A veces me provoca llorar. Me siento tan pequeña en un mar de personas que van y vienen. Ninguno se percata de nada y a nadie le importa su entorno. Nos convertimos en un montón de robots que corren día a día atrás del sustento.
Pero no lloro. No lo hago porque apesar de todo he aprendido a maravillarme con las pequeñas cosas de la vida. He aprendido a ser luz dentro de mi propia oscuridad.
Esta flor me recuerda a eso, ser diferente. No importa si pareces tener el mismo color que todos los demás; eres único. No permitas que nada ni nadie te opaque.