Revista para adultos... (relato propio)

Estaba de rodillas frente al sagrario como acostumbraba hacer todos los días. Trabajaba en un colegio católico, que tenía una capilla en sus instalaciones y él como profesor del lugar podía llegar a ella. Era profesor de historia desde hace cinco años y además trabajaba en la coordinación del colegio, así que además de las clases ayudaba con la orientación de los estudiantes.

Era un católico muy devoto y miembro del grupo laical los Siervos de Cristo y por eso trabajaba con tenacidad para transmitir el mensaje de Dios a los hombres, ser un ejemplo de la vida de Cristo, por eso estaba de rodillas en el sagrario en aquel momento.

Interrumpió su oración para mirar su reloj, ya era hora de ir a la oficina de coordinación. Se persignó y rápidamente abandonó la capilla en dirección a la oficina. Llegó a la puerta en donde se topó con Ana la profesora de matemáticas, quien se encontraba parada en la puerta con un gesto de preocupación en su rostro:

--- ¡Ana!... que sorpresa, ¿Qué haces aquí? --- dijo.

--- Alfredo… hola, mira te tengo que pedirte un favor… --- dijo preocupada.

--- Sí, claro… ¿Qué ocurre?

--- Encontré a un estudiante de séptimo con una revista para adultos, estaba saliendo del baño y cuando pasó por mi lado se le cayó accidentalmente, … está adentro, en la oficina.

Mientras la profesora le contaba, le mostró la publicación. Él la tomó y revisó la portada, era una Penthouse, el recordaba esa publicación, había alimentado sus fantasías eróticas hace mucho tiempo atrás, recordó encuentros con amigos, con quienes se masturbaba viendo material de esa naturaleza por montón. Claro que gracias a su encuentro con Jesucristo había logrado dejar atrás todo aquello, había crecido como persona y la época en que había vivido imbuido en fantasías sexuales sin sentido, había quedado atrás.

--- Bueno, vas a hablar con él ¿no? --- preguntó él con curiosidad.

--- Ese es el problema… --- respondió ella. --- ahora tengo que irme corriendo porque tengo cita con el médico, ¿podrías encargarte tú?

--- Claro, no hay problema… yo hablaré con él. --- mostrando una actitud servicial.

--- Gracias, eres un amor… nos vemos. --- dijo ella mientras se besaban en la mejilla.

Ella se fue rápidamente dejándolo en la puerta de la oficina, él tomó la revista que le dejó y la ojeó por encima…

Pornografía y adolescentes, algo típico… esbozó una sonrisa y entró a la oficina.

Dentro de la oficina, en una silla en el medio de la sala, se encontraba un chico de espaldas a él, quien se volteó al sentirlo entrar. Su rostro mostraba una expresión de vergüenza y preocupación, había sido agarrado in fraganti en algo indebido.

Caminó con tranquilidad dirigiéndose al escritorio, se sentó mirando al chico directamente, estaba estudiándolo, éste desviaba la mirada a los lados avergonzado:

--- La profesora Ana no va a poder hablar contigo, porque tuvo que retirarse a un compromiso, lo haré yo…

El chico mantuvo la mirada de expectativa y de duda.

--- ¿Sabes porque estás aquí?

El chico respondió con resignación:

--- La profesora me encontró con una revista…

--- Exacto, una revista para adultos… --- levantó y mostró el número de la Penthouse, la abrió y comenzó a verla por encima. Vio una escena en donde una chica se encontraba con dos mozos en un establo, quienes se abalanzaban sobre ella para despojarle de su ropa y tener sexo. La escena mostraba los desnudos de una manera artística y colocada de una manera tal que no se veía el sexo de los hombres, era más Soft Porn que otra cosa, pero aun así era bastante ardiente. Cerró la revista para dirigirse al chico:

--- ¿Cuál es tu nombre? --- no conocía al chico el colegio era bastante grande con muchos estudiantes, era bastante difícil reconocerlos a todos.

--- Jonatán Aranguren…

--- Bien, Jonatán ¿Dónde conseguiste la revista? --- el profesor lo miró detenidamente.

El chico comenzó a mirar a todas partes nervioso.

--- ¿Y bien? --- insistió el maestro.

El chico lanzó un suspiró de rendición.

--- Fue un chamo de octavo, se la compré por dinero…

--- ¿Cuál es el nombre del chamo?

