierro muy bien la puerta –ya que se puede escapar el aire acondicionado que tengo en mi aposento- ¡Pero! (Y siempre existe esa posibilidad) algo inesperado ocupa mi atención…
    Me quedo en suspenso. No atino a identificar qué era lo que pasaba.
    Y viene de la sala. (Por el sonido asumí que era la cosa, por allí) No sé con exactitud qué es lo que es…
    …Pero algo está rasgando mi inquieta paz. No he podido definirlo.
    Afino al máximo mis instintos, analizo en cuestión de un solo segundo…
    Instintivamente miro hacía mi izquierda…
    Me ha parecido ver a una persona. No puedo definirla bien.
    ¿…Una persona…Aquí en mi residencia…?
    ¿…Pero cómo pudo entrar…?
    Si estoy solo.
    Me intriga, pero no logro aclarar mi mundo.
    Pero creo que es un hombre.
    Lo que he podido -ser testigo- es de verlo entrar a mi casa, y viene muy tranquilo.
    Algo guarda en su bolsillo. Presumo que son sus llaves.
    …Pero…Me inquieto. Y razono: ¿Cómo puede guardar las llaves de la puerta de mi casa?
    Algo no está muy bien definido para mí.
    Sin orientación alguno…Vacilo. En este instante, aún mantengo mi mano derecha en la perilla…Presiono con cierta fuerza.
    ¿Quién será?
    Intento mirar mejor hacía el ángulo de visión…
    De forma fugaz el ser, se sorprende al verme.
    …Pero es que aun sigo en esta casa…Luego ese ser…Qué será lo que está ocurriendo…
    Curioso el factor sorpresivo fue mutuo…No logro reaccionar.
    (Por cuenta no esperaba verme…Al igual que yo mismo.)
    Casi en un micro instante, me confundo pero creo verlo…Se corrió hacia una media pared que divide la sala del comedor…
    (¿Por qué se me escurre? No quiere ser visto por mí.)
    Ya no puedo verlo. Pero percibo que allí está.
    (Pienso detenerme y volver, pero la fuerza de arranque con que salí de la habitación…Me lo impide. Por inercia dobló hacia mi derecha, que me lleva a la puerta que da con el patio…Sitio en donde están las cuerdas y en donde he colgado la ropa.)
  • ¡No! Primero, lo primero; debo verificar quién es… – Pero una fuerza desconocida me entretiene. Obnubila mis sentidos.
    Y me hace -ver que debo atender- lo de la ropa sin dilación alguna.
    (No entiendo. Me inunda un sentimiento muy confuso, muy profundo.
    Algo me indica que no debo mirar.
    Una fuerte hondonada de pánico me inundó todo mi cuerpo.)
  • ¿Qué debo hacer? – Me pregunto aún sintiendo esa terrible sensación de angustia.
    No obstante, continúo mi recorrido.
    Atrás dejo esa estela pavorosa.
    Y siento que es incomprensible.
  • …No. No debo seguir haciendo esto, ya que me parece que me están “guiando” y esto no es de mi agrado. Pero es que nadie ¡me ha preguntado nada! – Y siento que ambas sienes están al “rojo vivo”
  • …Esto no es normal… - Logro razonar, mientras estoy abriendo el candado de la puerta de hierro.
    Contemplo que un viento fugaz está revoloteando la ropa limpia.
    Mecánicamente hice mi acometido. El candado cedió.
    Lo saqué y lo acomodé a un lado del marco. Afuera ya están los perros que mantengo.
    No. No me miran a mí, pero si a algo que está detrás de mí.
    (¿Pero cómo es esto? No logro captar…)
    Uno de ellos, alzó sus orejas y fijó su mirada hacía un punto que no pude visualizar, ya que estaba detrás de mí.
    La veo que ladea su cabezota. Primero a la derecha y luego siguió hacía una dirección hacia la izquierda. Visualizo que arruga su frente.
    (Y a todas estás: ¿Qué significará ese gesto? Porque en un ser humano indica…Preocupación. ¿Será igual en un cazador como ella?)
