Les cuento nunca fui amante de los animales, el tener una mascota para mi implicaba mucha responsabilidad ya que necesitan ser cuidados al igual que un bebe, estar al pendiente de su alimentación y recoger sus necesidades, y eso no se me hacia muy agradable.
Hasta el día que llego este pequeñín a mi vida, me lo regalaron y lo recibí con mucho cariño, mis hijos le colocaron por nombre Blue y desde que llego a nuestras vidas se convirtió en parte de nuestra familia.
Nunca llegue a imaginar el amor tan grande que se puede sentir por una mascota, ellos siempre están allí para darnos de su amor y cariño, siempre que llego a casa puedo ver su alegría es como que quisiera abrazarme y nunca soltarme como si me dijera que me extraño mucho.
Hace poco mi pequeño Blue enfermo allí fue cuando comprendí que lo amaba y no quería perderlo, al verlo sin fuerzas y sin ánimos para alimentarse se me partía literalmente el corazón en pedazos, lloraba sin consuelo solo con pensar que el estaba sufriendo y en cualquier momento podía morir, nunca había experimentado esta clase de amor en vida, quería hacer todo lo que estuviera a mi alcance para hacer que se recuperara, gracias a Dios poco a poco y con los cuidados necesarios fue recuperándose, pienso que fue el amor que recibió de parte de mi familia lo que lo motivo a seguir luchando, hoy día esta sano y feliz, y puedo decir que las mascotas también forman parte de la familia y que nos aman sin condición.