Errores que pasan factura

Cuándo en la familia se programaba reunirse a celebrar, se iniciaban una serie de llamadas y de movimientos claves y logísticos. Sin embargo nuestros mayores a veces tenían olvidos u omitían algo de la planificación; como por ejemplo, llevar la cruceta para cambiar una llanta pinchada o unos fósforos para crear la llama, si se iba a hacer asado. Santiago Ramón y Cajal, dijo que “lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia”

Escuchando a la presentadora Oriane Fléchaire en su documental en -Filo News - me llegó a la memoria los errores de mis familiares ya relatados; y conecté cuando ella nos invita a hacer introspección sobre los errores que cometieron italianos, españoles y estadounidenses, relacionados con la pandemia actual; y se habla de esos países, porque son los que más han cobrado victimas mortales. En enero de este año 2020, ya se presagiaba lleno de incertidumbres, la -OMS- ya estaba enviando informes de los sucesos que estaban ocurriendo en China con el corona virus. Pero dice el informe que, el gobierno italiano, llegó a pensar que no llegaría a Europa.

No se paró el comercio, no se cerraron fronteras, y una final de futbol entre un equipo italiano y uno español, genero un movimiento social multitudinario; y el virus ya estaba corriendo libremente en esas dos naciones. Sobre el 20 de marzo, China ya había dado ejemplo de crear carpas-hospitales ambulantes, sólo para los contagiados del virus; ya había cerrado colegios y aislado a las personas mayores; mientras los gobiernos en mención analizaban, si lo hacían así o no; el enemigo estaba penetrando en los pulmones de los ciudadanos; la peor parte le está tocando a norteamérica… mismos errores…

En la semana mayor del calendario gregoriano, en los templos no se están congregando vivos; los cientos y miles de cadáveres esperan turno en las casas de oración para que les den bendición y sepultura. Las palabras del político español Francisco Cambó, hoy suenan como una profecía: “Hay dos maneras de llegar al desastre: una, pedir lo imposible; otra, retrasar lo inevitable”