La importancia de los cables submarinos: Conoce cómo llega el internet a nuestros hogares

in curiosidad •  3 years ago 


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Hola amigos. Hoy para la iniciativa "Random Photo Contest" les traigo una curiosa imagen que quizás muchos de ustedes no conocían.

¿Ustedes sabían que todos los continentes están unidos por un cable submarino, para las conexiones a internet? ¿Qué pensabas, que todo era por satélites y demás cosas? Pues ya ves que no. La imagen presentada en la parte superior de esta publicación es un cable submarino que, como pueden ver, es muy grueso debido a las tantas protecciones que éste tiene, y aunque no conozco exactamente de qué está hecho, es fácil apreciar que son capas y capas de tubos de acero de un buen grosor, para al final proteger el diminuto que cable que ven al final, que son los responsables de transmitir la información. A continuación les voy a mostrar un artículo que encontré en internet. Toda la información a continuación la pueden leer desde el siguiente enlace.


La historia del cable submarino

Hoy en día tenemos la posibilidad de acceder a gran cantidad de información que se encuentra alojada en centros de datos dispersos por países de todo el mundo y, sin embargo, a pesar de las distancias podemos acceder a la información de manera casi instantánea y utilizar aplicaciones en tiempo real como, por ejemplo, las videoconferencias o las llamadas a través de VoIP. Aproximadamente el 90% del tráfico de Internet circula a través de cables submarinos que unen los cinco continentes.


Los cables submarinos son auténticas autopistas que nos permiten cursar comunicaciones internacionales (tanto de voz como de datos) a gran velocidad e intercambiar grandes volúmenes de información sin apenas retardo (cosa que no ocurre, por ejemplo, con otros medios como pueden los enlaces vía satélite). Actualmente, un buen número de cables submarinos recorren los fondos del mar, uniendo distintos países en una gran red troncal basada en enlaces de fibra óptica y, aunque puedan parecer algo novedoso, el origen de los cables submarinos se remonta a mediados del siglo XIX.

En 1850, con la expansión del telégrafo, surgió la necesidad de conectar dos puntos separados entre sí por el mar: Francia e Inglaterra. El punto más cercano entre ambos países es el Paso de Calais (situado en el Canal de la Mancha) y ahí fue donde se tendió el primer cable submarino que, teniendo en cuenta la época, estaba fabricado en cobre. Esta primera incursión resultó algo desastrosa porque las señales sufrían retardos que, sumados a los rebotes y la ausencia de blindaje en el cable, hacían que la señal resultase irreconocible. Lo mejor que le pudo pasar a este primer cable fue su rotura en 1851, cuando a un pescador se le engancharon sus redes y terminó partiéndolo.

La avería de este primer cable supuso un reto para los ingenieros de la época puesto que tenían que volver a enlazar Francia e Inglaterra, eso sí, buscando una mejor solución técnica. La solución llegó de la mano de Werner von Siemens que desarrolló un recubrimiento para los cables (llamado gutapercha) que permitía que estos funcionasen bien bajo el agua. Este primer éxito propició que el telégrafo se expandiese en Europa y África, enlazando ambos continentes y llevando este sistema de comunicación a distintas islas.

El siguiente gran reto llegaría unos años más tarde, con el proyecto de cable submarino que uniría América y Europa, cruzando el Océano Atlántico. Dos millones de dólares de la época fueron invertidos en el primer cable submarino que unió Irlanda con Terranova (Canadá) y fue puesto en servicio el 5 de agosto de 1858. Este proyecto tuvo un gran impacto en la sociedad de la época y, once días más tarde de su puesta en marcha, cursó una comunicación entre la Reina Victoria y el Presidente de Estados Unidos James Buchanan. A pesar de los esfuerzos, el cable se averió poco tiempo después de entrar en servicio y tuvieron que pasar 6 años para que volviera a tenderse uno nuevo. ¿La avería? Defectos de fabricación y manipulación del cable y una mala operación con el voltaje de las señales hicieron que este cable solamente pudiese cursar 732 telegramas.

El nuevo cable trasatlántico, que entró en servicio en 1866, contaba con blindaje mucho más robusto y, además, era mucho más resistente a la torsión. Para este proyecto se contó con uno de los barcos más grandes de la época, el Great Eastern y el resultado final fue todo un éxito (aunque, durante el tendido del cable, el equipo sufrió más de un contratiempo), lográndose, al fin, el establecimiento de un circuito de comunicación entre Europa y América. A finales del siglo XIX, serían 15 los cables que cruzarían el Atlántico para unir el América con el viejo continente, además de surgir múltiples compañías que desplegaron este tipo de infraestructuras en todo el mundo.

La evolución de la tecnología, con el paso de los años, también tuvo su reflejo en este tipo de infraestructuras. Los primeros cables submarinos estaban realizados en cobre y sufrían problemas de aislamiento y atenuación de la señal, dos problemas que se fueron paliando con la mejora de las cubiertas aislantes de los cables y con la inyección de amplificadores de señal en el trayecto. En la década de los 60, el cable coaxial se convirtió en la base sobre la cual construir esta infraestructura de comunicaciones internacionales y comenzaron a desplegarse cables submarinos que permitían transportar de 120 a 1.800 canales telefónicos analógicos.

A principios de los años 80, ya se tenía claro que los siguientes cables submarinos a desplegar se realizarían con fibra óptica y, de hecho, en 1983 se terminaría el tendido del que sería el último cable submarino basado en coaxial (que fue capaz de cursar 4200 canales de voz simultáneos). Desde mediados de los años 80 hasta nuestros días, se han realizado grandes despliegues (que aún siguen en curso) de cables submarinos de fibra óptica que vale la pena revisar en alguna de las aplicaciones cartográficas disponibles en la red, para darnos cuenta de la magnitud de estas infraestructuras.

Si tenemos en cuenta que un cable submarino puede contener un buen número de pares de fibra óptica y que gracias, por ejemplo, a DWDM es posible enviar más de una señal a través de una misma fibra óptica, el potencial de la infraestructura desplegada es enorme. Cables como el SAM-1 de Telefónica son capaces de ofrecer 2 Tbps y unir Estados Unidos, Puerto Rico, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Guatemala, Ecuador y Colombia, el SEA-ME-WE 4 (South East Asia-Middle East-West Europe 4) cuenta con una capacidad de 1.25 Tbps y une Francia, Italia, Argelia, Túnez, Singapur, Malasia, Tailandia, Bangladesh, India, Sri Lanka, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Egipto en un espectacular trazado de 18.800 kilómetros y el SEA-ME-WE-3, el más largo del mundo con 39.000 kilómetros de trazado parte desde Alemania y “toca” 39 puntos del globo hasta llegar a Japón y a Australia.

Aunque la tecnología ha evolucionado en este siglo y medio, la forma de desplegar estas infraestructuras no ha cambiado tanto puesto que se sigue dependiendo de los barcos cableros que van avanzando lentamente y depositan, sobre el lecho marino, el cable y que, claro está, también se encargan de las reparaciones que, como ya se ha podido ver, no son operaciones nada simples.

Vale la pena echar un vistazo a aplicaciones web como Cable Map para ver los puntos en los que los cables submarinos “tocan” nuestros países porque, en algunos casos, seguramente descubramos alguna que otra sorpresa.




Bueno amigos, esto ha sido todo por ahora. Repito, que la información de esta publicación puede fue obtenida desde el siguiente link:

https://blogthinkbig.com/cables-submarinos-historia

Buenas tardes a todos.

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