¿Injusticias de la Vida?

Un equipo de aprendices de buceo, que viven en el interior del país, donde no hay mar; llevaba un año aprendiendo todo lo relacionado con nadar, respirar, la apnea, y así convertirse en buzos; luego de sacrificios para no abandonar sus profesiones, y ahorrar lo necesario para la tan soñada semana en la isla caribeña Providencia; pasaron en pocas horas de la belleza natural a la catástrofe.

Al segundo día de no parar de admirar las bellezas naturales del caribe, iniciaron a inquietarse por las alarmas de emergencia ante la proximidad de la tormenta tropical Iota, que en las primeras horas de aquel domingo, se tornó en huracán. Los habían acomodado en un improvisado bunker, donde nadie pegó ojo, por los vientos y las lluvias incesantes. No hay que dormir, hay que vivir intensamente este presente que nos ha tocado, cantaba el más optimista del grupo, si viene la catástrofe, que nos pille cantando, decían.

Aquel lunes fue un caos total, los techos del 90% de las viviendas quedaron destrozados, las inundaciones cubrían casi todo. El martes, llegó el presidente en un avión militar; evacuaron, trasladaron a San Andrés, a los turistas que más pudieron. Aquel equipo de aprendiz de buceo, todos regresaron a sus hogares.

En el versículo 16 del capítulo 3, el rey Salomón agrega: “Además he visto debajo del sol que en el lugar del derecho, allí está la impiedad y que en el lugar de la justicia, allí está la impiedad”