EL BAGAZO

in cuentossteemit •  3 years ago 

Me paralicé al ver aquello que ocurría delante de mí. Sentí frío, muchas veces asco, dolor y sobre todo miedo. Siempre escuché como un comentario común que hay cadáveres que quedan muy deteriorados. En cambio, otras veces decían algunas personas con tono de alago, "Quedó conservado y hasta bonito se veía". Nunca entendí nada. incluso, me preguntaba cómo un muerto puede estar bonito.

Un cadáver no es más que el bagazo de un ser que fue feliz, infeliz, buena persona o solo alguien que sobrevivió a todas los percances de la vida. En realidad, en aquel tiempo, yo era una niña y no entendía muchas cosas, pero con el pasar de los años fui comprendiendo.

Mi cercanía con la muerte era estrecha , debido a que crecí frente a un cementerio. Sin embargo, cuando venía un entierro por respeto cerrábamos la puerta y nos escondíamos, veíamos la televisión bajito. Nos hacíamos los invisibles.
Pasamos varios años en ese plan , hasta que hicimos más amistades en el pueblo, sobre todo mi mamá, que siempre ha sido la sociable de mi casa. Ella comenzó a asistir a aquellos eventos penosos. En cambio, mi padre es un hombre reservado , que presenta su respeto, pero prefiere un perfil bajo y no asistir.

Pero, por qué hablar de algo tan penoso, existiendo tantos temas en el mundo. Y yo siempre me pregunto y por qué no, qué me detiene a hablar sobre esto, si son experiencias en mi vida. Incluso, un tiempo mi cotidianidad. Había meses, del año, que morían varios, uno tras otro, y la gente decía, "Mira se fueron juntos"

Pero esta historia no trata de muchos, sino de él. Del impactante, del que no se olvida, aunque pasen varios, cientos, miles.

No era la primera vez que veía el "bagazo" de alguien. Pero esta era una persona que distinguía de la comunidad. No lo vi por muchos años, y jamás tratamos. fue un conocimiento de "vista" de mi parte. No creo que esa persona se haya percatado de mi existencia. Lamentablemente, lo más cerca que estuvimos el uno del otro fue en su adiós. Fue una especie de presentación, obviamente unilateral, porque en realidad, de él solo quedaba un cuerpo.

Entré lentamente a la sala de aquella casa. Era una casa agradable, bonita y con muchos detalles que para mí la hacían un hogar. Había jarrones con flores, cuadros de paisajes y unos muebles confortables. La pulcritud era indiscutible.

Caminé con pena y me dijeron que me sentara en una silla que estaba al frente del ataúd. Sin mentir, estaba nerviosa. No sé como comportarme en esas situaciones y opto por estar callada.

La costumbre es mirar al muerto y despedirse, no es obligatorio. Pero la gente siempre pregunta si lo viste, siempre he pensado que les remueve el morbo. Yo fui con algunas amistades y esas no vacilaron ni un minuto en ir a mirar dentro de la caja café que estaba en la mejor esquina de la casa, rodeada de coronas fúnebres. Recuerdo, que eran grandes y muy bonitas. Por lo que entiendo, y no lo digo yo, eso determina que era una familia con "dinerito" . Las coronas determinan estatus. Incluso, he escuchado que dicen: Fue un velorio "humilde" un ataúd sencillo, refiriéndose a lo ya mencionado.

Me causa risa lo que llega a pensar la gente. la muerte es la misma, el mismo dolor, la misma tristeza. Me parece que el homenaje viene del corazón. Creo que lo que vale fue lo que se le dio a esa persona en vida , que fue el momento en el cual lo pudo apreciar.

Bueno... después de un rato, tomé el valor de mirarlo, tenía que hacerlo. Tenía que hacerlo por personas cercanas que necesitaban que yo cumpliera mi deber ese día.

Recuerdo que temblaba , no entendía porque estaba tan nerviosa, yo no soy así. Recuerdo, que tenía un vaso de agua en mi mano, tomé un trago, lo dejé aun lado y caminé. Me acerqué. Aún recuerdo aquel rostro tan impactante. En vida fue un hombre blanco, siempre fue delgado, pero fuerte. No era nada de lo que recordaba, ahora era de un color café viejo, tan chupado aquel rostro que parecía que había recibido el beso de un Dementor, si los de Harry Potter. Era literalmente, el "bagazo" de algo, de alguien. Mi mente quedó tan loca, que recordé un tamarindo estripado, así como cuando queda después de sacarle todo el jugo, su esencia, su sabor, su virtud.

Incluso, fue tanto el miedo que sentí que todo mi cuerpo se estremeció y pegué un grito para mis adentros de tanto
horror, que en un momento pensé que había sido vociferado. Sentía que podía caerme, romperme como un jarrón de los antes vistos y admirados.

Todo esto ocurrió en un minuto, pienso yo, aunque yo sentí que fue largo, tan largo como una vida.

Con los años, recuerdo aquella mañana y siento lo mismo. Parece que me transportará a aquel momento que me paralizó y que está tatuado en mí.

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