Desde muy pequeña recuerdo que en mi casa siempre había perros. Pequeños, medianos, grandes, pero siempre había una criatura de cuatro patas en casa; por lo tanto, sé convivir con ellos y de hecho, me resulta extraño cuando estoy sin ellos. Es como si me faltara algo.
Una de las cosas que más he aprendido de los perros, es su inocencia. Siempre disfruto ver cada cosa que hacen desde ésa pureza, desde ésa falta de malicia. Ciertamente creo que todos seríamos mejores personas si aprendiéramos a ser como ellos.
Esta mañana me desperté después unas días verdaderamente duros de mudanza.Un día de ésos en los dejas las maletas abiertas en el suelo para sacar lo primero que encuentres, darte una ducha y acostarte a dormir. Una semana intensa de hacer mil cosas, llega el día del vuelo y mi pequeña Kitty también se las vio duras con tanto movimiento y sobre todo en ésa pequeña cárcel para ellos que nosotros llamamos transportín. Debo decir que su comportamiento fue fabuloso. Kitty es una perrita sumamente dócil, tranquila, cariñosa, dulce. Fue un placer ése viaje en avión con ella y debo agradecer a la compañía aérea Norwegian por tan buena atención. Pero como todos, ella también estaba cansada. Sin tiempo y sin muebles en la nueva casa, cada quien se acostó como pudo y la mañana siguiente cuando volteo me encuentro con esto:
No puedo explicar lo que sentí ante tanta ternura. Ahora ella quiere permanecer en mi maleta de ropa (cabe destacar que es ropa interior). Creo que aprendí una lección.
Debo reconocer que me agobié un poco al ver que el nuevo piso estaba vacío, excepto por nevera, cocina y lavadora, lo cual se agradece, pero como toda mudanza, amerita muchos gastos, por ende, llenar los espacios de este amplio apartamento tomará tiempo y dinero, por lo que una delgada colchoneta sostendrá nuestros cuerpos cansados por un poco de tiempo; y es que fue esto lo que aprendí con Kitty.
Ella estaba cansada como nosotros, estresada por tantos cambios, pero ella encontró la manera de descansar con lo que tenía. Ahora a cada rato quiere estar ahí. Logró sentirse a gusto. No es una cama para perros echa con los mejores materiales, no es una casa de madera con mantas acolchadas. Es una maleta con un poco de ropa. Para ella es suficiente y hasta le gusta.
Creo que es normal querer tener una casa bonita y dormir en un suave y grueso colchón, pero mientras éso se logra, hay que aprovechar lo que se tiene de la mejor manera y disfrutarlo. Dice la Biblia: "Si en lo poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré". Mateo 25:21. Creo que si aprendemos a valorar lo poco que tenemos, poco a poco estaremos más contentos con cada cosa que nos llega, pero hay que saber disfrutar del camino. Así es Kitty. Ella es una perrita que adoptamos hace menos de cuatro meses. Su antigua familia no pudo seguir cuidando de ella, pero la aman, preguntan por ella, hasta le han dado un obsequio y ahora es parte de nuestra familia. Ha sido sumamente agradecida con todos y con todo. Se ha adaptado muy bien a los cambios, no he visto otra perrita más cariñosa y con tanto amor para dar. Ella ama, disfruta, se adapta, valora... En su inocencia, ella nos ha dado lecciones de vida, y ahora es una perrita sumamente amada, cuidada, consentida. Sin darse cuenta, su vida ha sido buena, ha sido bonita, y todo ocurre mientras ella lo disfruta.
Buenas tardes @monicaeqj
Veo que ha mejorado mucho en los artículos que nos está presentando de un tiempo a esta parte, es por ello que en este artículo le votará directamente la cuenta @cervantes
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Muchísimas gracias por el apoyo y por motivarnos a cada día ser mejores. @don.quijote @cervantes
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