Todo lo que no provenga de la razón, y que por lo tanto no venga del raciocinio, que es un proceso cerebral, que tiene como finalidad aprender las propiedades del mundo exterior para poder darles explicaciones o soluciones los más útiles posibles, es irracional. El término “IRRACIONAL” se utiliza habitualmente para calificar todo conocimiento alejado de la lógica convencional y fuera de lo considerado verdadero.
Corrientes del pensamiento de todas partes se atreven a calificarse de racionales automáticamente después de su fundación, véase desde la escuela idealista, con todas sus bifurcaciones que plantea, que es la conciencia quien determina al mundo, afirmación irracional porque sea demostrado que es al revés, o véase la escuela marxista-leninista-ortodoxo, que aun en la actualidad plantea la teoría de la pauperización del proletariado, sabiendo que hoy día la pobreza está a nivel mundial por debajo de 50% de la población, o véase algo más oculta que las anteriores, la escuela del pensamiento KEYNESIANA, que plantea que el capitalismo es inestable y que con la aplicación de una serie de recetar de su biblia la teoría general de KEYNES, el capitalismo puede ser controlado buscando siempre la situación macroeconómica óptima, aunque obviando que sus políticas son las que desestabilizan este régimen económico, y que aceleran sus ciclo recurrentes de sobreproducción y sobreinversión.
Lo irracional en algunos casos es obvio, pero en otros, su hábil forma de camuflarse hace que en situaciones importantes de la vida, pueda este tipo de conocimiento perjudicar a más de una persona en todo tipo de situaciones. La renuncia a las verdades objetivas, la negación de la ciencia, y el pragmatismo más sucio, es siempre el lugar donde se comienzan a formular los conocimientos irracionales, y la eventual detección de ellos es la búsqueda que todo individuo en el trayecto de su vida tiene que tener en cuenta.
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