--- No sé su nombre, solo lo conozco de vista…

--- De acuerdo, eso lo arreglaremos luego. --- se levantó de la silla y caminó lentamente hasta situarse al frente del escritorio recostándose en el borde, quería tomar una pose de más confianza con el estudiante. --- Dime, ¿es la primera vez que adquieres material de esta naturaleza?

--- Sí. --- el chico levantó la mirada apenado.

--- Fíjate … a primera vista puede lucir como algo emocionante, pero quiero que pienses en lo siguiente, estas personas tienen relaciones sexuales a la vista de todos… ¿te parece algo correcto?

El chico lo miró con duda, no sabía cómo responder, se puso a pensar por un momento.

--- Fíjate, por poner un ejemplo… ¿tú consideras que las personas deban tener relaciones sexuales en el medio de la calle?

--- No.

--- ¿Por qué no?

--- Bueno, pienso que es algo privado …

--- Exacto, es algo privado, algo íntimo… pero no solo eso, tiene un valor mucho más profundo del que tú te imaginas…. --- Se inclinó hacia adelante posando su mirada en la del chico para mostrar firmeza en su discurso.

El chico mostró curiosidad.

--- Dime, tú vives con tu familia, ¿correcto?

El estudiante asintió.

--- Tu papá y mamá están casados y conforman un matrimonio, ¿correcto?... de esa unión naciste tú, tus papas se casaron porque estaban enamorados, ¿voy bien hasta ahora?

Asintió nuevamente.

--- Entonces tú eres el producto del amor entre dos personas, el acto sexual es una expresión de amor entre dos personas, que como consecuencia dan vida, eso es normal porque Dios nos creó así…

--- Sí, de acuerdo. --- el estudiante se mostraba tímido.

--- Ahora piensa en la revista, por lo menos en la primera parte… ¿tú crees que los dos hombres que están con la mujer están enamorados de ella?, ¿crees que ellos sienten amor entre sí?

--- No lo sé. --- el estudiante se mostraba extrañado por la pregunta.

--- Bueno… te puedo decir que ellos no lo sienten, además si te pones a ver es una banalización de un acto hermoso entre dos personas, es una vulgar explotación de los sentidos primarios, simplemente reduce a los hombres a simples animales y nada más.

El estudiante se mostró más calmado ya no sentía tanta la presión.

--- Pero además todo esto representa una fuerte degradación hacia las personas, especialmente a las mujeres, es decir… las convierten en meros objetos para el placer sexual, sin tomar en cuenta sus sentimientos, opiniones, aspiraciones y demás cosas. Esto es literalmente similar a la prostitución, ¿crees que la prostitución está bien?

--- No, no es bueno…

--- ¿Por qué?

--- Porque maltrata a las mujeres y estas venden sus cuerpos por dinero… --- la respuesta del estudiante estuvo un poco atropellada.

--- Bueno, la pornografía es exactamente lo mismo, es prostitución, solo que es audiovisual, pero es exactamente lo mismo.

Hizo una pausa, tomó un poco de aire, movió el cuello a los lados para relajarse y continuó.

--- Vamos a hacer un poco de memoria… ¿tú tomaste clases de religión aquí? --- como toda institución educativa católica, las clases de religión eran parte del contenido que se daban a los estudiantes, el chico asintió.

--- Bueno, ¿Qué cosas recuerdas que aprendiste?

El estudiante se quedó pensativo por un momento, estaba haciendo memoria.

--- Bueno… eeehhh… que Dios es amor y que nos ama a nosotros…. --- obviamente estaba dando alguna respuesta rebuscada al no poder acertar con algo específico.

--- ¡Correcto!... Dios es amor y nos ama a todos, has establecido un punto bastante importante, de hecho, es uno de los principales. Sí partimos de ese punto sería cuestión de analizar lo siguiente, si sabes que Dios nos ama a todos como un padre, ¿Qué crees que pensaría sobre ese tipo de cosas?, sobre lo que aparece en una publicación como esa que te encontraron…

--- Pues, no sé… ¿mal?

--- ¿Y por qué crees que mal?

--- Bueno porque había estado diciendo que esto era algo malo… --- se podía ver nuevamente que no sabía que responder.

--- Ofendido, triste… esa es la respuesta, porque las personas que aparecen en esta revista son hijos de Dios, al igual que nosotros y cada vez que nosotros consumimos este tipo de cosas, estamos apoyando y secundando a que otros hijos de Dios, nuestros hermanos, sean violentados, vejados, ultrajados. Dios quiere que nosotros nos amemos y seamos felices, que tornemos nuestras vidas a él.

