La frase de hoy me hizo recordar el daño que causamos y vivimos desde niños, aparentemente parece que pasa de generación a generación, pero ese mal hábito de comparar a los hijos entre ellos, con amigos, con familiares es una de cicatrices más grandes que quedan gravadas en nuestras mentes.
Frases como: no te pareces a tu hermana, ella es mejor que tú aprende de ella, mira como tu compañera de clase saca buenas calificaciones, aprende, busca ese tipo de amistad y muchísimas otras más.
Empezamos a crecer bajo la sombra de otras personas sin entender que cada quien tiene su propia vida, ¿Cómo se puede desarrollar tu personalidad si vives comparándote con otras personas al grado de creerte insignificante? Nuestras mentes tienen una lucha constante con todo lo que te rodea, que el cuerpo de ella es mejor, que a ella si le queda bonito ese vestido, esa casa es bellísima, como quisiera tener una así, la vida de tal o cual es envidiable, DIOS, son tantas comparaciones que no encontramos nuestra propia vida.
Personalmente pienso, cada persona tiene su talento, su especial belleza, la vida no admite monotonía, el alto le gusta la pequeña, el flaco busca una gordita, el rico mayormente se enamora de una chica humilde o viceversa, para muestra un botón: muchas mujeres hermosas van acompañadas de hombre que físicamente son, no voy a decir feos, porque discrimino… son diferentes.
Nunca te compares con los demás, tu eres única(o), cuando entiendas que es así, todos verán tu belleza.