El padre Juan retornaba de su reunión semestral del Vaticano, y en el avión le toca una muchacha joven muy bella y simpática, tambien Venezolana y entre las conversas y el compartir en un vuelo tan largo la muchacha de nombre Fernanda le dice:
Discúlpeme, Padre, le puedo pedir un favor?• Claro, Fernanda, qué puedo hacer por ti? .
Compré un Secador de Cabello sofisticado, maravilloso y muy caro.
Y realmente sobrepasé los límites de la declaración y estoy muy preocupada por lo que pueda pasar en la aduana y de verdad en Venezuela no se consigue este aparato y lo más seguro que el guardia me lo decomise. ¿Será que Ud. podría llevarlo debajo de su sotana?
Claro que puedo, hija, pero tú debes saber que yo NO Puedo Mentir..!!!! Tranquilo Padre!!! Ud. tiene un rostro tan honesto que estoy segura que ellos no le harán ninguna pregunta.
Fernanda procede a darle el secador.
El avión aterriza y cuando el padre Juan se presentó en la Aduana, le preguntan:
La bendición Padre, tiene algo que declarar?
El padre prontamente respondió: -Desde lo alto de mi cabeza hasta mi cintura, no tengo nada que declarar hijo mio.
Encontrando la respuesta algo extraña, el fiscal de Aduana preguntó: ¿Y de la cintura para abajo, qué es lo que Ud. tiene?
Tengo un equipo maravilloso, destinado al uso doméstico en especial para las mujeres, pero que nunca ha sido usado... Muerto de risa, el fiscal exclamó, Puede Pasar, Padre!
Moraleja:
La inteligencia hace la diferencia, no es necesario mentir, basta con escoger las palabras correctas para seguir tu camino!
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