Miro, observo, y cuento cuentos con imágenes. Cuando no se pueden unir palabras o se pierde la ortografía quedan las imágenes en secuencia para contar los hechos, una cámara basta para capturar las palabras que luego contaran la historia de aquello que sucedió. Detener el tiempo es imposible pero congelarlo es cuestión de técnica. Allí entro yo, cámara en mano, cualquier cámara, decidido a que cada cuadro tenga sentido justificado por el siguiente y el anterior para construir un álbum que de principio a fin atrape, intrigue y deje su propia moraleja.
El lenguaje escrito, oral o figurativo solo busca comunicar mientras que la forma se encarga de perpetuar el mensaje. Por ello, no es solo reunir una secuencia que señale e indique: la meta en todo momento es conseguir sumergir al receptor en la historia misma, al punto que sea su propia interpretación parte del mensaje. Esto provoca algo único, la triada de la realidad, la percepción y la interpretación. El único resultado a esto es la emoción, sin ella, solo se trasmite información, fría y carente de alma alguna.
Galeano se atrevió a decirlo en su momento, "no estamos hechos de átomos, estamos hechos de historias" por eso aquí estamos, yo cámara en mano dispuesto a contar mi historia, la tuya, la nuestra.
Si quieres saber como...
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