La importancia de la historia colonial para el desempeño de las economías latinoamericanas en los siglos XIX y XX

in desarrollo •  6 years ago 

La importancia de la historia colonial para el desempeño de las economías latinoamericanas en los siglos XIX y XX

Cesar Hernández*
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¿Importa la historia colonial para el desempeño de las economías latinoamericanas en los siglos XIX y XX? ¿En qué sentido afectaron factores iniciales sus trayectorias y desempeños económicas a largo plazo?

Estas dos preguntas han dado lugar a un acalorado debate entorno a la trayectoria del desarrollo de América Latina y a la relevancia del legado colonial en el el desempeño económico de la región durante el largo plazo. Nosotros afirmamos que, en efecto, importa la historia colonial para el desempeño de las economías latinoamericanas en los siglos XIX y XX, sin embargo, si bien existe un consenso entre las posturas, neoinstitucionales, estructuralistas y marxistas sobre la relevancia del legado colonial en la formación de las instituciones y por tanto en la determinación del desempeño económico en América Latina, el diagnóstico de cada escuela del desarrollo difiere en la importancia que atribuye a la historia colonial dentro de la configuración de la economía de la región en el largo plazo.

Por un lado, la postura neoinstitucional reconoce que el entramado de relaciones sociales dadas en un contexto dado influye en la conformación de las instituciones, sin embargo, argumenta que, las instituciones coloniales son el principal motivo del atraso en el desarrollo de América Latina, siendo que estas se reproducen con el tiempo. Su enfoque está ligado en favor de la constitución de dos tipos de instituciones; unas de dimensión económica para la defensa de los derechos de propiedad y otras para la mitigación de la desigualdad y la concentración de poder y riqueza en el contexto de la teoría de crecimiento endógeno cayendo en un determinismo al dejar de contemplar los factores internacionales como parte de la construcción de las instituciones en América Latina.

Por su parte, la postura estructuralista no deja de lado los elementos endógenos en la determinación de las instituciones en América Latina, pero hace énfasis en el papel de los países conquistadores mediante un análisis fuertemente ligado a su teoría de la dependencia. Reconoce la influencia en el largo plazo de la sociedad ibérica y sus instituciones en el proceso de industrialización de América Latina en un escenario de división internacional del trabajo determinado en buena medida por la hegemonía de los países ya industrializados.

Podemos coincidir con estas posturas en tanto que entendidas las instituciones como “las normas del juego” o “un acuerdo social”, estás están determinadas por la interacción de relaciones sociales, políticas y económicas, en un contexto dado, en un espacio dado. En el caso específico de América Latina, la influencia de los pueblos ibéricos en la conformación de las instituciones se ve desde la lógica mercantilista impuesta a la economía de las colonias, el proceso de apropiación de la tierra, la evangelización y el cúmulo de transformaciones derivadas de la interacción de conquistadores, migrantes, esclavos y pueblos nativos. Una clase dominante, predominantemente rentista, que hacía un uso intensivo del trabajo y de la tierra como medio de acumulación, contribuyó a la formación de instituciones que respondían a sus propios intereses en detrimento de las posibilidades que ofrecía un uso intensivo del capital como sucedía en otros lugares y que desencadenaría en la revolución industrial.

Dicho esto, la postura marxista afirmaría que las instituciones se determinan a partir de la transformación de las relaciones de producción, dado un previo proceso de acumulación originaria y cambios dentro del proceso productivo. Es decir, a partir de la llegada de los conquistadores y la imposición del modo de producción despótico tributario, se dio lugar a un proceso de acumulación originaria que derivó en la conformación de un sistema de castas que estratificaba a la población según la mezcla de etnias y que, en función de un contexto geográfico y económico, influía en la determinación del papel de cada individuo en la división del trabajo, en la sociedad y en la configuración de instituciones y marcos normativos favorables a la península y la élite.

Se podría decir que la lógica mercantilista propia de las naciones conquistadoras de América Latina, influyó de manera efectiva en el atraso de la región en el mediano plazo debido a la imposibilidad misma de los países ibéricos de transitar hacia un proceso de industrialización una vez ocurrida la revolución industrial. En términos marxistas podríamos afirmar que la ausencia de una burguesía capitalista como clase dominante fue un elemento que contribuyó de manera importante al atraso en el proceso de industrialización en los países ibéricos, el desarrollo de los mismos fue desigual en comparación con los países en vías de industrialización y las colonias en América Latina también sufrieron parte de estos efectos. Ya una vez iniciados los procesos de independencia, la ausencia de estabilidad política y social en América Latina resultaría en una época de incertidumbre que derivaría en una lenta consolidación de una burguesía capitalista en el poder. Esto enmarcaría aún más la brecha prexistente entre el desarrollo industrial de los países hegemónicos y América Latina atribuyendo a la región la producción de alimentos y materias primas menguando aún más sus posibilidades de consolidar una industrialización.

Sin embargo, argumentamos que una vez constituidos y consolidados los primeros Estados Nacionales en América Latina y sólo hasta después de los hechos ocurridos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, y el posterior advenimiento de un nuevo orden económico mundial podemos afirmar que la influencia de la herencia colonial en las instituciones comienza a perder fuerza en un contexto en el cual América Latina ya tiene consolidada a una clase capitalista dominante que verá respaldados sus intereses en el entendido de una nueva economía dirigida por el Estado.

Con el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones como eje del crecimiento económico y desarrollo de la región, iniciaría un periodo de bonanza económica enmarcado en la denominada “era dorada del capitalismo” en la que, si bien la producción de manufacturas y el aumento de la productividad impulsarían un crecimiento económico acelerado, la desigualdad entre América Latina y los países más desarrollados aumentaría de manera relevante. Los efectos del legado colonial sobre el proceso de industrialización de América Latina, son claros en lo que refiere a su contribución a su atraso, sin embargo, no son el único elemento que participó en la determinación del proyecto industrializador.

A la llegada de la debacle económica en las décadas de 1970 y 1980 y la crisis de la deuda, en América Latina se daría lugar un proceso de modernización institucional y se reformaría paulatinamente la esencia colonial de las mismas, fenómeno que coincidiría con la reestructuración del capitalismo, el auge del pensamiento neoliberal en la economía y la consecuente flexibilización del trabajo y liberalización comercial y financiera.

Así pues, con el acenso de las tesis neoliberales y la reconfiguración de las relaciones de producción, en un entorno de desarrollo tecnológico, en el contexto internacional, podemos concluir que, si bien el legado colonial ha tenido efectos en la conformación de las instituciones y en el desempeño económico de América Latina en el largo plazo, a través de la historia se puede observar cómo múltiples elementos han contribuido a la reconfiguración de las instituciones en favor de la promoción y perpetuación de las relaciones de producción y del proceso de acumulación que es propio para el beneficio de la clase dominante. A través de las instituciones, la clase dominante busca perpetuar su hegemonía con el ejercicio del poder mediante el uso de la fuerza o la imposición de normas y leyes, que, como ya se ha dicho, responden a los intereses de la ideología dominante.

Bibliografía:

Bertola, L (2010). Institutions and the Historical Roots of Latin American Divergence. CEPR Discussion Paper No. DP7808. Universidad de la Republica - Economic and Social History Programme. Disponible en: https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=1611504

*Cesar Hernández, estudiante de la Facultad de Economía, UNAM.

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