El: Hola, ¿Cómo te ha ido?, me he escapado sólo para verte, tenía unas ganas intensas de percibir tu olor y de escuchar tu risa...
Ella: Oh, me halagas, me emociona verte.
El hace un gesto al mesonero, y este se acerca a los pocos minutos con dos copas de vino.
El: Sé que te gusta el vino, me he atrevido a pedir un par de copas. NO creo que vayan a ser más, no pretendo quitarte mucho tiempo, sé que estás ocupada. Y no pretendía incomodarte.
Ella: No te preocupes, he organizado mi día, tengo un poco más de tiempo de lo que creía, y podrían ser más de un par de copas... (mientras sonríe).
El: Con sólo escuchar tu sonrisa ya me siento realizado... Pero, me gustaría saber como estas. Te lo he preguntado muchas veces, pero no es igual que hacerlo en persona. Donde no sólo me fijaré en tus palabras imaginando como te mueves al hablar, sino, que podré verte decirlo...
Ella: Estoy muy bien. Creo que un poco... emocionada por este reencuentro... sé que has estado ocupado. Y sé que no es fácil que ambos estemos aquí, porque ambos estamos con tantas cosas encima, que cada minuto cuenta. Pero aquí estamos. (mientras levanta la copa y la termina de un sólo trago).
El: ¿pida otra? (mientras señala la copa). Ella afirma el hace un gesto a mesonero, quien a los pocos minutos regresa con una copa.
Ambos dicen gracias mientras miran a quien a traído la copa, y con una medio sonrisa giran sus miradas y estas se encuentran. Un silencio se apodera del momento, y este es inundado por una energía que ambos tenían tiempo sin sentir, pero que está ahí de nuevo.
Ella: (mientras sonríe, y el le corresponde), no es necesario hablar mucho para comunicarse, ¿cierto?...
El: No, no es necesario... (mientras ella se levanta de la silla y también el,, deja un billete debajo de la copa y hace una señal de agradecimiento al mesero)..
Ambos se van del lugar lentamente...