Luego de las ventiscas y los tiempos fríos y difíciles de diciembre y enero, el conductor logra detener el auto, una vez parqueado descansa de la dura travesía para llegar a casa; sus ojos se fijan en las gotas de agua que penden de una débil rama; descubre que la vida sigue adelante, manifestándose en una sola gota, queriéndole decir que todo termina pasando, lo importante es la aventura de cada minuto explorado o de cada gota bebida.
La vida y su milagro, tan a la vista para quienes se detienen y la observan; ya lo dijo Deepack Chopra: “¿qué puede ser más milagroso que la vida misma?” Para el conductor observante fue una revelación fugaz esta escena natural y le señalo que los pequeños y también grandes logros requieren de tiempo para que todo se manifieste.