El estudiante se quedó pensativo.

--- Además, no tienes idea de lo que hay detrás del mundo de la pornografía, muchas de estas personas se infectan de enfermedades venéreas como el SIDA o muchas veces sufren de fuertes depresiones porque literalmente las usan como objetos sexuales, degradándolas por completo… Han ocurrido casos en los cuales se ha llegado hasta el suicidio.

Él estaba al tanto de esto ya que había participado en una charla de su grupo apostólico en la cual se tocó ese tema en específico. Podía recordar de manera clara los problemas e inconvenientes que generaba la pornografía en la mente de las personas, les daba concepciones equivocadas sobre la belleza y las relaciones sexuales, además de que subía sus estándares de belleza hasta niveles fuera de lo real, lo que sembraba en las personas expectativas falsas y completamente irrealizables.

El estudiante se quedó pensativo, él consideró que ya había aprendido su lección y decidió darle fin al tema.

--- De acuerdo… mira, no estabas cometiendo una falta grave que amerite una sanción como la suspensión, en consecuencia, no va a haber ningún castigo ni reporte, pero… yo me voy a quedar con la revista, esta decomisada.

--- Pero… --- el estudiante iba a protestar.

--- Sin peros, la revista queda decomisada, puedes retirarte… y medita sobre lo que te acabo de decir, ¿de acuerdo? --- demostró autoridad para dejar bien claro su punto.

El estudiante asintió, cabizbajo recogió su bulto, se levantó y salió de la oficina. Tuvo impresión que había calado en el chico lo que le había dicho, por lo menos le había dado algo bueno en que meditar, esperaba sinceramente que el chico diese un vuelco en su vida, un vuelco que le permitiese ver las cosas de una manera distinta, como le había ocurrido a él.

Recordó el día en que supo que el onanismo era pecado y que debía luchar contra ello. Fue una lucha dura, tuvo que ir al psicólogo por ayuda profesional, poco a poco descubrió su falla, se trataba de la profunda inseguridad que tenía en su vida personal, con ayuda y asistencia, pudo superar aquello.

Aún tenía la revista en la mano, se levantó y volvió a su silla, abrió la revista para ver con más detenimiento.

Al inicio se trataba sobre una dama de alta sociedad que disfrutaba de la equitación. En una caballeriza al tomar un caballo para su habitual práctica, cuando se topó con dos fornidos mozos, quienes agarraban a un caballo, ella los contempló y les dijo:

--- ¿Y así también manejan a las mujeres?

Eso fue suficiente para que los dos mozos entrasen en acción tomando a la chica y con suavidad, empezaron a quitarle su ropa. La dama de alta sociedad estaba explotadísima y los dos sujetos con cuerpos atléticos, los tres estaban afeitados y bronceados, era la máxima exaltación de la belleza física del cuerpo humano. Los hombres comenzaron a acariciarla explorando cada parte de su cuerpo, ella no tuvo ningún problema en entregarse completamente a ellos.

Él abrió sus ojos ante aquella escena, tragó un poco de saliva y su corazón empezó a palpitar, colocó la revista en el escritorio, para verla mejor.

La dama completamente desnuda, fue cargada por los dos mozos, también desnudos, la llevaron a un mesón y allí comenzó la acción, penetrándola por todos sus orificios corporales, mostrando solo el sexo de la chica como Soft Porn.


Vaya… pensó, su respiración se aceleró, sus ojos muy abiertos estudiaron todo con detenimiento...el cuerpo de la chica, su piel limpia, suave, brillante y bronceada, sus curvas, como las manos acariciaban ese cuerpo, como exploraban todos sus rincones, como la chica expresaba en su rostro todo el placer que sentía.

Su cuerpo comenzó a bombear sangre a su entrepierna, comenzó a sentir un cosquilleo, tragó saliva y continuó pasando las páginas hasta el final de la escena, recordó aquellos días de su adolescencia en los que disfrutaba de aquellas cosas, recordó las fantasías, recordó el placer auto infligido, muy en el fondo extrañaba aquello.

Siguió pasando las páginas en las que solo había anuncios comerciales. Llegó a otra parte.

En ésta había un escenario con una gran motocicleta Harley-Davidson y parada detrás de la moto, una impactante y hermosa rubia.

