EL BUSCADOR
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Ya hemos comentado que el Buscador de la Verdad persigue conocer La Verdad Absoluta, la cual posee una Realidad Primordial y Superior que supera las realidades menores y relativas.
Estas personas pasan habitualmente por un ciclo de desarrollo que involucra un nacimiento de la búsqueda, una juventud de la búsqueda, una madurez y una muerte de la búsqueda. Siendo esta muerte un cambio de estado de las tinieblas a la luz, para terminar la búsqueda y empezar algo nuevo.
El Nacimiento de la Voluntad de la Búsqueda.
El nacimiento de la Búsqueda de la Verdad inicia en la mayoría de las personas de formas y grados diferentes, pero hoy en día se manifiesta, a veces, como una inquietud, una reacción, una curiosidad, un llamado interno, un despertar.
Este nacimiento puede estar acompañado por una insatisfacción general ante las respuestas que posee sobre las preguntas trascendentales de la Esfinge: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?, e inicia como una búsqueda de conocimiento por todas partes, “debajo de las piedras o en continentes lejanos”.
En ocasiones este despertar puede proceder como un acto reflejo ante el desorden del entorno moderno: ¿Cuántos no hemos sentido que el mundo actual despliega una naturaleza de desorden, caos, irregularidad, y en líneas generales se presenta a nuestros ojos como una rareza sin sentido, a la cual respondemos muchas veces con insatisfacción y desprecio? Los buscadores intuyen que tiene que “haber algo más”.
Desde hace un tiempo en nuestra civilización estamos demasiado imbuidos por las sugestiones e influencias de un mundo moderno que ha perdido toda regularidad y legitimidad por su desconexión con los Principios Superiores, y sin embargo, se presenta como lo único verdaderamente valido. No obstante, muchos que quieren enderezarse ante este desorden se pierden y extravían en la trampa del mundo, por estar inadecuadamente orientados y seguir sus deseos, por sobre La Verdad.
Otras veces este nacimiento puede surgir luego de atravesar circunstancias difíciles, que mueven a la naturaleza humana a obtener paz, alegría y satisfacción en un orden más elevado. Cuales quiera que sean las circunstancias particulares de cada búsqueda y cada buscador, debemos recordar que hay tantos caminos para la búsqueda de La Verdad como hay individuos en el Universo, y por lo tanto cada quien iniciara la búsqueda de acuerdo a su naturaleza, cualidades y condición particular.
Podemos adelantar que este nacimiento de la búsqueda proviene de la naturaleza primordial del ser humano, que la tradición medio-oriental denomina Fitrah, es la disposición con la cual cada quien actúa.
Un buscador de la Verdad debe saber que está siendo convocado por un Principio Superior que le rebasa, y hará bien en obedecer esa inquietud interior en lo mejor de sus capacidades, tomando el asunto con la mayor seriedad posible. Entendiendo que esta búsqueda que lleva hacia los Principios Supremos, volvamos a repetirlo: se “trata de las cosas más formidables, en comparación con las cuales todo lo demás no es más que un juego de niños."
Juventud Mental de la Búsqueda.
La juventud de la búsqueda se caracteriza por una expansión del horizonte mental, y por una exploración de fuentes de conocimiento de diversos indoles.
Trabajo que es más complicado en cuanto más avanzada en el tiempo moderno sea realizada esta búsqueda. Un joven buscador de estos tiempos modernos potencialmente se dirige a Internet, a librerías especializadas o pensadores que respeta de su entorno social y académico.
El desborde de información disponible de fuentes diversas, desordenadas y poco confiables deja a la mayoría de los buscadores más desorientados que al inicio. La Verdad se encuentra combinada con la mentira y las pretendidas “autoridades de conocimiento” poseen una versión relativa y sesgada. Hay más autores y libros de estos temas que granos de arena, todos sostienen un “clásico”, y nunca falta un amigo que leyó y recomienda algo.
La contradicción esta por todas partes, y las fuentes originales perdidas en las noches de los tiempos, todo es una traducción o un comentario. Todo aparece como incompleto o inconcluso. El conocimiento esta fragmentado y mezclado, en un enredo de sincretismo que convierte la búsqueda en un oscuro laberinto y una constante confusión.
No esta a la vista una sola fuente clara e incontestable para todos, y la Verdad Absoluta a la cual adherirse al inicio de la búsqueda se encuentra escondida porque los Textos Verdaderos y su lenguaje simbólico chocan y están velados para la mente moderna.
