Marte, Capítulo 3

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Capítulo 1, Capítulo 2

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Píldoras. No pensé que alguna vez me forzarían a tomar tantas píldoras. Píldoras de vitamina D para mis huesos, porque no hay suficiente luz solar. De hecho, no hay luz solar, no aquí en las cuevas. En la tierra, simplemente comeríamos algo como pescado azul o carne roja, pero aquí no tenemos eso. Así que, píldoras. Para mis huesos y otras cosas. Debo tomar otras vitaminas también, junto con suplementos minerales.

Ha pasado un mes desde que aterrizamos con éxito en Marte y nuestros suministros de alimentos frescos están disminuyendo cada día. Solo han llegado dos de las otras diez naves, lo cual es preocupante. Ya debería haber cinco. ¿No lo lograron? ¿Les pasó algo inesperado? ¿Todavía están vivos?

Pero aún hay más problemas. Nadie está durmiendo bien. Todos parecen sufrir de insomnio, pero no hay píldoras para dormir disponibles. Como resultado, la gente camina como zombies, constantemente cansada. Es solo cuestión de tiempo hasta que alguien se equivoque y nos mate a todos.

Sé que estoy siendo un poco pesimista. Pero aquí nada es como esperaba. Hay demasiada gente, el aire apesta, a pesar de ser filtrado constantemente. Es casi imposible tener privacidad, incluso estando en el baño o bajo la ducha, siempre hay alguien esperando para ser el próximo. Hay demasiada gente aquí. Esto es la Tierra de nuevo.

¿Y lo peor? Creo que estoy desarrollando un resfriado. Ugh.

Infinitamente aburrida, camino por los túneles a los que tengo que llamar hogar. La gente me pasa por un lado, yo le paso por un lado a la gente. Ninguno de nosotros le presta mucha atención al otro. ¿Por qué deberíamos? No hay nada de qué hablar, no realmente. La terraformación no se puede iniciar antes de que lleguen las últimas naves espaciales porque puede haber consecuencias imprevistas. ¿Qué consecuencias? Ni idea. No le explican esas cosas a un adolescente.

Estornudo y miles de pequeñas gotas vuelan por el aire. Supongo que estaba en lo cierto acerca del resfriado. De repente, la habitación comienza a girar, obligándome a sentarme. Pongo mis rodillas cerca de mi cuerpo y llevo mis manos a mi cara. Respira. Sólo respira.

Mi piel está caliente, siento que me estoy quemando. ¿Tengo fiebre? Un fuerte gemido escapa de mi garganta y atrae la atención de un transeúnte.

"¿Estás bien?" El hombre pregunta y se agacha a mi lado.

"No, me siento muy enferma. Creo que voy a..." No puedo terminar mi oración porque vomito sobre los zapatos del hombre. Él trata de alejarse, pero es demasiado tarde.

"Eso es asqueroso", grita. Guau. Gracias. Muy compasivo de tu parte.

"Creo que necesito un médico", susurro. Hay una segunda oleada de náuseas, puedo sentirla. "Por favor, rápido."

El hombre parece muy indeciso y más preocupado por sus zapatos que por mí. Estúpido.

"¡POR FAVOR!", Le ruego lo más alto posible, lo que llama la atención de otro hombre.

"¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no estás ayudando a esa chica?", Pregunta. Luego se inclina y me levanta, estilo nupcial. Sintiéndome muy débil, apoyo mi cabeza contra su pecho.

Por favor, no me dejes vomitar sobre él también. No quiero que me deje caer.

"¡Ella vomitó en mis zapatos!", Se queja el otro hombre.

"¿Y qué? No hay razón para dejarla allí tirada. Obviamente está enferma", responde mi héroe personal. Luego se aleja del otro hombre y me lleva hacia la enfermería.

"Todo va a estar bien. Soy Frank, ¿cómo te llamas?", Pregunta el hombre.

"Hannah", susurro.

"Estarás bien, Hannah. El doctor cuidará de ti."

Llegamos a la enfermería y Frank me coloca en una de las camas. Unos momentos más tarde, el doctor se acerca a mí, y comienza a revisar mi temperatura, presión sanguínea y otras cosas mientras Frank le explica lo que sucede. Finalmente, inserta una aguja intravenosa en mi brazo.

"Esto te mantendrá hidratada", explica. "También agregué algo contra las náuseas, pero eso te hará sentir adormecida. No luches, dormir es exactamente lo que necesitas en este momento. Parece que tienes un grave caso de gripe."

Lentamente, me adormezco.

La tos violenta me despierta. Pero no soy yo la que tose. Desorientada, abro los ojos y miro a mi alrededor. La sala que antes estaba casi vacía, ahora está llena de personas que yacen en camas que se juntan lo más cerca posible para preservar el espacio. Cuento al menos treinta personas. ¿Qué demonios?

"¡Cariño! ¡Estás despierta!" El sonido de la voz de mi madre me hace girar la cabeza hacia un lado. Está allí, sentada en una silla, con una máscara que cubre su boca y su nariz.

"¿Mamá? ¿Qué está pasando?" Pregunto.

"Ha habido un gran brote de gripe", explica."En la tierra, no sería un problema. Pero estar en el espacio ha debilitado el sistema inmune de todos. Al mismo tiempo, el virus de la gripe parece haber mutado un poco, probablemente debido a la radiación. Se está extendiendo extremadamente rápido, lo que ves aquí no es ni siquiera la cuarta parte de la gente enferma."

Me siento con náuseas de nuevo, pero esta vez no es por la gripe. Lo que mi madre está describiendo suena como una epidemia.

"¿No se supone que los filtros de aire se encargan de esto?"

"Parece que los filtros de aire no pueden filtrar todo." No puedo ver por completo el ceño de mi madre debido a la máscara, pero sus cejas transmiten sus emociones perfectamente. Un ruido capta nuestra atención. La gente grita. Viene de fuera de la habitación. Y se acerca.

Con un fuerte golpe, la puerta de metal se abre y choca contra la pared. Un grupo de tal vez veinte personas está entrando lentamente a la habitación. Tienen cuchillos y cuerdas. ¿Qué está pasando?

"Todos los que no están enfermos deberían irse ahora", proclama una mujer. "Es por su propia seguridad."

"¿Qué pasa con los pacientes?", Pregunta mi mamá.

"Ellos representan un peligro para todos nosotros, nos desharemos de ellos. No podrán transmitir la enfermedad si están afuera."

Espera, ¿qué? ¿Esta mujer realmente está planeando echarnos porque tenemos gripe?

"¿Estás completamente loca?", Replica el doctor "Estos son mis pacientes. No van a ir a ningún lado."

"Estoy en desacuerdo. Todos vamos a morir si no purgamos esta enfermedad. Hágase a un lado, doctor. Usted es demasiado valioso, odiaría matarlo."

"No vas a poner un dedo sobre esta gente. Solo sobre mi cadáver", dice el doctor, con una voz tan fría como el hielo.

"Que así sea", dice la mujer.

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Traducido por @kex