    Creo que lo reconoció…Pensé que pronto ladraría. Pero no fue así.
    Sigue con interés un movimiento.
  • …Algo hay detrás de mí. No lo puedo ver, pero por la crispación de mi propia piel…Algo debe haber. Mas bien…Alguien. Y creo que es un hombre.
  • ¿Quién será…? – Me pregunto en el silencio de mis pensamientos. – Ya le va a ladrar… - Me digo a mí mismo. Pero contemplo a la perra muy interesada. Intrigada.
    Pero no desconocía al origen de su mirar.
    Mas sin embargo, estoy asombrado con mi forma de reaccionar.
  • No comprendo. – Pienso. Sin perder de vista al animalito.
    Y es cuando contemplo que el macho –el compañero de su especie- también sigue con atención todo cuanto acontecía a mis espaldas.
    Abro la puerta de hierro –Una pieza grande y pesada- miro hacia el patio y todo parece seguir su propio rumbo, muy ajeno a lo cuestionado por mí propio ser.
    Observo a mi derecha –la cerca del vecino de ese lado- y todo sigue normal.
    A mi izquierda –igual- no hay cambio alguno.
    En mi manera de ver lo que acontecía –se me hacía que esos perrunos- eran mi espejo retrovisor. Una parte de mí, sintió cierto alivio.
    Pero mi intelecto: No.
    Era preciso verificar con exactitud lo que estaba pasando.
    Pero mi propio cuerpo me empujaba a seguir como “si nada estuviese pasando”
    El pequeño animalejo, perdió interés alguno.
    Se echó para rascarse de sus muchas pulgas o garrapatas o quizás algún otro bichito.
    (Pero ¿Por qué? No logro entender la psicología perruna.)
    Él consideró que era mas importante (rascarse…) que seguir vigilando al extraño visitante.
    De inmediato fijo mi atención en la hembra…Que no ceja en seguir los pasos.
    De forma casi involuntaria, se fija en mí, y casi de inmediato se volvió hacia un punto algo distante…No entendí para nada esta forma de actuar.
    (Pero quién podrá entender esta reacción…)
    En un principio a lo mejor me quiso hacer saber, que allí en un punto de a menos de uno o dos metros detrás de mi, había alguien a quién ella misma ya conocía.
    En ningún instante intentó desconocerlo.
    Mas bien la intrigaba y de allí que no le perdía ni un solo instante.
    Siguiéndolo de un lado a otro.
    Es justo reconocerlo: ¡Sentí muchísimo temor!
    Y no lo pude evitar.
    Y de allí, esa forma tan extraña de mí actuar.
    No se si esto que pueda agregar, serviría para minimizar en algo mi terror, pero sencillamente me deje llevar. Y lo reconozco sin ambages.
    Me contenté con decirme a mi mismo, que obedecía instrucciones.
    Aunque ciertamente toda mi espalda…Arrancando de la parte mas alta de mi cerebro lo seguía sintiendo como “electrocutado” y ese cosquilleo tan feo y deleznable, que impedía que pudiese mover con libertad mi cabeza.
    (Me daba la impresión de estar dentro de un tubo de acero, que me impedía moverme en libertad.)
    Y ese algo que me hacía “visible” –aunque no pudiese verlo- que un poder de origen maligno me estaba siguiendo.
    No pude cuantificarlo…Pero por su intensidad.
    Comprendí que algo a mí alrededor me podría atacar.
    Y que jamás sería visible a mi sentido de la vista.
    Y que si me atacaba…Sería su víctima.
    Sin poder para contrarrestar sus perniciosos efectos.
    (¡Qué horrible sensación! Y lo peor: Nada puedo hacer. ¿Quién sería…? Y…
    ¿Por qué los canes lo podían ver…? ¿Y por qué yo…No? ¿¡Por qué!? ¡No es justo!)
    Estos pensamientos cuajaban y se quedaban helados en mi mente.
    ¿Qué extraños designios me rodean?
