Abre lentamente los ojos y ve un frasco de aspirinas y un vaso de agua en la mesilla de noche.
Mira la habitación y descubre que su ropa está sobre la cómoda, bien doblada, con una camisa limpia encima. El dormitorio está inmaculado. En la mesita de noche hay una nota que dice: "Cariño, tu desayuno está en la cocina. Te quiero".
En la planta baja, encuentra sus cereales favoritos, croissants, zumo de naranja fresco y café recién hecho esperándole, junto con el periódico de la mañana, y su hijo de 15 años, que está terminando su propio desayuno. Dime, hijo", le pregunta, "¿qué pasó anoche?".
Bueno, dice el chico, llegaste a casa tan borracho que ni siquiera sabías tu nombre. Estuviste a punto de romper la puerta, luego te pusiste enfermo en el pasillo, después tiraste los muebles y, cuando mamá intentó calmarte, creíste que era la policía, así que le pusiste un ojo morado".
"¡Cristo!", dice el hombre. "Entonces, ¿cómo es que mi ropa está doblada, la casa está ordenada y mi desayuno está listo?
'Cuando mamá te arrastró al dormitorio y trató de quitarte los pantalones para meterte en la cama, le gritaste: "¡Quita tus sucias manos de encima, puta, estoy casado!"'
Rachel Cook