Volvió a sentir una punzada de emoción, la chica estaba vestida con un bikini de color azul y tacones, y coquetamente comenzó a quitárselo mientras contorneaba su cuerpo con una mirada de deseo.

La sangre que bombeaba a su entrepierna ocasionó una erección que comenzó hacer resistencia en contra de su ropa interior, de su boca entreabierta comenzó a salir un hilillo de baba, aquello lo estaba llevando a la locura.

La chica se recostó sobre la motocicleta en la silla doble, para luego darse la vuelta y ponerse en cuatro sobre la moto, arqueaba su cintura mostrando su hermoso y bien contorneado trasero, se inclinó y con delicadeza le pasó la lengua al tanque de combustible de la moto.

Pasó la página y se topó con más anuncios comerciales, las pasó con desespero, deseaba ver más, mucho más. Entonces cuando llegó a la última sección.

En este había un coche patrulla con dos sexys mujeres, vestidas con versiones eróticas de uniformes de policía, una era asiática la otra era caucásica, posando ante la cámara.

Ooohh, Dios mío…. Pensó cuando vio aquello.

Las chicas comenzaron a acariciarse para luego, lenta y sensualmente despojarse de sus trajes y con sus macanas comenzaron a explorar cada parte de sus cuerpos, usándolas como consoladores para darse más placer, se degustaban mutuamente, lanzando miradas de deseo a la cámara.

En aquel momento de manera instintiva bajó su mano y comenzó a acariciarse la entrepierna, podía palpar el bulto que tenía en su pantalón.

¡PAM! ¡PAM!... Tocaron la puerta:

--- Augh!! --- se sobresaltó, tomado por sorpresa, tragó saliva y guardó la revista en un cajón del escritorio mientras decía:

--- Eh… eh… sí… ¡ADELANTE!

La puerta se abrió, era otro colega profesor:

--- Hola aquí estas… eh… vengo aquí a avisarte que la reunión que teníamos pautada, fue pasada para mañana, entonces vamos a poder retirarnos más temprano.

--- Ahh… sí… de acuerdo.

--- ¿Todo bien? --- el profesor lo miró detenidamente, al parecer notó algo.

La erección que tenía poco a poco comenzó a ceder, el poderoso estímulo había desaparecido.

--- Sí… sí, todo bien, es que estaba revisando unas cosas aquí, estaba muy concentrado y cuando tocaste me sorprendí… eso es todo.

--- De acuerdo, solo te avisaba… nos vemos mañana, no te quedes hasta tarde. --- dijo el profesor mientras daba un ligero saludo y se retiraba cerrando la puerta.

Se quedó sentado en el escritorio pensativo, literalmente le había pasado lo mismo que al estudiante, solo que había podido librarse de una situación vergonzosa, respiró profundo y se percató de que la erección había pasado…

Dios, vaya… ¿Qué me pasó?... pensó mientras sacaba la revista de donde la había escondido y la colocó en la mesa, luego vio la hora de su reloj…

Bueno, hoy no vamos a tener la reunión entonces puedo cerrar la oficina más temprano, vamos dándole… comenzó a recoger sus cosas y se dispuso a cerrar la oficina. Observó la revista en la mesa, la tomó, la enrolló y la guardó en su maletín, salió de la oficina cerrando con llave. Bajó las escaleras, caminó por el pasillo hasta a la entrada de la escuela y se despidió del portero. Justo ahí al otro lado de la calle divisó un basurero, cruzó la calle llegando al lugar, había un montón de basura acumulada, la alcaldía no estaba haciendo un buen trabajo de limpieza.

Disimuladamente sacó la revista de su maletín enrollada y se dispuso a arrojarla, cuando algo lo detuvo. Se quedó con la mano extendida sujetando la revista frente del montón de basura, repentinamente su mente fue invadida por las fotos de aquellas sensuales chicas, las vio a todas agolpadas, abrazándose, besándose, mirándole con deseo, sintió que le estaban llamando, su corazón volvió a palpitar, tragó saliva y miró la revista, pasaron unos segundos y entonces volvió disimuladamente a guardar la revista en su maletín, para luego dar media vuelta e irse a su casa.

Aquella misma noche se masturbó con calma mientras veía la revista, recordó el placer que sentía al hacerlo, lo recibió con añoranza, pero cuando terminó recordó porque precisamente había decidido dejar de hacer estas cosas.

A pesar de lo conflictivo de la situación y de la posterior depresión que tuvo como consecuencia de ello, la revista continuó guardada discretamente en su cuarto.