Aún más difícil es reconocer un individuo vivo en nuestra vecindad que haya efectivamente penetrado estos velos y pueda dirigirnos hacia la fuente que sea una síntesis integral adaptada a nuestra naturaleza. Por esto durante la juventud de la búsqueda debemos tener cuatro disposiciones importantes que ayudaran al buscador a atravesar este difícil comienzo para llevar sus esfuerzos con seguridad:
Cuatro disposiciones Importantes
Primera Disposición: Ser sanamente escéptico.
Un Buscador de la Verdad se aproximará a todo conocimiento que se le presente por primera vez con cierta duda. No quiere voluntariamente vivir en la mentira ni en el error. Y como La Verdad es lo único que le importa, se ocupa de desenmascarar lo falso ahí donde lo encuentre.
Ser sanamente escéptico con nuestras creencias pasadas e inculcadas por profesores, familiares y costumbres en las que hemos nacido. Porque quizás nuestros familiares y nuestro entorno se encuentran en el error. Evitar las falacias, especialmente la falacia de la mayoría: El hecho de que un gran numero de personas este convencida de algo no lo hace verdad.
Dudar sanamente no es llegar nunca al extremo de nunca creer en nada, o asegurar precipitadamente que todo es relativo, sin haberse ocupado de buscar aquello que supera lo relativo. Los que toman esta posición terminan aquí su búsqueda, y prefieren aceptar que no hay Verdad, sin haber empezado a buscar.
Segunda Disposición: Ocuparse en la reflexión y meditación
El buscador debe reflexionar lo que se le presenta, y no de asimilar sin cuestionamientos. Todos corremos el peligro de ser un ilusionado, víctimas de la autosugestión, y de abrazar posiciones solo por seguir nuestros deseos y sentimentalismos.
En la meditación y ponderación solitaria, debe desarrollar la virtud del discernimiento y la reflexión interna. Un Buscador de la Verdad lo encuentras a menudo pensativo, reflexivo, silencioso. Caminando dubitativo considerando toda posibilidad, todo escenario, escudriñando la naturaleza de las cosas, y siendo el principal cuestionador de sus creencias.
Este es un peso intelectual cuya carga pocas personas están dispuestas a llevar al inicio de la búsqueda. Muchos ven en esta actitud como unas “ganas de complicarse la vida”, o de no atender asuntos más urgentes, inmediato y pragmáticos.
Los que prefieren no reflexionar en nada, asumen desde entonces una existencia mediocre sumergida en la ilusión de las cosas, una tendencia hedonista de “simplemente disfrutar de la vida”, y están destinado a la decepción de todos sus esfuerzos, la perdida de lo que atesoran, y de las recompensas del vínculo con los Mundos Superiores. Porque es peligroso no saber, y la vida nos enseña que lo falso decepciona.
Tercera Disposición: Ser un constante aprendiz
Podemos considerar la Búsqueda de la Verdad como una carrera de resistencia y no una de velocidad. Ser un constante aprendiz es reconocer que necesariamente tenemos información incompleta sobre todo asunto, y siempre hay algo que mejorar de nuestra compresión racional de las cosas, porque ese justamente es una de las limitaciones de la razón. Esta limitación acaba cuando pasamos de lo racional a la identificación supra-racional con los Principios.
Estar en el error o desconocer algo no es una falla de carácter o un asunto de vergüenza, la falla de carácter está cuando la persona se contenta de vivir en la ignorancia, o no le interesa la adquisición de conocimiento para el mejoramiento propio.
Para algunos, el conocimiento puramente racional derriba las solidad bases en la que construye su mundo es algo aterrador, y por lo tanto se alejan de estas reflexiones que perciben como desestabilizadoras. Asumen que ya saben todo lo que hay que saber, o que es preferible no saber, pero en realidad lo que temen es enfrentar verdades que perturben cualquier falso sentido de comodidad y conveniencia, un mecanismo de defensa emocional.
Pero el que busca la Verdad persigue destruir la mentira, y por lo tanto morir a lo falso constantemente. No teme a buscar el conocimiento debajo de toda piedra que encuentre, aunque este conocimiento pueda reducir su mundo a cenizas.
