¿De quién es el deber de Educar?-serie sobre Educación #2

in educacion •  6 years ago 

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En el artículo anterior hablábamos de “los tres protagonistas de la Educación”. Pretendo ahora comentar algunas anécdotas positivas o erradas de la educación.
En cierta oportunidad oí el comentario de un controlador aéreo sobre la causa de los accidentes aéreos y me decía que, solamente había un 5% de accidentes que ocurrían por fallas mecánicas fortuitas e inevitables, pero el resto, ese gran porcentaje, se debía a impericia o errores humanos, tanto de personal de cabina, personal técnico que revisó el avión o, en última instancia técnicos que realizaron una mala reparación, montaron una pieza defectuosa o en última opción de la línea de acción, una persona en el taller de fábrica del avión o de alguna pieza del avión, que empleó un material o pieza que no cumplía con las normas especificadas para el trabajo que iba a desempeñar. Pero en definitiva: “error humano evitable”.
En contraste a esta posición, también recuerdo haber leído de un piloto militar que sobrevivió a una caída en combate, al eyectarse del avión en llamas se desmayó, pero al despertar se encontró en tierra, entre unos matorrales, a un lado del paracaídas extendido en el piso. Una vez vuelto a su base, este piloto fue a visitar el hangar donde se equipaban los aviones y preguntó por la persona que había doblado su paracaídas. Al ponerse de pie una mujer en medio del grupo, fue, la abrazó y llorando le dio las gracias por haber hecho tan buen trabajo. Gracias a ese detalle, podía él estar allí dándole las gracias y decirle que le debía la vida.
Sin embargo, como mencionamos, nos encontramos con un pequeño porcentaje de accidentes aéreos que se deben a cosas fortuitas. Ejemplo de ello es el acuatizaje obligado en el Hudson, el 15 de enero del 2009, de un avión A320 de US Airways, con 155 personas a bordo porque una situación inesperada cambió su rumbo: una bandada de aves se atravesó y fue absorbida por los dos motores del avión, dejando al avión sin energía de vuelo.

El tema fue inspiración para una película de Clint Eastwood ; Sully (2016), donde Tom Hanks encarna a Chesley (Sully) Sullenberger, el capitán que evitó lo que parecía una tragedia segura. Curiosamente, este hombre, de héroe pasó a ser juzgado duramente por sospechas de inoperancia en su decisión – demostración de los investigadores de que la mayoría de los accidentes tienen causa humana, hasta que en el juicio que se le hizo se comprueba que no había otra solución y verdaderamente fue una decisión magistral.
Otro caso famosamente parecido, aunque por circunstancias distintas, es el caso de la nave Apolo 13 y también tema de una película. En ese caso, la tripulación logra, con la ayuda también del personal en tierra de la base en Huston y una conducta profesional al extremo, después de sobrevolar la superficie lunar y utilizar el empuje de la fuerza centrífuga que les dio la circunvolución a la luna para devolver dicha nave averiada a la tierra.
Ahora, nos podemos hacer una pregunta importante sobre la educación. ¿En cuántas oportunidades hemos sido testigos presenciales, o hasta protagonistas en primera persona, de acciones que se han realizado correctamente y evitado hasta una tragedia, o conseguido un éxito más allá de lo esperado, gracias a que la persona que tomó la iniciativa sabía perfectamente lo que se debía hacer?
De nuevo acudo a citar una película, pues, gracias a Dios, estos temas han dado pie a realizaciones filmográficas, que sirven de inspiración para que otras personas se motiven a estudiar y buscar dar lo mejor, como es el caso de la película “Manos Milagrosas”.
Basada en la historia real del Dr. Benjamin Carson, cuenta su historia de niño padeciendo bulling, cómo apoyado y motivado por su madre, supera todas sus limitaciones y despunta en el mundo de la neurocirugía, como el más grande de su especialidad desde los 33 años, por incluso arriesgarse a inventar métodos de cirugía jamás realizados.
Dicha película ha servido para realizar talleres motivacionales en escuelas, tanto primaria como bachillerato, para despertar en los alumnos la búsqueda de la excelencia.
Por contraste, ¿Cuántas veces también hemos fallado o visto fallar a alguien por falta de preparación suficiente para su desempeño? ¿Quién tiene la culpa, la educación o los educadores?
Por eso el titular de esta sección ¿Quién tiene el deber de educar? Pareciera que la respuesta es simple, pero no es así. Claro está que en el campo definido de la educación formal, pareciera que no hay otro responsable sino el maestro. Pero cuidado, no podemos poner toda esa carga sobre los hombros del educador por excelencia. La educación no se imparte sólo en la escuela, eso estamos claros. Además, ¿Quién pone la diferencia? Estamos conscientes que la educación – formal o informal – es quien marca a la persona desde niño a ser cada vez mejor en su ascenso hacia la hombría. Pero, no están contestadas las dos preguntas de este párrafo, ameritan un mayor espacio para responderlas. Porque ni siquiera lo responde el artículo anterior de la Educación en sus tres protagonistas. Padres, docentes e hijo/alumno.
El tema, como nos podemos dar cuenta, es más complicado de lo que se piensa. ¿Cómo estudiarlo? Esta investigación amerita una reflexión profunda, pues son muy delicadas las conclusiones que se asoman ya y es necesario separar la leyenda interesada de la realidad.
Surge de inmediato otra pregunta que se intuye, ¿sobre qué basar esa investigación? Pues sencillamente buscar los casos límite de triunfos y fracasos y qué hay detrás de cada uno. Por citar un caso ejemplar de lo que hace una buena educación y sus resultados: ¿Sabía Ud. que los motores Rolls Royce fueron diseñados por un ingeniero que estaba convencido de que, si existía un excelente diseño y posterior fabricación ajustada a los cánones especificados, ese motor no debería fallar nunca? De hecho, en sus controles de fabricación, existen muy pocas fallas; bueno, es verdad que exageran y se atreven a decir que nunca fallan, pero obviando el hecho, tienen un gran record nada despreciable y se pregunta uno: ¿De dónde le procede a la “Rolls-Royce” esa seguridad en sus productos?
En consecuencias, según esto, la educación es mala y no cumple su función de hacer el mundo mejor; o incluso, la educación es la culpable de todos los problemas del hombre; o, por qué no, y aunque nadie lo ha dicho, me atrevo a decir que tenemos “una educación podrida”. ¿Será verdad?
En resumen y para aclarar hacia dónde nos movemos con este escrito. Quisiéramos desmentir la aseveración de que la Educación es anticuada y culpable, por sus fallas, de que el mundo no marche mejor. Incluso, se ha llegado a proponer la abolición de los programas e institutos de enseñanza, por ese delito que se le imputa.
Ese sería el tema a desarrollar en los siguientes artículos.

La Trinidad (Ccs, Venezuela), 5 de febrero de 2019

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