  • …Pero lo que no me explico que estando en mí propio lar…Me sienta en tanta y atroz desventaja… ¡No lo puedo creer! – Me dije entre dientes.
    Volví mi atención instintivamente hacía mis dos mascotas.
    La perra seguía con esa forma que tienen de “mirar” en ocasiones estos seres…Ladeaba su enorme cabezota.
    Pude apreciar que seguía en “vigilia”, no estaba cómoda.
    Y ya no miraba en la misma dirección.
    En esta ocasión fijaba toda su atención a un punto a la izquierda.
    Su pareja tampoco se preocupaba mío.
    Pero tampoco tenía el mismo nivel de atención. Le noté mas bien, tranquilo.
  • …Debe conocerlo mejor… - Creí escuchar a alguien dentro de mí.
    Tampoco logré entenderlo, pero algo me decía que todo estaba: Bajo control.
  • ¿Pero cómo…? – Inquirí, sin obtener respuesta alguna.
    Y de la manera mas normal posible, comencé a recoger pieza por pieza.
    En una mano guardaba los ganchitos de ropa y en la otra, la ocupé para cargar la ropa ya seca. Transcurrieron varios momentos.
    De una forma veloz me di a la tarea de recoger todo cuanto ya estuviese listo.
    Por esos instantes me desconecté de esa realidad espeluznante.
    Tan solo me esmeraba en saber que toda la ropa estuviese seca.
    Ya con suficiente ropa y ganchos, me vi precisado a entrar nuevamente a la casa.
    En verdad, nada vi. Volví sobre mis propios pasos.
    Y para ser lo mas honesto posible…No quise ver nada.
    Abrí nuevamente la puerta de madera que me da acceso directo a mi aposento.
    Todo seguía aparentemente: Normal.
    Deposité la ropa limpia en un mueble de madera que está justo al lado de la puerta, y regresé nuevamente al patio con la finalidad de seguir en mi faena.
    Ya concluía una cuerda, y me faltaban dos.
    El calor dentro de la cocina seguía muy feroz.
    Algo me hizo mirar hacía la misma dirección en donde creí –no, estoy seguro que sí- la pared seguía ocultando esa figura, desconocida.
    Pero no obstante, no me desvié de la dirección, por lo que en un instante ya estaba en el patio, con mis dos manos libres y dispuesto a finiquitar la faena.
    Como en efecto, continué…
    Los dos guardianes continuaban en su puesto de observación.
    Pude apreciar que ambos seguían con atención mis movimientos –un momento. No me están siguiendo, creí esto, pero por su forma de mirar…- y es cuando caigo en cuenta nuevamente, que “ese alguien” me pisaba mis talones o por lo menos me seguía cerca…
    Estaban muy fija la atención de ambos…A un lado. Muy cercano.
  • …Me intriga todo esto… - Razono para mis adentros. – Me siento desplazado.
    Se que están vigilantes, pero que no me podían ayudar –en caso de ser necesario- y el saber y estar plenamente consciente de este detallito; me hacían desconfiar aún mas.
    El saberme en la mas completa y despiadada verdad, me inquietaba mucho.
    No me gusta sentirme en tanta minusvalía.
    Y es que el estar con la seguridad de que hiciese o no hiciese…Nada podía variar mi situación.
    ¿Y de qué me podría ayudar…Con correr…?
    Podía silbar. ¡Claro que podía hacerlo! ¿Pero en qué me podría ayudar?
    Tenía la absoluta certeza de que estaba: En el momento y en el sitio…No indicado.
    Pero… ¿Cómo podía ser cierto todo esto?
    ¡No! ¡En mis propios dominios: No!
    No puedo aceptar ser una simple “ovejita” que sería sacrificada así como así.
    ¡Esto es inconcebible! ¡Inaudito!
    …Es que es incomprensible aún para mi concepto. Para mi entender.
    Qué de misterioso es nuestro vivir. Qué de sorpresas te da tu propia vida.
    Pero era así.