Cuarta Disposición: Asumir la responsabilidad de nuestra búsqueda
No podemos ser perezosos en estos temas, ni dejar que otros hagan la búsqueda por nosotros, simplemente escuchando sus reflexiones y conclusiones. La reflexión es necesariamente nuestra y el trabajo interno que se requiere para elevarnos de lo racional a lo universal es nuestro. El que hace el esfuerzo recoge los frutos, cada uno obtiene por lo que se esfuerza.
Tenemos la responsabilidad de reconocer cuando caemos en una actitud complaciente con La Verdad, y de reconocer en que momento defendemos una posición por puros arraigos y ataduras sentimentales. La Verdad está por encima de nosotros mismos, y es independiente de nuestros deseos.
La búsqueda se acaba cuando conseguimos la Certeza. Y al llegar a este punto nos ocupamos no de buscar la verdad, sino de conquistarnos a nosotros mismos, recorriendo un camino hacia el éxito que La Verdad nos garantiza. Pero para poder recorrer estos nuevos caminos, primero debemos asumir esta responsabilidad de autoexamen del alma y de corrección de curso. Esto nos permite tener la mente abierta al examen de nueva información interna y externo, y estar defendidos con el hábito de la reflexión y ponderación ecuánime y sosegada.
La Madurez Emocional de la Búsqueda
La madurez emocional en la búsqueda se caracteriza por un dominio sobre lo sentimental. El buscador maduro ya posee las cualidades de humildad mental ante el conocimiento, de constancia en su trabajo de estudio y un fuerte discernimiento propio. Es poco influenciable y se aleja de los crédulos. Pero lo más importante, es que tiene sus emociones y sentimientos controlados en la Búsqueda de la Verdad.
No cae en discusiones, ni posee arraigos sentimentales a ninguna creencia. Esta parte es difícil, porque el mundo moderno es profundamente sentimental. A veces las emociones son más importantes que la razón. Cuando tomamos decisiones usando primero la emoción y el sentimiento que la razón, caemos en el Sentimentalismo. El sentimentalismo produce sesgos en nuestro discernimiento. Inclinaciones irracionales, y en el peor de los casos puede llevar al extremismo y el fanatismo.
La necesidad de sentirnos bien, de consolarnos con cierto tipo de información no debe estar por sobre La Verdad. En ocasiones podremos encontrar que La Verdad no esta alineada con nuestros deseos, o no nos hace “sentir bien” a nivel sentimental. Pero debemos estar preparados para tener la madurez emocional de alinearnos con La Verdad aunque esta inicialmente este contra nuestro deseos y predisposiciones. Con el tiempo La Verdad vence sobre esos falsos deseos y siempre consuela.
Cuidar nuestra intención.
Finalmente, cuando entramos en una Búsqueda Madura de la Verdad, debemos estar muy alertas sobre nuestra intención. Algunos buscan la Verdad por La Verdad en sí misma, e inspiran motivos nobles como es servir a La Verdad, encontrar la Liberación, discernir la falsedad y asentar la Paz.
Pero con el tiempo, a medida que las personas adquieren ciertos conocimientos y avances, pueden cambiar su búsqueda de La Verdad por la búsqueda de impresionar a otros, proclamarse eruditos, e incluso obtener poder e influencia mundanal. Los primeros son verdaderos Buscadores de la Verdad, y los otros continúan en el disfrute del engaño, en el juego de la competencia de la vida mundanal.
La Muerte del Buscador de Senderos.
La muerte de la búsqueda de senderos se caracteriza por la vinculación efectiva a una vía tradicional. Esto sería el final de la búsqueda de un camino legítimo, y el inicio de otra búsqueda donde el objetivo es aproximarse a La Verdad, complacer y estar conforme al Orden Universal de esta Verdad.
Los caminos son muchos como los radios de una rueda, pero todos nos dirigen al centro. Al final de nuestro ciclo de buscador de senderos debemos elegir el camino para nosotros y recorrerlo hasta el final. De otra forma nos encontraríamos en un continuo circunloquio y circunspección, siempre en la periferia de la rueda sin nunca llegar al centro que es nuestra meta final.
La muerte del buscador de senderos es el nacimiento del practicante de la vía. ¿Pero cuál vía es legítima y cómo vincularme efectivamente a esta? ¿Cuáles son los muchos caminos que llevan al centro y cuales otros nos alejan del centro? Es lo que exploraremos en el próximo comentario sobre: La Tradición.