He querido pasar tiempo a solas muchas veces, sólo camino, y me centro en conseguir un espacio que me permita estar sólo conmigo, que no sea mi casa, porque las visitas suelen romper con eso, y no es algo que me gusta, no me agrada que me interrumpan, sobre todo si intento pensar profundamente.
Salgo a caminar, sin teléfono ni nada que permita ubicarme, no dejo ningún rastro, sólo digo en casa, "ya vuelvo" y me voy. Suelen pasar algunos minutos, antes de que consiga ese espacio para estar sólo conmigo, antes de que alguien llegue a hacer alguna pregunta acerca de una dirección, por ejemplo.
Algo he notado, hace unos diez años era normal que en cualquier momento, en cualquier espacio, te preguntaran la hora, sin embargo ahora prácticamente nadie lo hace, porque todos tienen un teléfono literalmente a la mano y puede saber del tiempo cuando y donde sea. Algo que era muy común anteriormente, cuando los teléfonos móviles no lo eran tanto, claro está.
Salir sin la presión del tiempo, sólo buscar un espacio donde sentarte sin necesidad de ver la hora, sin tener que estar pendiente del teléfono ni nada parecido es muy tranquilizador, es reconfortante, te hace distanciarte de tu realidad por un instante y permite que puedas ver mejor el contexto. He descubierto grandes cosas de mí ante esta realidad, algunas buenas, otras no tanto.
También he notado que he empezado a disfrutar mucho más mi soledad, el no estar rodeado de personas, animales, o cosas, sólo un árbol y la brisa, es suficiente para estar tranquilos en ese momento. No digo que tener sea malo, en lo absoluto, me gusta tener lo básico, las cosas necesarias para vivir dignamente, pero a veces nos centramos tanto en conseguir, en buscar, en llenarnos de cosas que con mucha frecuencia son realmente inútiles, y terminan más bien por estorbar.
A medida que avanzamos en edad vamos tomando conciencia de cosas que son realmente más importantes, nuestra tranquilidad, por ejemplo, eso no tiene precio, y no sólo tranquilidad en casa, porque no hagan ruido ni dentro de casa ni los vecinos, sino la tranquilidad mental, y esta no se puede conseguir de una manera distinta sino teniendo estabilidad en lo emocional, y a su vez esta te la propicia el tener un poco más de lo básico para tu sustento.
Por lo tanto, quiero regalarme esos momentos de tranquilidad y soledad, cada vez que pueda, porque en ese momento encuentro cierto equilibrio, lo cual es de suma importancia.