    Y allí estaban esos dos. Mis mascotas. Fijaban toda su atención, hacía algo que con mis propios ojos…No podía ver. Y si no puedo ver…
    ¿Cómo puedo dar fe de que allí…Hay “algo o alguien”
    Se supone que los animales son ellos y que yo siendo un “humano” además de inteligente y con don de gente…Sí. Todo esto es cierto.
    ¡Pero nada puedo ver! Siento, eso si.
    Pero mas nada.
    Y con toda mi inteligencia que se supone que es superior al de mis “mascotas” pero heme allí.
    En la mas completa indefensión. Porque aunque me cueste creerlo…Sigo temiendo.
    Y es que era tanta la fijación de ellos, que me produce…Mas inestabilidad.
    Mis temores retumban en lo mas profundo de mí…
  • …Debo pensar en otra cosa. Esto no puede ser cierto. No es así. No puede ser…
    Con seguridad me estoy auto engañando.
    No es menester darle importancia. Con seguridad es nimio todo esto. – Me decía una y otra vez. Trataba de encontrar la paz que ya había perdido.
    Y me sumergí nuevamente en la recogedera. Por instantes bloquee todo.
    Al finiquitar esta faena, volví mi atención a mis dos dog.
    La perra ya no estaba al cien por ciento pendiente, me dio la impresión de que seguía pero con el deseo de no mirar mas. Pero por intervalos volvía para ver qué estaba haciendo o en donde se encontraba “eso”
  • …Ya se está disipando… - Me dije para tranquilizarme. – y me doy cuenta de que ya la oscuridad había avanzado mas de lo previsto, y ya adentro de la casa ya comenzaba a ver oscuridad.
    Me quedo ensimismado en las tres últimas piezas que me quedaban por recoger.
    Como en efecto ejecuto y cuando ya me toca devolverme… ¡Toda la casa estaba iluminada!
  • …Ya va, ya va… ¿Quién encendió todas las luces de la casa?
    …Debe ser que ya llegó mi esposa… - Esta aseveración me tranquilizó. – Si es posible que ya haya retornado al house…Debe ser ella. ¡Claro que fue ella!
    – Festejé esa opción, es mas hasta me tranquilizó el saberme que ya no estaba solo.
    Me sentí regocijado y me esmeré en ultimar todo y regresar al calor de mi vivienda.
    Como pude entré, cargando docenas de piezas de vestidos nuestros.
    Entré y las deposité en el mismo sillón.
    Regresé a cerrar la puerta de hierro, que da con el patio.
    Verifiqué todo con meticulosidad. Todo lo fui chequeando. Milímetro a milímetro.
    Todo estaba en orden.
    Recogí todos los utensilios de limpieza y los guardé en el cuarto trasero que da con el baño que está en la parte de atrás. Y cuando salgo para retornar a la cocina…Todo estaba apagado.
    ¡Hasta me di con una silla, que no debía estar allí!
    ¿Quién… ¡me puso esa silla allí!? ¿Es que querían que me diera un mal golpe…?
    ¡Pues lo lograron! Rodé y me caí de bruces. ¡Me dolió mucho todo esto!
    Y es que no la vi y por eso me di ese tremendo golpe en mis canillas.
    Me dolió mucho. (Demasiado, digo)
    Pero… ¿Cómo es que ahora están apagadas todas las luces…?
    (Estaban iluminando…Si que si…)
    Todo estaba a oscuras. Poco podía ver.
    …Pero lo que no entiendo el por qué, ella –mi esposa- me había apagado las luces…
    ¿Será que no me vio? No lo entiendo. – Con furia y dolor, me levanté y a tientas pude encontrar el interruptor y le di para encender nuevamente la preciada luz.
    En el acto encendieron todas.
    Contemplé mejor la silla que me atormentó… - No entiendo.
    Debe haber algo tenebroso…
    Esta misma silla la había colocado en el primer cuarto.
    Detrás de la puerta, precisamente para que no molestara…Y ahora estaba allí…Precisamente en medio…Y fue la que me hizo trastabillar.
