Un niño autista en una escuela tradicional

Desde mitad de septiembre llego a mi salón una bella niña autista llamada Marina, esta niña a la cual no sabía cómo tratar, se convirtió en un reto para mí pues se trataba de una niña autista.

El primer día de Marina en la institución fue turbulento para algunas personas. Sus dos primeras horas fueron normales, trabajamos, pintamos y desayunó. A la hora del recreo, la niña salió y estuvo jugando con su hermano en la cancha de la institución.

Yo estaba cerca observando su comportamiento y cómo se relacionaba con los otros niños y niñas de la escuela.
De repente la niña salió corriendo, su hermano y yo corrimos detrás de ella y vimos que subía las escaleras de la antigua dirección mientras nosotros íbamos subiendo detrás de ella, hasta que la niña llegó al borde del techo. A su hermano le dio una crisis al ver a su hermana en ese lugar. Mi corazón se paró literalmente. Controlé al niño y para poder controlar a la niña me salté al techo y jugando con ella logré que se alejara y me abrazara para poder retirarla del techo. Cargué a la niña, bajé con ella las escaleras y se la entregué a la psicopedagoga del colegio. Me fuí a la dirección y me desplomé en llanto y todo mi cuerpo comenzó a temblar, pues pensé que la niña se iba a lanzar. Creí que la institución no estaba apta para la niña, veía el peligro en todos lados.

Poco a poco fuí detectando los lugares más riesgosos para la niña y a la hora del recreo buscaba a su hermano, se la entregaba y yo misma iba y chequeaba que cada lugar estuviera cerrado o vigilado por una maestra. La actuación rápida y prudente evitó un posible accidente. Para mí fue muy fuerte, pero esta bella niña robó mi corazón. La adoro Muack (un beso). Muchas personas creen que estos niños no son importantes y que al vivir en su propio mundo no hace falta integrarlos al nuestro. Yo les digo que estos niños son ángeles maravillosos y que debemos tratar de entender su mundo. Sé que no es fácil pero, con un pequeño porcentaje que entendamos, conoceremos mucho de ese mundo llamado Autismo. Sólo les puedo garantizar que esos niños tienen un corazón hermoso. Dios los bendiga a cada uno de ellos.