_{1.- Sí, estábamos todos en la ducha.}

Escepticismo a flor de piel

Todos nos identificamos por alguna actividad, gustos, miedos e interés en especial. En ocasiones, nuestros familiares y amigos ya saben con certeza qué regalarnos en navidad, porque desde pequeños hemos conservado algunos gustos. Pero cuando lo recibes, ya no sientes la misma sensación que hierve tu pecho al momento de verlo

¿Será que ya no me interesa lo material? Tal vez es esa típica melancolía navideña...

Ahora, estas son situaciones que nos orillan a descubrir que estamos cambiando. Ya no somos ese típico chiquillo aficionado al fútbol con todo el cuarto tapizado de su equipo favorito. ¿Pero por qué esperar para darnos cuenta de que ya no somos los mismos? Tomemos acción y descubrámoslo hoy mismo.

¿Por qué desperdicié tanto tiempo haciendo "X" cosa?

Preguntas incomodas

_Fuente

Un cambio nunca va a ser sencillo, mucho menos de mentalidad. Los únicos seres en el mundo a los que les encanta el cambio son a los bebés. Llevar popo frotando en tu trasero todo el día no ha de ser lo más cómodo...
Si queremos cambiar, debemos estar conscientes de ello, esto será incómodo y, hasta cierto punto, vergonzoso. Pero ¡hey! Nadie se tiene que enterar, esas preguntas nos las haremos en la intimidad de nuestra mente. Ese lugar en el que no tenemos que quedar bien con el de lado. Si sentimos comezón en alguna parte de nuestro cuerpo, simplemente nos rascaremos, porque nadie estará ahí para juzgarnos.

¿Cómo podemos cambiar de mentalidad si no cuestionamos la que ya poseemos?

Es momento de la verdad, hagamos una lista de las creencias más importantes de nuestra vida:

• Amor
• Sexualidad
• Religión
• Aficiones
• Trabajo

Respondamos de la manera más sincera posible. Sin embellecer respuestas, ni dar explicaciones que ni nosotros nos creemos. Se trata de dar un paso firme hacia un probable cambio de mentalidad, no de quedar bien.

Hagamos esto por nosotros. Veámonos en el espejo de las personas que estudiaron una carrera de 4 años y solo para darle gustos a los padres. Las que alargaron esa relación toxica solo para evitar “el que dirán”. O las que modificaron sus gustos con el fin de caerle bien a los demás. Respetemos el tiempo. Valoremos nuestra vida. Es momento de cuestionarnos si en realidad queremos desperdiciar el tiempo continuando con una pareja que nos da más desgracias que felicidad, estudiando algo que no nos apasiona, rodeándonos de personas que ni siquiera nos conocen. Cuestionémonos.

Por lo pronto, queremos leer tu opinión:

• ¿Cuándo fue la última vez que refirmaste tus creencias?

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