    Me hirió mi rodilla. Me hizo salir sangre. (Y bastante)
    ¿Quién me la puso allí? No lo entiendo. (Es que sigo sin comprender nada)
    Y no es un mueble liviano. Tiene su peso. Así que la recogí con la intención de colocarla en su sitio –en donde debe estar- y no acá…
    Entré al comedor (Arrastrando la dichosa silla.) y la deposité en su sitio, ojala no vuelva a ocurrir de nuevo…- Me intrigaba…No conseguí sosiego…
    De repente oigo un fuerte golpe.
    ¡Cáspita! ¡Recorcholis!
    Seco y potente.
    Y casi de inmediato chilló con estruendo la perrita.
    ¿Qué le habrá pasado? Y corrí al patio.
    Y fue cuando vi al pobre animalito que se revolcaba en la tierra. – Le pegaron duro.- Alcancé a balbucear y no se me ocurrió otra mejor idea que mirar hacia todas partes en mi temor primario de que seguramente alguien le había pegado una piedra. Detallo todo ese entorno.
    Derecha. Izquierda. Arriba…Nada.
    Todo denotaba la mas absoluta normalidad y fue cuando un fugaz celaje captó mi atención…
  • ¡El que fue se está escapando! por uno de los callejones y en este caso fue el de la izquierda.
    Apenas logré ver su figura rampante. Creí haberle visto su espalda y sus zapatos, todo fue a una velocidad muy milimétrica. Casi imperceptible.
    A toda velocidad, meto la llave nuevamente al candado y lo logré abrir en un santiamén.
    Y raudamente corrí detrás de él. En un micro segundo ya estaba en el mismo callejón…
    ¡Nada! ¿Nada? No puede ser.
    ¿Cuánto tiempo habré podido perder, mientras lograba abrir ese candado…?
    No creo que mucho. En todo caso pude ver su resplandor.
    Y estoy seguro de que era o un hombre o un chaval grande.
    Es mas hasta podía jurar que me estaba viendo con el rabito de su ojo y hasta logré captar una macabra sonrisa.
    Y es que al hacerme esta revelación…Un frío gélido recorrió toda mi espalda.
    Por supuesto que esto ya no me gustó.
    Y sin quererlo, los recuerdos volvieron a mí…Y esta pregunta me atenazó: ¿Será el mismo?
    Y si es el mismo, qué sadismo tan grande con maltratar a tan noble ser.
    …Pero algo dentro de mí, me recordó que no era ella su presa…Y que con toda seguridad…Era yo.
    ¿Era yo? ¿Y por qué?
    No recuerdo haberlo conocido. No me era familiar para nada.
    Comprendí en el acto, que allí a la intemperie no me era seguro, así que pronto me vi retornando. Cual fue mi sorpresa al llegar…
    ¡El candado estaba puesto y me habían dejado afuera!
    (Pues resulta que me habían dejado afuera… ¿Quién podrá entender esto…?)
    No me lo podía creer. Pero… ¿Quién pudo haberlo hecho?
    No entiendo, no asimilo bien en este preciso momento.
    Pero por incredulidad, compruebo el dichoso aparato.
    Sin duda alguna. Cerraron la pesada puerta, pasaron el pasador, lo colocaron y lo cerraron.
    Y adentro no pude apreciar movimiento alguno. Se me ocurrió llamar a mi esposa, algo muy dentro de mi albergaba la esperanza de que estuviese allí, aunque dudaba que fuera ella.
    …Pero no me respondió. Silencio.
    Saqué un juego de llaves de mi pantalón y casualmente tenía una copia.
    Me alegre y logré abrirlo de nuevo.
    (Están pasando muchos eventos fuera de lo común. Y no estoy preparado para nada de esto.
    No se cómo reaccionar, ni que hacer. Y estoy siendo victima de algún travieso ser, que se me esconde, pero que es muy certero. Su maldad no tiene limite…) Mis pensamientos me tenían obnubilado mi ser.
    Presintiendo lo peor.
