^{DE POLÍTICA}

Hemos tenido notables libros escritos por gobernantes del pasado. Así “Venezuela. Política y Petróleo”, escrito por Rómulo Bentancourt, quien se metió a fondo en la investigación petrolera, llegando incluso a aprender el ingles, para entender la filosofía y visión económica del imperio norteamericano, que siempre ha tenido el petróleo como uno de los recursos fundamentales para su desarrollo, en todo los sentidos.

El otro, que tuve la oportunidad de leer en mis estudios de bachillerato en el liceo Rómulo Gallegos, fue el “Andrés Bello” del doctor Rafael Caldera, expresidente que expresaba un respeto, no sólo por la figura ejemplar que representa Andrés Bello, poeta y maestro del libertador, sino por ser uno de los juristas más universales que hemos tenido, autor de los fundamentos de la constitución chilena.

¿Y qué decir de “Los Cuentos del Arañero” de Hugo Chávez Frías? Simple anecdotario de vivencias, de creencias y de sentimientos, sin que tenga el rigor, la consistencia y belleza de la obra “Andrés Bello“ de Rafael Caldera. El poder no define el talento de una escritura, son pocos lo que lo alcanzan como el gran Julio César en sus Guerras de las Galias.