El taller: tú lápiz, tú cuaderno

Cierta tarde el caminante llegó en busca del abuelo; estaba enamorado de una joven y no sabía que palabras enviarle en una nota. Caso curioso en esos momentos tenía un lápiz y su acostumbrada libreta de apuntes; era pequeña, pero allí grababa los datos y pensamientos que creía debía recordar. ¿Qué te trae por aquí, muchacho? -Fue la pregunta- sabes, -contesto el muchacho- estoy enamorado y no sé qué escribir, en una nota que quedé de enviar por debajo de la puerta, esta noche a las 8.

Con una sonrisa, el anciano, le mostró el lápiz con el que escribía diciéndole: este lápiz de grafito es mí mejor herramienta junto a una hoja de papel, con él llevo mis cuentas y también anoto las pistas de las historias que se me ocurren. Veo que estas sobre el tiempo; van a hacer las seis, te voy a regalar una hoja y, a prestar mi lápiz; sólo escribe que es lo que más te gusta de esa joven que te trae tan atontado, improvisa, quizás la pasión del enamorado te lleve a un instante de inspiración sublime.

Pero, en adelante haz el hábito de siempre cargar un lápiz, con goma de borrar, un sacapuntas y hojas o una libreta; cualquier idea o historia que escuches, escribe una estrofa, luego en casa le das vida y forma. Pero ten presente que todo lápiz siempre tiene 5 cualidades básicas: 1. Con él puedes crear – iniciar un gran proyecto. 2. El grafito será como tú corazón que está alerta y dará el salto cuando algo te guste. 3. El sacapuntas es doloroso para el lápiz, quiere decir que abra ideas que no te gusten a ti o a los demás.

4. Y el borrador es para rectificar; que equivale a pedir perdón o excusarte cuando te equivoques. 5. Nunca lo uses para dañar a nadie con palabras que degraden u ofenda a nadie. ¡Ah, y siempre pídele al espíritu divino creador, que te revele lo que él quiere que sepas o compartas, para dar aliento o para admirar. Y así, el corazón del caminante se convirtió en su taller