    Mis temores no cesaban, al contrario se exponenciaban.
    ¿Qué se supone que deba hacer? O mejor dicho: ¿Cómo debía enfrentarlo?
    Porque ya era mas que un hecho cierto…En este caso ya son varios.
    Aún no me ha tocado. Pero tengo mis mas severas reservas al respecto.
    …Pero a decir verdad… ¿En dónde estaría mi atenta costillita…?
    (Ya me encontraba ansioso por tenerla a mi lado.)
    Aunque pensándomelo mejor, no es prudente que le diga nada de todo esto –ella es escéptica de todo esto- y con seguridad se va a tornar burlona conmigo.
    No es mejor que no le diga nada de nada.
    Me tomé un momento para aclarar mis ideas y poder actuar mejor.
  • Seguro que está en el cuarto. –Pensé y hacía allí me dirigí.– Pero me equivocaba, allí no estaba. Salí y la busqué en la sala. No. Fui al cuarto de en medio. No. Volví al baño. No. -
    Definitivamente no estaba. Comprendí que solo estaba.
    De repente oí un grito desgarrador.
    (¿…Y ahora…Qué se supone que deba hacer…YO?)
    Era una voz femenina. Y temí lo peor: ¿Será que se apoderó de mi costillita…?
    ¡Casi seguro estaba que era su voz! O por lo menos eso me temí.
    Pero no logro re-direccional su dirección exacta. Me quedé perplejo.
    No supe si correr a la derecha o a la izquierda o si había sido en el frente o en el patio.
  • ¿Dónde, dónde…? – No obstante corrí en todas las direcciones ya que algo muy dentro de mí me incitaba a moverme a toda velocidad, en su idea de que algo podía ayudar.
    No sabía en que. Pero algo debía hacer y lo estaba haciendo.
    ¡Qué angustia! Me sentía desgarrado.
    Un tapiz muy oscuro y espeso se apoderó de mi cuerpo.
    Sentí como si me hubiesen lanzado una malla de acero. Fuerte y pesada.
    Casi doblegaba mis piernas. Una oscuridad espesa y asfixiante se apoderó de todo mi entorno. Me tocó forcejear con todas mis fuerza –que ya eran muy escasas- y como un pulpo gigante me sometió totalmente. (¡De verdad! Me dejó atónito)
    Me asfixiaba, pero aún tenía cierto margen de movimiento.
    Muy escaso ya que apenas serían si acaso de milímetro.
    Esto hasta cierto punto me tranquilizaba, aún y en medio de todo esto, supe que aún no sería mi final. –Eso espero. En verdad que si- Aunque a decir verdad, dentro de toda esta anomia…
    ¿Qué seguridad podía esgrimir? Ninguna.
    Solo estaba seguro de que todo esto no era normal.
    Supe cuando arrancó, pero no su final.
    No se realmente que fue lo que en verdad, cayó encima de mi. Pero era muy pesado.
    Tampoco se cuanto tiempo. Lo cierto era que me mantenía bajo su férreo control.
  • Pobre de mí… - Recuerdo que llegué a meditar sobre todo cuanto me acontecía- y el saberme indefenso me causaba mas terror del que ya estaba manteniendo.- ¿Cuánto mas he de seguir soportando? Y qué fuerza mayor se empeñaba en martirizarme.
    Ajeno a todo lo que ocurría a mí alrededor. Tan solo era eso: Una víctima de un poder absurdo e incapaz de siquiera un hálito de compasión. Porque qué grandeza podrá esgrimir…Atacándome de esta forma tan…Absorbente e inimaginable. –Con seguridad, su placer sentía al someterme de esta forma- Millones y cuatrimillones de ilusiones, pensamientos fugaces, de sensaciones ocultas e insaciables. De todo lo imaginado y lo que nunca se me había ocurrido.
    Una eternidad entera se me antojaba que me estaba arrollando.
    Me tocó tan solo ser su espectador. En primera y única fila…

escribiendo.jpg

Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE STEEM!